miércoles, 31 de agosto de 2011

Monsters, Inc.


En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. 1 Juan 4:18

El temor es una de las emociones más feas contra nosotros mismos. El temor nos paraliza y nos impide crecer. ¿Cuál es mi temor? Puedes tener temor a fracasar, temor a ser rechazado, temor a que no te valoren, temor a que te discriminen, temor a no salir victorioso de alguna situación, temor a no cumplir tus sueños; entonces nos paralizamos. Preferimos quedarnos quietos a permitirnos sufrir más.



Pero debemos de tener cuidado, quedarnos quietos no es la mejor opción. Te pondré un ejemplo bíblico: Job. Job era un hombre justo, evitaba el mal, trabajador, padre de familia. Cierta vez, Job tuvo que superar una serie de pruebas. Una peor que la otra, y Job resistía y honraba a Dios. Pero Job a pesar de todo, afirmó: “Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.” Job 3:25. Se dejó ganar por el temor, y eso que él creía que la pasaría le sucedió. ¿Cuántas veces nos ha pasado lo mismo?



Tememos al fracaso, y fracasamos. Tememos al rechazo, y nos rechazan. Tememos cumplir nuestros sueños, y nos echamos atrás. A partir de hoy debes de echar el temor de tu vida, créeme que si mantienes una idea negativa en tu mente, construirás todo lo que temes y se hará realidad. ¿Cómo echar los temores y miedos que tengo? Con el amor de Dios. La canción “No me soltarás” del grupo Rojo, dice “Tu amor me quita todo temor”. Sólo Dios puede llenarnos de valor para superar lo que tememos.



Es tan simple como confiar en cada una de las Palabras de nuestro Padre. En 1 Juan 4:18 nos dice “El amor Perfecto echa fuera todo temor”. Te aseguro que para cada temor que tú tienes, hay una promesa de Dios que tiene el poder de echarlo fuera de tu vida. No dejes ya que el temor te lastime, muchas veces recuerdas tu pasado y temes a que vuelva a suceder lo mismo, que vuelvas a ser el/la mismo/a que eras, temes fallarle a Dios ¡Ánimos! “El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.” Proverbios 15:13. Tu corazón DEBE estar alegre, no dejes que eso contriste al espíritu. Porque, ¿Sabes? Dios también tiene sentimientos. Cuando tú estás triste, Su espíritu en ti se entristece. ¡Él más que nadie desea que seas feliz!



Recuerdo la película “Monsters, Inc.”, se trataba de unos “monstruos” que trabajaban de asustar a los niños. Los niños gritaban, lloraban, temían de estos monstruos. Hasta que una niña enfrentó al monstruo que la asustaba a ella, ¡y este monstruo terminó siendo el asustado! Así mismo nos pasa a nosotros, muchos “monstruos” (problemas, temores y miedos) nos haces gritar, patalear, nos asustan, nos paralizan y nos impiden crecer. Seamos como esa niña, y enfrentemos nuestros temores. Contémosle a Dios qué es lo que nos está impidiendo hacer lo que Él nos pide que hagamos. ¡El temor saldrá asustado de nosotros!



En el Salmos 112:7-8 afirma, que a quienes confían en Dios, “Nunca le asalta el temor de recibir malas noticias, pues confía en Dios de todo corazón. No tiene por qué preocuparse, ni por qué sentir miedo; hasta mira con aire de triunfo a todos sus enemigos.” Empieza a mirar con aire de triunfo a todos tus temores, minimízalos, eres superior a ellos. Haz que tus temores te teman a ti. El amor de Dios es superior a todos tus miedos, y Su poder es más que suficiente para ahuyentarlos.


martes, 30 de agosto de 2011

Adoración pura



Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, a Dios lo que es de Dios. Se maravillaron de él. Marcos 12:17


En el momento que Jesús dijo esto, me imagino que creó conmoción en medio de sus seguidores y de sus detractores. Pero, lo que quiero resaltar es que a ambos lados Jesús tocó sus corazones. Las palabras de nuestro Señor eran como miel. Esas palabras tan dulces, pero certeras, creaban que las personas se pusieran a pensar ¿Quién en verdad era ese que se decía ser el hijo de Dios?


Jesús en su más grande amor fue honesto. Jesús sabía que debían pagarse los impuestos. Jesús sabía que se debían cumplir con las leyes. Jesús siempre mostró honestidad.


Es verdad que es difícil ser honesto, pero debemos intentarlo todos los días. No hay mentira blanca, negra, roja o del color que quieras, mentira es mentira. Mentir es pecado. La verdad es lo único que no necesita defensa, la verdad se sostiene por sí misma. Es por ello que nuestro Dios ha prevalecido y seguirá prevaleciendo sobre toda corriente de pensamiento; porque Dios es el mismo de ayer, y de hoy, y de siempre.


Tenemos un Dios increíble, tenemos un Dios que nos ama de una forma incomprensible para los que no le conocen. Pero, volviendo al texto, nos damos cuenta que Jesús fue claro y sencillo en sus palabras. Con ese ejemplo quiero este día ponerte a pensar en un punto de nuestra vida.


Tú que eres líder, padre de familia, predicador, pastor o jefe te quiero preguntar ¿Reconoces el esfuerzo de las personas que están a tu cargo? O ¿Solo estás para llamarles la atención? Jesús estuvo en ambos, no sólo en uno. Jesús fue amoroso en sus palabras, pero muy directo. Claro, nosotros no somos Jesús, obviamente. Nosotros somos seres humanos imperfectos, que todos los días luchamos por agradar más a nuestro Dios. Pero, ¿Estás reconociendo todo lo bueno que las personas hacen?


Si no lo has hecho, es momento que les mandes un correo electrónico, un mensaje de texto, o mejor aún, que cara a cara se los digas. Haz que las personas se sientan queridas, haz que las personas se sientan amadas. Haz que las personas se sientan útiles. Sobre todo, demuestra con tu vida el amor de Dios.


Es verdad que se van a equivocar desempeñando sus labores, pero nosotros también nos hemos equivocado. Por eso, ¿Quiénes somos nosotros para lapidar a una persona por un error? Corrige a las personas, llámales la atención, sí hazlo. Pero, felicítalos más por lo que hacen. Jesús dijo al César lo que es del César.


No pongamos como excusa que sólo hay que buscar el reconocimiento de Dios y no de hombres, eso es verdad, no lo niego para nada. Pero, si estás liderando a un grupo de personas, reconoce que son excelentes en lo que hacen. Enséñales con amor lo que deben hacer. No seas un dictador. Sé un guía. Demuestra la paciencia que Dios tiene con nosotros. Cuenta con tus actos como Dios te ama. Así verán que Dios vive en ti.




lunes, 29 de agosto de 2011

Si la envidia tuviera olor



El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. Proverbios 14:30

Eran dos hermanos que lo habían tenido todo y ahora estaban en serios problemas económicos. Damián era el mayor y Miguel el menor. Este último continuaba agradeciendo a Dios por todas las cosas que Él le había dado día a día, mientras que su hermano, al escucharlo agradecer, se enojaba con él. Damián empezó a notar que la vida de su hermano menor era cada día mejor en su relación con Dios y que continuaba siendo feliz. Mientras que Damián empeoraba cada minuto. Así fue que la envidia comenzó.

Damián no podía soportar que su hermano disfrutaba la vida más que él, y por eso empezó a maltratarlo. Una noche Damián escuchó que Miguel le decía a Dios: “Gracias por la comida de todos los días y por la relación que podemos tener”, y al escucharlo, se llenó de furia.

Desde esa noche, en su mente empezó a convencerse de que Dios quería más a  Miguel que a él, y este sentimiento fue en aumento hasta el punto de tener el deseo de golpearlo a su hermano. ¿Todo por qué? Porque Miguel era feliz a pesar de la situación y él no. ¿Acaso no tenían Miguel y Damián las mismas posibilidades de relacionarse con Dios? ¿No habían sido criados en la misma familia?

Sabemos que Dios no hace acepción de personas, y aunque unos y otros somos diferentes todos tenemos las mismas posibilidades de disfrutar de su amor. La diferencia entre Miguel y Damián estaba en su forma de asumir el problema que enfrentaba su familia. Miguel había aprendido a ser agradecido también en medio de los problemas.

Para que la envidia no se haga parte de nuestra vida debemos estar siempre bien bañados de agradecimiento y enfocarnos en las cosas que Dios nos ha regalado. Dejemos la envidia de lado y seamos agradecidos.

Nuestra vida se fortalecerá y podremos estar contentos en la escasez o en la abundancia, sin mirar peligrosamente a otros. ¿Cómo nace la envidia? ¿Cómo luchar contra ella?

Señor, líbranos de la envidia, ayúdanos a estar siempre limpios de malos pensamientos hacia otros. Sabemos que cuando pensamos algo malo de alguien debemos confesarlo y limpiarnos para no acumular olor a envidia, danos inteligencia para saber contentarnos con lo que tenemos.


domingo, 28 de agosto de 2011

¡Confío! Pero…


Por eso me armo de valor, y me digo a mí mismo: “Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!”. Salmos 27:14

David. De pastor de ovejas a rey de Israel. De defensor de fieras salvajes que quisieran atacar su rebaño a defensor del pueblo de Dios. De humillado a engrandecido. De poeta a guerrero. ¿Te imaginas lo difícil que debe de haber sido la vida para David? Yo creo que sin duda, él no podría haber nada de lo que hizo si no hubiera dejado sus vidas en manos de Dios.

Es lindo cuando nos sentimos mal y pedimos consejería a un pastor o a un líder y nos da palabras de aliento, de ánimos, palabras que nos renuevan. Es lindo que te digan “Dios te ama, Dios te cuida, Dios quiere lo mejor para ti”. Pero, yo pregunto…¿No sería más lindo que TÚ MISMO te dijeras “Dios me ama”?. Veo mucha gente que luego de una consejería o luego de superar un problema, vuelve a lo mismo, vuelve a la tristeza y el dolor. Y déjame decir que esto no es culpa del líder, del pastor, ni mucho menos de Dios. Es culpa de uno mismo.

Sí, es fuerte lo que digo. Pero imagínate a David. Dios le decía “tú eres mi elegido, tú reinarás Israel, tú serás un gran guerrero”, yo creo que David decía “Sí Señor…(y por las noches pensaba “¡¿Cómo rayos lo haré?!”)”. Así mismo pasa con nosotros. Dios nos dice en su palabra que tiene miles de promesas, que saldremos victoriosos de todo, que somos luz y sal, pero ¿Lo creemos de corazón?

La fórmula secreta de que todos los propósitos de Dios en tu vida se cumplan, es sólo una: CONFIANZA. David, dice el salmo, que se repetía a sí mismo “Pon tu confianza en Dios”. ¿Sales a la batalla? Pon tu confianza en Dios. ¿Emprendes un nuevo proyecto? Pon tu confianza en Dios. ¿Superas tus miedos? Pon tu confianza en Dios. ¿Quieres ser bendecido? Pon tu confianza en Dios.

De ese salmo hay algo que puedo ver de forma invisible. Sí, se que estoy loca. Pero léelo bien: “Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!” ¿No te resulta extraño que lo repita dos veces y se diga a sí mismo “SÍ”? Y aquí te cuento qué es lo que veo de forma invisible. Para mí, cuando David lo estaba escribiendo, le pasó lo mismo que a muchos de nosotros: dudó. Entonces el Salmo hubiera sido: “Pon tu confianza en Dios. (Pero…pero…pero…) ¡Sí, pon tu confianza en él!”. David borró sus PEROS, tú debes de hacer lo mismo.

No pretendas ser bendecido, prosperado, sanado, renovado o fortalecido si pones PEROS en tu vida. Deja las excusas, Dios quiere bendecirte, Dios quiere prosperarte, Dios quiere sanarte, Dios quiere renovarte, Dios quiere fortalecerte, ¡Pon tu confianza en Dios! Luego de orar, luego de pedir consejería, empieza a repetirte a ti mismo “Pongo mi confianza en Dios, ¡Sí, la pongo!”. No dejes que los PEROS te quiten la bendición de Dios.


sábado, 27 de agosto de 2011

No más ataduras


Por anunciar esa buena noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado. 2 Timoteo 2:9

Cuenta la Biblia en Hechos 16:16-26 lo siguiente: “Un día, íbamos con Pablo al lugar de oración, y en el camino nos encontramos a una esclava. Esta muchacha tenía un espíritu que le daba poder para anunciar lo que iba a suceder en el futuro. De esa manera, los dueños de la muchacha ganaban mucho dinero. La muchacha nos seguía y le gritaba a la gente: “¡Estos hombres trabajan para el Dios Altísimo, y han venido a decirles que Dios puede salvarlos!” La muchacha hizo eso durante varios días, hasta que Pablo no aguantó más y, muy enojado, le dijo al espíritu: “¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de esta muchacha!” Al instante, el espíritu salió de ella. Pero los dueños de la muchacha, al ver que se les había acabado la oportunidad de ganar más dinero, llevaron a Pablo y a Silas ante las autoridades, en la plaza principal. Allí les dijeron a los jueces: “Estos judíos están causando problemas en nuestra ciudad. Enseñan costumbres que nosotros, los romanos, no podemos aceptar ni seguir.” También la gente comenzó a atacar a Pablo y a Silas. Los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los golpearan en la espalda. Después de golpearlos bastante, los soldados los metieron en la cárcel y le ordenaron al carcelero que los vigilara muy bien. El carcelero los puso en la parte más escondida de la prisión, y les sujetó los pies con unas piezas de madera grandes y pesadas. Cerca de la media noche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, mientras los otros prisioneros escuchaban. De repente, un fuerte temblor sacudió con violencia las paredes y los cimientos de la cárcel. En ese mismo instante, todas las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.”

Pablo y Silas eran fieles seguidores de Cristo. Se encargaban de anunciar el mensaje de salvación y las enseñanzas que nos había dejado nuestro Salvador por cada rincón donde podían. No importaba si tenían dinero, si no lo tenían, si tenían qué comer o si estaban hambrientos, si tenían abrigo o pasaban frío; ellos bajo toda condición anunciaban que había alguien que los amaba y que ansiaba su alma.

Como dice el pasaje, Pablo y Silas se dirigían a orar hasta que los interrumpió una muchacha con un espíritu (malo). Dime tú, ¿Cuántas veces te has sentido interrumpido en tu relación con Dios por tus problemas o tu estado de ánimo? ¿Cuántas veces hemos estado con todo nuestro corazón predispuesto para adorar a Dios y algo nos interrumpió? Te aseguro que más de una vez te ha pasado. Pero sigamos.

Aclaremos que la muchacha era una esclava, hacía lo que sus dueños le decían. ¿Y qué le decían? Que anuncie el futuro a cambio de dinero, ella no podía elegir, no era libre. Nuevamente haré una comparación, ¿Cuántas veces hemos sido atados o esclavizados por nuestros errores y equivocaciones? ¿Cuántas veces hemos tenido un dueño llamado “pecado” o “problema” que no nos dejaba actuar plenamente para nuestro verdadero Dueño, Dios?

Pero fíjate lo que Pablo y Silas hicieron y hoy aprende esta lección: ““¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas!”. Cristo te ha hecho libre, Él te ha dejado una puerta directa para que tengas una relación con nuestro Padre, ya no dejes que nada te ate. No permitas que nada ni nadie te impida seguir trabajando en la obra de Dios. No dejes que te roben tus sueños, desátate de todo problema y deja que Dios lo quite de tu vida.

Sigue la historia, y dicen que a los dueños de la muchacha les molestó tanto que Pablo y Silas la hicieran libre, ¡Que mandaron presos a Pablo y a Silas! Ellos creían que así ellos se convertirían en prisioneros y ya no podrían anunciar el mensaje de Dios. Y ese es un error grandísimo del enemigo. Él cree que haciéndote tropezar hará que pierdas tu confianza en Dios, puede ser que por momentos te pongas débil, puede ser que te dejes caer, pero nunca, jamás pierdas tu confianza en Dios porque eso es lo que te hace y seguirá haciendo libre.

“El carcelero los puso en la parte más escondida de la prisión, y les sujetó los pies con unas piezas de madera grandes y pesadas. Cerca de la media noche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, mientras los otros prisioneros escuchaban. De repente, un fuerte temblor sacudió con violencia las paredes y los cimientos de la cárcel. En ese mismo instante, todas las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.” Esto me hace pensar: el enemigo te golpeó donde más te duele, te sujetó los pies, te puso peso para que te sientas caído; pero tú, al igual que Pablo y Silas, comenzaste a orar, a cantar y a alabar a Dios y esas cadenas, esas ataduras, se rompieron: ¡Dios te ha dejado en libertad!

No sólo el enemigo te pone trabas, también te las pones tú mismo. Muchas veces no te sientes capaz de cumplir con lo que Dios te pide y te echas atrás, prefieres quedarte en pecado, con tus pocos problemas, en vez de tomar el riesgo y obedecer a Dios. Pero recuerda: ¡Jesucristo nos ha hecho libres! ¡Él nos ha hecho libres de verdad! Así que no abandonen esa libertad, ni vuelvan nunca a ser esclavos de la ley.” Gálatas 5:1. El mundo te ofrece libertad y te esclaviza, Cristo te ofrece una ley de amor y te libera. Desátate, rompe las cadenas del enemigo y las barreras que tú mismo te pones. Los problemas y sufrimientos pueden encarcelarte, pero las promesas de Dios para tu vida no están encarceladas. ¡Eres libre! Y cuando te vuelvas a sentir esclavo, ora y clama a Dios, Él no dudará liberarte nuevamente.



viernes, 26 de agosto de 2011

Honestidad y servicio



¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. Y dicen: "Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas." Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron! Mateo 23:29-32


El Señor es mi pastor o ¿El pastor es mi señor? Puede ser que este día sea un poco duro lo que leas, pero en mi corazón siento que es necesario hablar esto.


Mis amigos, la necesidad de servirle a Dios muchas veces nos lleva a cometer errores que ni cuenta nos damos. Es verdad que le debemos respeto a nuestro pastor, pero tú no le sirves a hombres le sirves a Dios. Si tu pastor dice que hará una actividad especial en tu iglesia, ¿Vas porque va a estar él? O ¿Porque quieres estar en esa actividad? Es verdad que Dios es el único capaz de pesar nuestros corazones. Pero mis queridos, al único que le debemos rendir adoración y completa pleitesía es a nuestro Dios.


Muchas veces nosotros nos preguntamos que por qué la iglesia está tan vacía si servimos tanto a nuestro Dios. ¿Será que en verdad lo hacemos para Dios? Hay una gran diferencia entre vivir para Dios y vivir de Dios.


También, quiero hacer énfasis en el vestuario. No porque andes con saco y corbata quiere decir que Dios te ocupa más y mejor. Ni porque no andes con ese tipo de vestuario Dios no te ocupa. Dios te ocupa por su gran misericordia y su infinito amor. No digo que esté mal ese tipo de vestuario. Para presentación personal está muy bien. Pero, eso no te hace mejor servidor de Dios.


Muchas veces nos hemos desenfocado de lo que en verdad tenemos que hacer. Es cierto que hay que ser sumisos, eso no lo pongo en discusión para nada. Pero, la sumisión es a Dios primero. Si primero no respetamos a Dios, no podremos respetar a nada ni nadie más. Tu líder no es tu señor para que seamos hipócritas delante de Dios. El único Señor que tenemos es nuestro Rey.


Muchas veces nos hemos justificado de nuestros errores. Incluso, decimos que en otros tiempos la situación no era de la manera en que se vive ahora. Bien lo mencionamos, eso era en otros tiempos. Cuando la Biblia dice que Dios busca adoradores en espíritu y en verdad, lo dice porque no importa el tiempo en que vivas, tú lo amarás locamente. Caminarás y verás con los ojos cerrados, sabiendo que Dios te lleva de la mano.


Pablo dice que hagamos todo como que lo hacemos para Dios. Sí, como que lo hacemos para Dios, no para que nos vea el pastor o nuestro líder. Lamentablemente, ahora tenemos tantas excusas espirituales. Pensamos que la Biblia está para darnos la razón, no es así. La Biblia está para demostrarnos cuan equivocados estamos y todo lo que tenemos que cambiar.

No seamos piedra de tropiezo para otras personas. Nuestros actos hablan más que mil palabras. Sonríe a las personas que llegan por primera vez a tu iglesia. Saluda a las personas que llegan por primera vez a tu iglesia. Hazlas sentir en casa. Hazlas sentir queridas. Que vean que nosotros también pecamos. Que vean que nosotros no somos perfectos. Demuestra que también eres débil, pero que Dios te da la fortaleza para salir adelante.


Nunca permitas que las personas nuevas o tus ovejas te vean como que no te equivocas, ese es el peor error que puedes cometer. Porque las personas no tendrán la confianza de acercarse a ti. Te verán como una persona perfecta que en lugar de ayudarlos, los juzgarás y regañarás.


Dios nos ama, pero no nos quiere hipócritas. Si eres escandaloso, ocupa eso para Dios. Si eres hiperactivo, ocupa eso para Dios. Si no te da pena nada, ocupa eso para Dios. Si puedes contar chistes, ocupa eso para Dios.


Dejemos ya de vivir de Dios y empecemos a vivir para Dios. Nada hará que Dios te ame menos. Nunca dejes de soñar.




jueves, 25 de agosto de 2011

En la prueba


Por eso, aun cuando por algún tiempo tengan que pasar por muchos problemas y dificultades, ¡alégrense! La confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se pone a prueba con el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada. 1 Pedro 1:6-7

A todos nos gusta el reconocimiento, nos gusta la gloria, la bendición, la honra el respaldo, a todos nos gusta la prosperidad, nos gusta estar sanos, felices, sin pruebas, pero a pocos…les cuesta vivir la historia, detrás de toda gloria, hay una historia, si tú ves una persona con gloria, la gloria no es de suerte, la noche no dura un minuto, a veces la noche se alarga y detrás de todo éxito hay una prueba. Detrás de toda gloria hay una historia, la gente ve la gloria pero no conoce la historia.

La prueba: dice Proverbios 17:3 “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro”  el oro y la plata, el fuego los prueba y Él Señor prueba el corazón del hombre. El oro se prueba, la plata se prueba, el corazón se prueba. ¿Quién prueba el oro? El oro lo prueba el fuego, ¿Quién prueba la plata? El fuego… pero, ¿Quién prueba el corazón? Dios.

Nos han enseñado a muchos, que Dios no prueba, que si estamos en tribulación  es culpa del diablo. Una vez encontraron al diablo en la iglesia llorando y le preguntaron, ¿Por qué llora? – Porque me echan la culpa de todo lo que les pasa, se enferman, yo tengo la culpa, se quedan sin trabajo, yo tengo la culpa, ESTOY CANSADO DE QUE ME ECHEN LA CULPA. La prueba, también viene de Dios.

Por eso cuando dice en la Palabra del Señor en el libro de Daniel, el Rey Belsasar, dice que vino una mano del cielo, la mano de Dios y escribió una frase “Mene, Tekel, Uparsin” Que quiere decir “Haz sido probado, pero has sido hallado falso” Dios prueba, Dios prueba el corazón.

Si Dios está probando tu corazón no te amargues, si estás viviendo una prueba, dificultad, adversidades, abuso, acoso, no te amargues; no dejes que la amargura gane y domine tu corazón, porque la prueba hace parte del proceso del cristiano. Por eso dice la palabra de Dios, que las pruebas en nosotros producen un peso de Gloria, ¿Estás en pruebas? Dios va a hacer algo nuevo en tu vida, ¿Estás en pruebas? Dios está preparándote para algo mayor en tu vida.

Job 5:18 “Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; Él hiere, y sus manos curan”. ¡Ay! Pero nos enseñaron que el que golpea es el diablo, déjame decirte algo, las ovejas son los animales más torpes que hay, ¿Cuántas ovejas están leyendo esto? Améeehmn, todos somos ovejas y te lo demuestro, cuando estamos orando tu le dices a Él: Prospera –meeee, Bendice – meee, Sana-meee y cuando una oveja se desvía del pastor, se va por la montañas, se pierde, y el pastor le silba y la oveja es torpe y no escucha al pastor, y de repente va llegando al deslizadero y el pastor dice, esta oveja mía se va a matar, no sabe lo que le espera y entonces toma el callado que tiene una curvatura y agarra el cuello de la oveja y la oveja no se deja, y la oveja le gana y sigue corriendo por su camino, de repente el pastor saca la vara y dice: con el callado no funcionó, toca con la vara y viene el pastor y toca la pata de la oveja y yo creo que la oveja lo mira y le dice “No me quieres” y el pastor la mira con sus ojos y le dice “Si te quiero, por eso te estoy quebrando la pata, porque sino te vas a morir” y luego viene el pastor y la carga sobre sus hombros y la lleva de regreso al redil y ahí le venda las heridas.

A veces tú y yo nos quejamos contra Dios, y decimos ¿Dios, donde están las promesas que me has dicho?, donde están todas las cosas que tú me has prometido, tú no me quieres, tú no me amas, porque si tú me amaras, yo estuviera viviendo una vida diferente, y es que a veces nosotros somos como esa oveja, y nos vamos de repente por los valles, por las montañas y Dios tiene que quebrarnos la patita. Pero sabes que, con pata partida, quebrada, como sea, lo mas importante es que el corazón no se desvíe del propósito de Dios.

El límite es ese momento, cuando tú dices “Ya no más”, cuando Dios te lleva al límite es para que te rindas, esa frase donde tú dices:”Ya no puedo más” para el mundo es como que estés derrotado, ya no hay nada por hacer, pero para Dios significa esto: Me gusta que digas “ya no puedo más” porque has estado batallando en tus fuerzas, ahora es mi turno. Y ahí es donde Dios te toma, te levanta, y cumple lo que hace en tu vida.

Dios nos lleva así y cuando dijimos “No hay nada que hacer” ahí es cuando Dios dice: Yo Soy El Dios de lo Imposible.



miércoles, 24 de agosto de 2011

Cristo ruega por ti


No bien decía: “Mis pies resbalan”, cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. Salmos 94:18-19

Recuerdo una vez en mi escuela secundaria, tenía un examen de Física. Debo admitir que no me gustaba esa materia, jamás prestaba atención en clases, pero a la hora de dar un examen estudiaba y salía bien. Un día me tocó prepararme para dos exámenes el mismo día, física e historia. Pensando que física me sería fácil, no estudié y preferí sacarme buena nota sólo en historia.

Cuando me dieron la hoja del examen de física para empezar a hacerlo, me resultó muy fácil. Hice el primer ejercicio, el segundo, el tercero…y me detuve en el cuarto. ¡No sabía como hacerlo! Tenía que salir bien para aprobar la materia, me trabé en ese ejercicio y no pude continuar hasta que cinco minutos antes de que acabara la hora, decidí pedirle ayuda a la profesora. Yo le dije “Profesora, mire, hago éste ejercicio del modo que usted lo explicó pero no me da el resultado”, a lo que ella riendo me dijo “¡Es que tenías que preguntarme a mi, hay un dato mal en ese ejercicio, claro que no iba a darte resultado!”.

¿Qué quiero decir con esto? Muchas veces intentamos hacer todo por nuestros propios medios, damos nuestro mayor esfuerzo, luchamos, buscamos distintas formas de superar algo, y el Señor ahí es cuando nos dice “Es que tú aún no estás preparado, tienes que buscarme a Mi”. Yo no estaba preparada para ese examen, y por capricho no quise pedirle ayuda a la profesora, hasta que me decidí y salí bien gracias a que ella me dijo cómo hacerlo.

Leyendo el salmo que está más arriba, me di cuenta que aunque nosotros pongamos a Dios muchas veces como nuestro último recurso, para Él nosotros siempre seremos su primer recurso. “No bien decía: Mis pies resbalan…” ¡Dios no te deja terminar la frase y te dice: Aquí estoy! Él en su infinito amor tiene las respuestas a todo lo que te sucede, sea un problema, sea una duda, sea un temor, sea una oportunidad, Él ya sabe lo ocurrirá en tu vida, déjalo entrar y que sea Él quien la controle.

“Cuando en mí la angustia iba en aumento…”, Dios no espera a que tú estés deprimido, sólo, triste o angustiado para ayudarte, Él antes de que tú lo busques ya está dispuesto a consolarte. ¿No es Perfecto su amor? No permitas que nadie te diga que estás sólo o que no vales la pena, ante los ojos de Dios tú eres su Hijo o Hija, y no hay nada que Él más desee que consolarte.

¿Aún no entiendes? En el Salmos 34:15 dice “Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones”. ¿Qué significa? Que no sólo Dios te está viendo constantemente con sus ojos, no solamente ve cómo te sientes, sino que también te escucha. Él escucha tus ruegos, a cada oración Él siempre te responde: Aquí estoy.

Muchas veces no entendemos las cosas que nos suceden en nuestro diario vivir, no sabemos si a veces son pruebas, son consecuencias o son trabas que nos pone el enemigo; pero sí entendemos y sabemos que tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera. Dios no te prometió días sin dolor, pero Él sí te prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y Luz para el camino.

“Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros”. Romanos 8:31-34

No sólo tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera, sino que tenemos un Dios que está de nuestra parte. Un Dios que entregó a su hijo y nos prometió un sin fin de cosas sin contar una vida eterna llena de felicidad. ¿Alguien acaso puede decirnos algo que realmente pueda lastimarnos? ¿Alguien acaso puede castigarnos, cuando Cristo nos libró de toda cadena? Nadie podrá estar en contra de nosotros, sea un líder, un pastor, un amigo o un familiar, nadie debería de tener el derecho de hacerte caer. No permitas que nadie te lastime, recuerda que ninguno de ellos murió en la cruz por amarte. Hoy levántate, Jesucristo está rogando por ti.