jueves, 1 de septiembre de 2011

Espíritu de juegos mentales



“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” Proverbios 23:7

Es hora de confesar otra vez: hubo un punto en mi vida cristiana en el que comencé a luchar para creer ciertas cosas. Empecé a dudar si lo que estaba haciendo con mi vida y mi ministerio en verdad era lo que Dios quería que hiciera.

Sentía que estaba perdiendo de vista la visión que Dios me había dado. Como resultado, me volví miserable. La duda y el no creer siempre producen miseria.
Después me vino una frase a la mente, por dos días seguidos: espíritu de juegos mentales. No le presté atención a esta frase la primera vez que entró a mi mente. Pero me seguía acordando de las palabras. Pensé en todos los trucos y estrategias que Satanás utiliza en contra de los creyentes para confundir, nublar y contaminar sus mentes. Así que comencé a orar por la derrota de los espíritus de juegos mentales en mi propia vida y en todo el Cuerpo de Dios. Después de sólo unos minutos de oración, sentí una gran sensación de alivio, de ser rescatado de un ataque sobre mi mente.

Fue un sentimiento dramático y estaba agradecido por la sensación de liberación que Dios me dio. Ahora, tal vez te estés preguntando: “¿Pero qué son los ‘espíritus de juegos mentales’? suena como algo de una novela de fantasía.
Piensa en este concepto de la siguiente manera: Los espíritus de juegos mentales son como semillitas que Satanás siembra en tu mente. Con el tiempo, estas semillas se convierten en malas hierbas, malas hierbas de duda, de inseguridad, de incredulidad y de cinismo. Esto contamina y llena el paisaje de tu mente. Se enrosca en tu mente, apretándola, irritándola. Te comienzas a sentir muy mal.

Si sientes que en tu mente crecen este tipo de malas hierbas, es tiempo de que saques tu máquina espiritual para deshacerte de ellas, por medio de creer y confesar en la Palabra de Dios. En Juan 8, Jesús prometió: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;  y conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Versículos 31-32).

En otras palabras, la Palabra del Señor puede hacer que tu mente esté libre de las malas hierbas. Eso fue como funcionó para mí. Antes de que Satanás comenzara a jugar con mi mente, yo creía que aunque era un hombre de Madrid, España, que no provenía de un pasado sobresaliente, Dios todavía me podía utilizar alrededor del mundo, compartiendo los mensajes prácticos y libertadores que Él me había dado. También confiaba en que tendría un ministerio juvenil, radial, que Dios me usaría para sanar enfermos, yo creía todas estas cosas y muchas otras cosas maravillosas que Dios había puesto en mi corazón.

Entonces llegó el ataque satánico. Después de un tiempo, ya no podía creer en casi nada. Comencé a decirme a mí mismo: Lo más probable es que sólo inventé esos sueños con respecto al ministerio, es posible que ni sucedan. Pero después de haber orado, esos espíritus, esas malas hierbas desparecieron. Y ya que se habían ido, regresó precípitemente la habilidad para creer lo mejor para mi vida y mi ministerio.

Decide creer

Cuando algunas personas escuchan la palabra “CREER”, lo asocian con una emoción. Pero aunque el creer puede traer consigo algunas emociones, es más que un sentimiento. El creer es una decisión. Un acto de voluntad. El creer es perseverar y seguir el plan de Dios aún cuando nuestras emociones están agotadas, aún cuando le falta entendimiento a nuestra mente. El creer va más allá del entendimiento. El seguir la convicción de tu corazón, aún cuando tu mente está quedando atrás, o está discutiendo consigo mismo. Es importante entender el significado verdadero del creer, porque muchas veces nuestras mentes se niegan a creer lo que no pueden comprender.

Observa que es crítico en lo que dice su Palabra, aún cuando no entendemos por completo todos los por qué y los cuándo y los cómo, porque los caminos de Dios son más altos que los nuestros, y su entendimiento es mucho más que el de nosotros.

Si estás leyendo esto de noche, mira las luces a tu alrededor. ¿Comprendes todas los complejos de la electricidad y los circuitos que crean la luz a tu alrededor? Lo más probable es que no. Pero de todas maneras puedes disfrutar de ella y beneficiarte de la iluminación.

Piensa acerca de la historia de Abraham. Si él hubiera visto solamente las realidades físicas, los hechos médicos difíciles de aceptar, no hubiera tenido razones para creer en la promesa que Dios le hizo. Pero en lugar de eso, creyó en Dios y fue recompensado grandemente por su creencia: Él es el padre de toda la gente judía. Es muy probable que veas a algunos de los descendientes de Abraham todos los días, ya sea en persona o a través de los medios de comunicación.

El diablo tiene bastantes semillas que quiere sembrar en tu mente. Pero tienes por medio la Palabra de Dios, su amor y poder, para cortarlas, arrancarlas o no permitir que echen raíz desde un principio.


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