domingo, 11 de septiembre de 2011

Los sueños sin acción, cuentos son.


Si ustedes se mantienen unidos a mí, yo me mantendré unido a ustedes. Ya saben que una rama no puede producir uvas si no se mantiene unida a la planta. Del mismo modo, ustedes no podrán hacer nada si no se mantienen unidos a mí. El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada. Al que no se mantenga unido a mí, le pasará lo mismo que a las ramas que no dan fruto: las cortan, las tiran y, cuando se secan, les prenden fuego. Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan. Juan 15:4-7

Siempre que me pongo a pensar en mi futuro, se me vienen a la mente miles de proyectos, ideas y sueños que quiero cumplir. El problema empieza cuando me pregunto: ¿Cómo los cumpliré? Porque mis sueños no serán realizados a menos que yo no haga algo por ellos. Uno de los proverbios que más me gusta es el 12:24 “Trabaja, y triunfarás; no trabajes y fracasarás”. ¿Qué significa? Que si queremos cumplir nuestros sueños, debemos trabajar, luchar y buscar la forma de verlos realizados.

Richard M. DeVos es un hombre reconocido en Norteamérica por su dinero. Ha sido fundador de algunas compañías, y a pesar de no ser cristiano, cierta vez dijo una frase que me impactó. Él dijo “Lo único que se interpone entre un hombre y lo que quiere en la vida es a menudo la voluntad de intentarlo y la fe para creer que es posible”. No se si esto se aplique a ti, pero a mí sí. Muchas veces los obstáculos que tenemos para cumplir lo que queremos los ponemos nosotros mismos debido a no dejarlo en manos de Dios y esperar con fe.

Debes de tener la voluntad de intentarlo, debes arriesgarte, lanzarte a ir por lo que deseas. Muchos te dirán que no puedes, pero el poder de Dios dentro de ti es más fuerte que cualquier crítica u opinión hasta de los expertos. En la biblia hay cientos de soñadores, pero miles de hacedores. Hoy pareciera que hay millones de soñadores, y sólo cientos de hacedores. ¿Tú que eres? ¿Soñador o Hacedor?

Mira a Noé, muy anciano ya era cuando Dios le encargó a construir el arca. ¿Cómo iba a hacerlo el solo? Arriesgándose, intentándolo. Dios fue ayudándolo a medida que Noé más fe en Él tenía. Noé soñaba con hacer la voluntad de Dios, quería cumplir ese sueño que Él había puesto dentro de este anciano, quería luchar por eso y lo consiguió.

¿David? Hermano menor de una familia, pastor de ovejas. Dios puso en su corazón ser un gran rey. Empezó siendo guerrero cuando se enfrentó a Goliat, un gigante y él siendo tan sólo un joven. Tomó el riesgo, sin armadura y con tan sólo fe en su Señor, venció a Goliat y empezó a luchar por ser quien Dios había planeado que fuera.

Jesús afirmaba en el pasaje de más arriba que debemos de mantenernos unidos a Él para dar frutos. Para cumplir nuestras metas, proyectos y deseos, debemos depositar nuestra confianza y aprender a depender de Él para cumplirlos.

Si me dices que estos son casos especiales porque Dios antes se relacionaba de manera distinta con sus Hijos (aunque ahora su relación con nosotros gracias a Cristo es aún mejor y única comparada a aquellos tiempos), te pondré otros ejemplos fuera de la biblia.

Muhammad Ali, boxeador de hace unos años atrás. Su padre pintaba letreros y su madre era ama de casa, no tenían dinero y él era descendiente de afroamericanos por lo cual lo discriminaban mucho por su color de piel. Cierta vez, a sus doce años de edad, un policía vio algo en él especial. Algo que lo llevaría luego a su fama: un niño dispuesto a soñar. Él mismo afirma “Los campeones no se hacen en los gimnasios. Los campeones se hacen de algo que llevan muy dentro de sí mismos: un deseo, un sueño, una visión.” Si Muhammad no se hubiera lanzado a luchar por lo que quería, no lo hubiera logrado.

Pablo Picasso, pintor y escultor. Afirmaba “Siempre estoy haciendo cosas que no puedo hacer, así es como logro hacerlas”. Así que hoy te propongo intentarlo. No dejes que tus sueños sólo se transformen en cuento. Debes accionar, tienes un espíritu de valor no de cobardía así que lánzate. Háblale a Dios de tus sueños, ponte metas y con Su ayuda te aseguro que lejos llegarás. La oración y el agradecimiento son los próximos pasos, el primero es: Intentarlo. Los sueños sin acción, cuentos son; pero si de soñador, te transformas en hacedor, llegarás muy lejos en manos de Dios.




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