jueves, 8 de septiembre de 2011

Alguien tiene que bajar



Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:8

Alguien tiene que bajar, alguien tiene que ceder. Hoy en día ya no queremos ser humillados, solamente exaltados… queremos triunfos pero no queremos sacrificios, queremos fidelidad pero no somos fieles, queremos cambios, pero no cambiamos nosotros primero para ver eso en los demás, queremos ver mejor nuestra familia, pero no nos acercamos a ellos, queremos ver que todos lleguen a los pies de Cristo, pero pocos… quieren IR, pocos queremos ceder.

¿Qué estamos haciendo hoy en día por Cristo? ¿Estamos pagando verdaderamente el precio? ¿Nos estamos humillando? ¿Estamos cediendo? ¿Qué cambios estamos haciendo en nuestra vida? Tantas preguntas que hay por hacer, yo todos los días me hago preguntas, y preguntas que muchas veces ni yo sé que responderme. 

Nos molesta todo, nos enojamos, discutimos, peleamos, debatimos, dentro y fuera de la iglesia, cuando Dios nos manda a que seamos “mansos” y “humildes” de corazón. Es difícil, no miento, yo tengo mi carácter y tú (tú que lees esto) también.

Dime, ¿Cuántas personas de tu familia no han recibido a Cristo como su salvador personal? ¡MUCHÍSIMOS! Así es en mi caso también, tengo familiares que aún no quieren ese reto, y no es porque no quieran, sino que…NO CEDEMOS.

Queremos que nuestros familiares lleguen al arrepentimiento, pero nosotros no damos un buen ejemplo, no nos humillamos. Antes, cuando recién entré a la locura del evangelio, para mí era difícil, tanto por mi carácter como en mis actitudes, de soberbia, de arrogancia, de orgullo y mil cosas más que con el tiempo me fui sacando, fue como sacarme un vicio, nada fácil, pero no imposible. Yo al principio recibía mucha crítica, humillación, pero era soberbio, y hoy que comprendo la muerte de nuestro salvador le doy más significado a mi comportamiento, a mi carácter, a mis ganas de seguir hablándole a un mundo al cual Dios nos dijo ID.

No sé tú, pero yo he visto casos donde mis vecinos, amigos, familiares, casados, tienen tantos conflictos, por el simple motivo que NINGUNO (en el matrimonio) se quieren bajar, nadie quiere ceder, los dos están renuentes. Mi pareja siempre cedió a mi comportamiento y aun así lo hace, me trata con mucha amabilidad, con mucho cariño, con mucho respeto, pero yo no entendía eso, no quería ceder, quería que se hicieran las cosas como yo quería, y yo digo.  ¿Cómo pueden llegar ellos a los caminos de Dios, si somos así?. En el caso de los jóvenes (que yo sigo siendo uno de esos), con nuestros padres no creyentes, suele suceder, no queremos ceder, no queremos bajar.

Hoy en día no solamente en estos casos, sino también dentro de la congregación, pasamos por pruebas con hermanos, pasamos por cosas que quizá nosotros no provocamos y no queremos humillarnos, queremos ganar siempre, pero nunca perder con honor, con honor de saber que Dios más que los hombres saben la verdad.

El más sabio es el que pide perdón primero, el más sabio es que se humilla primero. La clave: Tienes que pedir perdón (te guste o no) tenemos que ser personas maduras, sabias, que cedamos, no vamos a caer en los mismos errores de nuestros padres, ¡renunciemos! Tenemos que bajar (ceder)
Un ejemplo claro es Jesús. Hebreos 5:8-9. Él se humillo a lo sumo (cedió), sé humillado porque luego serás premiado. Él obedecía, no te olvides del respeto, amemos a Dios, y a los hombres, porque nosotros tenemos que bajar.

Recuerda que Dios premia tu obediencia, cuando tú bajas. Si tú no sabes obedecer las órdenes vas a fracasar.

La clave es que bajes, que te humilles.

Es tiempo de decirle a nuestros familiares, cuan importantes son para nosotros, es momento de ir y ser amigos de ellos, de aquellos que aún no conocen de Dios, no de un Dios de 4 paredes sino de un Dios que quiere relacionarse con ellos, si tienes algo contra alguien perdónalo, perdonar es de valientes y los valientes son aquellos que arrebatan las bendiciones que Dios tiene, Dios espera lo mejor de nosotros, lo mejor de ti, lo mejor de mi, cedamos, humillémonos, seamos como Jesús, que a pesar de que fue escupido, abatido,  humillado, le gritaron, lo golpearon, nosotros, seamos un digno ejemplo, de decir con orgullo y con valor que sí somos hijos de Dios.

Camina, sé valiente, mientras tengas fuerzas predica, mientras tengas fuerzas demuéstrale al mundo, que con Dios sí se puede, que todo lo podemos en Él, pero dejemos de ser religiosos, seamos mansos, humildes de corazón, amemos a nuestros amigos, vecinos, familia, sean o no cristianos. ¡Busquémoslos!

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