domingo, 30 de septiembre de 2012

Tienes razón



Dios me dijo: “Yo te elegí antes de que nacieras; te aparté para que hablaras en mi nombre a todas las naciones del mundo”. Le contesté: “Dios todopoderoso, yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven”. Pero Dios me tocó los labios y me dijo: “No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir”. (Jeremías 1:4-10)

Hoy tengo ganas de darte la razón. Te voy a dar la razón cuando dices que nada te sale bien. Te voy a dar la razón cuando dices que te sientes solo. Te voy a dar la razón cuando no sabes qué hacer o cómo enfrentar algunos momentos de tu vida. Te voy a dar la razón a que digas que has lastimado a alguien y no sabes cómo volverte a acercar a esa persona. Pero ahora quiero que pienses en esto: ¿La razón la tenemos nosotros o la tendrá Dios?

Mira a Jeremías. Un joven como tú y como yo, era un joven normal. El día en que Dios lo llama para anunciar su mensaje, Jeremías se debe de haber preguntado “¿Yo? ¿Jeremías? ¿Servir a Dios?”, porque sus palabras fueron “Yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven”.

Y no es que Jeremías estaba poniendo excusas, no, sino que estaba siendo sincero. Yo a Jeremías le doy la razón, él era joven y le creo cuando dice que no sabía hablar en público.

¿Pero qué pasó? Dios lo calló. Dios sabía que Jeremías era joven y no tenía experiencia en hablarle a la gente, pero también sabía que Él mismo lo había elegido desde antes de que naciera.

Dios sabe todo lo que estás pasando, pero no olvida todas las promesas que tiene para tu vida. Dios sabe de tu sufrimiento, pero está preparando tu recompensa para cuando lo superes. Entonces, ¿Qué vale más? ¿La razón de Dios o la nuestra?

Fíjate que Dios tocó los labios de Jeremías, como un gesto de silencio, para que este joven, sin experiencia y con miedos, escuchara a su gran Dios decirle: “No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir”.

Hoy Dios pone las manos sobre tus labios, para callar tus quejas y hacer oír sus promesas: Tienes razón en que eres joven, pero a partir de ahora tú hablarás por mí. Tienes razón en tener miedo, pero yo estaré a tu lado para cuidarte. Tienes razón que has lastimado a algunas personas, pero tienes poder para levantar y reconstruir, sólo anímate. Tienes razón que no sabes a dónde ir ni cómo actuar, pero yo te hablaré y te diré que hacer, espera en Mí.

Decide callar tus quejas y presta el oído a las promesas de Dios. Tú tienes razón al decir que sufres, Dios lo sabe, pero Él tiene doblemente razón al decirte: Yo cumplo mis promesas, no te abandonaré.

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sábado, 29 de septiembre de 2012

¡Echando las redes!



Una vez Jesús estaba a la orilla del Lago de Galilea, y la gente se amontonó alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios. Jesús vio dos barcas en la playa. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes. Una de esas barcas era de Simón Pedro. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente. Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro: - Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar. Pedro respondió: - Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes. Hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas. Y las barcas estaban a punto de hundirse. (Lucas 5:1-7)

Era medianoche, en medio de la oscuridad del lago, Pedro tiraba una y otra vez la red. Primer intento, no consiguió ni un pez. 1am, Pedro sigue intentando tirar la red con la ayuda de otros pescadores, y nada. 3am ya estado inmerso en la más oscura noche, Pedro seguía intentando conseguir un pez y no sacaba más que plantas o algas imagino. ¿Cómo no iba a pescar algo? ¡Pf, claro, él era un pescador profesional! ¿Cómo no iba a seguir intentando pescar algo? Y así pasó la noche, intentando, trabajando duro, y nada.

Llegada la mañana, ya cansados de una dura noche de trabajo sin éxito, deciden regresar a la playa, a la orilla del lago y lavar sus redes. Imagino que de tanto intentar, se les deben de haber llenado las redes de plantas, tierra o barro. Y allí estaban, Pedro le prestó su barca a Jesús para que Él predicara desde allí a la gente que estaba reunida. Lo que no esperaba Pedro, era que su Maestro le dijera: “Lanza las redes para pescar”. ¿Acaso no sabía Jesús mismo, si era hijo del Todopoderoso, que Pedro había estado toda la noche intentándolo? ¿Acaso lo estaba tomando por tonto a Pedro?

Pedro no entendía, sin embargo obedeció a Jesús. De todos modos, aunque Pedro sabía que Jesús ya estaba enterado del fracaso que había tenido pescando la noche anterior, Pedro se animó a explicarle a Jesús: “Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada”. Yo imagino a Pedro diciendo “Otra vez…Si ya lo he intentado y fracasé, no entiendo por qué debo volver a intentarlo”. Pero fíjate lo que sucedió. Pedro le dijo a Jesús: “PERO, SI TÚ LO MANDAS, VOY A ECHAR LAS REDES”.

Cuenta la Biblia que fueron tantos los peces que sacaron, que necesitaron ayuda de otros pescadores y otra barca más para poder llevarlos hasta la orilla. Cientos y cientos de peces habían en el lugar donde Pedro y los demás pescadores habían estado trabajando duro toda la noche.

¿Acaso los peces se reprodujeron de un día para el otro? ¿Acaso Pedro había hecho algo mal la noche anterior? ¿Acaso Jesús hizo aparecer tantos peces? ¿Acaso quiso hacer pasar por loco a Pedro? Déjame explicarte y lo aplicaré a tu propia vida.

Lo has intentado ya. Una y otra vez has intentado lograr lo que más anhelas y has fracasado. Tú mismo te dices: “Soy un hijo de Dios, claro que no dejaré de intentarlo, sé que lo voy a lograr”. Has trabajado duro por aquello, Dios más que nadie lo sabe créeme, Dios sabe cuánto te has esforzado por conseguirlo.

Pero llegó un momento, un día, que como Pedro, llevaste tu barca hasta la orilla y dejaste de intentarlo. Y éste es el secreto, tú no lograste lo que esperabas ni recibiste las bendiciones que buscabas sólo por una cosa: Porque aún no era el momento. Dios te estaba preparando, quería que lo intentaras, no para que te sientas fracasado, sino para que entiendas que todo es a Su tiempo.

Hoy Dios te dice: Vuelve a intentarlo, echa tu red. ¿Fracasaste o no lograste cumplir algo? Vuelve a intentarlo, ahora estás listo. Ve y pesca tus bendiciones. Ve y pesca tus éxitos. Ve y pesca todo aquello que te han quitado.

Serás tan pero tan bendecido, que necesitarás más de dos barcas para recoger lo que Dios te dará. Espera en Él, este es el momento, si antes fallaste es porque Él te estaba preparando, vuelve a intentarlo.

“Otra vez…Si ya lo he intentado y fracasé, no entiendo por qué debo volver a intentarlo”. Sólo un consejo, antes de darle excusas al Rey de reyes, haz lo que Él te dice: Echa tu red.

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viernes, 28 de septiembre de 2012

Si tan sólo


Un sólo hombre de ustedes hace huir a mil, porque el SEÑOR su Dios es quien pelea por ustedes, tal como Él les ha prometido”. (Josué 23:10)

No les temáis, porque el SEÑOR vuestro Dios es el que pelea por vosotros.” (Deuteronomio 3:22)

Porque el SEÑOR vuestro Dios es el que va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.” (Deuteronomio 20:4)

Y vosotros habéis visto todo lo que el SEÑOR vuestro Dios ha hecho a todas estas naciones por causa de vosotros, porque el SEÑOR vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros.” (Josué 23:3)

He colocado varios textos desde el inicio porque quiero que la palabra de Dios te haga entender, que sea la Biblia que te confronte y te haga vivir para Dios. Todas y cada una de nuestras batallas las quiere pelear Dios.

Si bien es cierto, estos versículos son para el pueblo de Israel, ¿En qué momento Dios nos ha dejado desamparados? ¿En qué momento Dios nos ha dejado solos? Si me respondes que a ti Dios te ha dejado solo, es porque no has hecho a Su hijo Jesús como tu Señor. Decir que Dios se va y te deja, sería decir que Dios es mentiroso. El detalle es que nosotros perdemos nuestra comunión con Dios.

Dios nos pide santidad, Dios no pide comunión, Dios nos pide amistad, Dios nos pide oración, etc. De ello, ¿Cuánto hacemos? Si tan sólo leyéramos la Biblia nos daríamos cuenta que Dios pide SANTIDAD y no religión.

Si tan sólo le creyéramos a Dios y dejáramos de ponerle “peros” a la Biblia, porque a nosotros no nos parece, por nuestra opinión, lo que ahí dice. Repito: Si la Biblia pide SANTIDAD, pues hay que vivir en santidad.

Pero, ahora sí hay un pero: ¿Cuántas veces has luchado y te has equivocado? ¿Varias? ¿Pocas? ¿Algunas? Si te ha sucedido, probablemente sea porque no tuviste suficiente intimidad con Dios para pedir sabiduría de lo que debías hacer o simplemente no has vivido en santidad.

Entonces Él dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su fin; porque son una generación perversa, hijos en los cuales no hay fidelidad.” (Deuteronomio 32:20)

Tened sumo cuidado, por vuestra vida, de amar al SEÑOR vuestro Dios.” (Josué 23:11)

Orad sin cesar.” (1 Tesalonicenses 5:17)

Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como lo solía hacer antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios.” (Daniel 6:10)

Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Efesios 6:18)

Así podría seguir colocando citas bíblicas, para que la Biblia te demuestre que un hijo de Dios no puede vivir sin oración. Un hijo de Dios que no lucha por vivir en santidad, ¿Será un hijo de Dios? Es momento de vivir un evangelio honesto, un evangelio real, un evangelio de amor, un evangelio en SANTIDAD.

Recuerda que debes estudiar, creer y vivir la Biblia. Dios te bendiga.


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jueves, 27 de septiembre de 2012

Una vida en abundancia


El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10)

Cuando Dios hace pactos y promete darte vida en abundancia, no deberías pensarlo dos veces, sino aceptar desde ya a Cristo como seguridad en tu vida y decir: Sí lo acepto en mi corazón como mi Señor.

Así que, desde el principio, Dios lo que quiere para nosotros es nuestra felicidad y prosperidad, quiere que decidamos tomar lo que Él nos ha dado.

1) Desde el principio todo era bueno

“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28)

El deseo de Dios para la vida del hombre se manifiesta en este versículo de una manera muy clara: le dio esta tierra bella y abundante a Adán, le concedió que dominara sobre todo lo creado; pero había un requisito y era obedecer la voz de Dios; pero a raíz del pecado de desobediencia el hombre cayó y perdió la comunión con Dios de hablar cara a cara con Él y ahora tenemos que restaurar todas las cosas a través del principio de la obediencia.

Hoy en día la gente quiere ser prosperada en todo los sentidos de la vida y creen que todo es por arte de magia o instantáneo y esa es la mentira más grande del diablo.

Debemos entender que, cuando rendimos nuestra vida a Cristo, tenemos que iniciar un proceso de restauración de todas las cosas que hemos perdido por dejarnos llevar por las trampas del enemigo y así como vamos restaurando nuestra relación con Dios, así todas las cosas empiezan a hacer transformadas y renovadas por el poder del Espíritu Santo.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2)

La manifestación del poder de Dios en tu vida depende de la fidelidad que tú tengas para obedecerlo. Obedecer su palabra te dirá cómo debes vivir tu vida y cómo obedecer a todas las personas que representan autoridad para ti. Debes entender que Dios ya designó grandes cosas para tu vida, pero falta tu decisión a obedecer y creer que esta vida de abundancia puede venir sobre ti.

2) Dios tiene un plan que se cumple en Jesús

Dios desde el principio quiso enriquecer y hacer prosperar al hombre y a la mujer. Por eso aquí (Juan 10:10) Jesús declara que lo que desea es recobrar y restaurar lo que el Padre ofreció a la humanidad: que puedan vivir una vida llena de paz, llena de amor, de abundancia con poco trabajo, llena de presencia y llena de gozo del Espíritu Santo que es nuestra fortaleza.

Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. (1 Corintios 2:9-10)

Hay cosas que Dios ya preparó para ti. Pero sólo las podrás ver, sólo se te podrán revelar si el Espíritu Santo mora en ti. En tus propias fuerzas no podrás, tienes que rendir tu vida hoy y rendir tu corazón por completo.

Hay uno que quiere robarte, matarte y destruirte; quiere quitarte las bendiciones de Dios. Pero Cristo ha venido y está aquí para darte vida, vida en abundancia.


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miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Tienes tu lugar desierto?


Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Lucas 5:15-16)

Es muy interesante conocer, o mejor aún, indagar cuál era la comunión que Jesús tenía con su Padre Dios. Quiero compartir algo muy curioso que en especial llamó mucho mi atención cuando lo leí.

Cuando Jesús oraba, siempre buscaba un lugar apartado. La Biblia nos dice que se apartaba a lugares desiertos, y oraba; esto llama mucho mi atención, ¿Por qué escoger lugares así?

Era la única forma en la que Él se podía concentrar para hablar con Su padre, ya que estaba muy ocupado atendiendo a tantas personas que le seguían. Me imagino que era el lugar donde Él podía sentirse tranquilo y confiado, en ese momento eran sólo Él y Dios, y podía abrir con toda confianza su corazón.

Creo que todos oramos, y lo hacemos en diferentes lugares; es más, cuando vamos caminando en la calle, en nuestra mente vamos pidiendo a Dios que nos guie o cuide. Tal vez de repente nos recordamos de esa petición que tanto anhelamos, entonces en ese momento en nuestra mente le pedimos a Dios por ella.

Entonces te pregunto: ¿Tienes tu “lugar desierto”? Ese lugar donde puedan estar solamente tú y Dios.

Solo tú conoces la respuesta. Pero te quiero hacer un reto, quiero que pienses en un lugar y un momento del día, el cual puedes convertir en tu “Lugar desierto”.

No sé qué momento consideres tú oportuno en tu agenda, ni qué lugar; pero quiero que, desde hoy, permitas tener un encuentro a SOLAS con Dios en ese lugar. Sólo será para ti y para Él, no permitas a nadie mas acceder, ya que será ese lugar en el que te encontrarás tú y tu Dios para hablar.


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martes, 25 de septiembre de 2012

Para esto nacimos


“Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.” (Hebreos 10:35-36 NVI)

Hemos nacido por un propósito, hay razón en especial por la que estamos en este planeta y ese es vivir para la gloria de Dios.

En un sin fin de ocasiones nos hemos preguntado cuál es el propósito de nuestra vida, pero en muy pocas ocasiones consultamos a Dios sobre el camino en el que debemos conducirnos. Es muy lógico que, como seres humanos, nos equivoquemos en reiteradas ocasiones; pero estar cometiendo el mismo error en múltiples ocasiones, ya no es tan lógico.

Las excusas que resultan más fáciles de expresar son “La carne es débil”, “Soy humano y soy imperfecto”. Esas excusas son las más cobardes y las más mediocres delante de Dios.

Pero, hay un detalle que no nos falta y es que nos hemos vuelto expertos en pedir y pedir tanto a Dios que ya se nos ha olvidad escuchar qué es lo que Él nos quiere decir. Hemos olvidado que la oración es una plática en la cual debemos hablar y debemos escuchar. La oración también es para que Dios nos conozca tal cual somos.

¿Por qué digo todo esto? Pues por la simple razón que la voluntad de Dios no la vamos a conocer si no tenemos intimidad con Él. Si pensamos que sólo con ir a la iglesia ya estamos cumpliendo con la voluntad de Dios, pues estamos muy equivocados. Eso no es más que pura religiosidad y así nunca vamos a agradar a Dios y mucho menos vamos a cumplir Su voluntad.

Pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza.” (Hebreos 3:6) Debemos enfocarnos en el que es fiel y en el que nunca nos va a fallar. Nuestra esperanza no debe estar puesta ni en nuestro pastor ni en nuestro líder. Nuestra confianza, nuestra esperanza debe estar puesta sólo en Dios y en la salvación que nos ha dado mediante su hijo Jesús.

Necesitamos perseverar, necesitamos crecer en el conocimiento de la palabra de Dios, sólo de esta manera nuestra esperanza permanecerá firme y sobre la roca que es nuestro Señor Jesús. Si de ahora en adelante piensas en moverte de la iglesia sólo “porque tu líder te defraudó”, piénsalo muy bien, consulta a Dios y que sea Él quien te dé la dirección de lo que debes hacer.

No podemos seguir obrando en base a consejos de hombres, debemos actuar en base a lo que la Biblia manda que hagamos. Debemos estar firmes en la palabra de Dios para mantener nuestra esperanza estable en Él y cumplir Su voluntad en nuestra vida diaria.

Esa voluntad no es más que vivir para Su gloria eterna, ¿Qué tienes? ¿Cómo lo tienes que hacer? Eso tienes que averiguarlo leyendo la Biblia y orando, o sea teniendo una verdadera comunión con Dios. 


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lunes, 24 de septiembre de 2012

El perdón y el temor a Dios












Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. (Salmo 130:4)

Y les daré un corazón, un camino, para que teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma. (Jeremías 32:39-41)

¡Que maravilloso es ser perdonado! Los que laboran bajo el peso de la culpa del pecado o de un daño en el pasado claman muchas veces por conocer el significado de un verdadero perdón. Aunque otros puedan no estar dispuestos a perdonar; Dios si, pero lo mas importante que debe haber en la vida de una persona que tome el perdón de Dios, es que de nada sirve recibir su perdón si en nuestra vida no hay temor a Dios, porque cuando en una persona hay temor a Dios no vuelve a recaer o a revolcarse en los mismos errores o malas decisiones o actitudes que ha tenido en su vida.

Como consecuencia del perdón, lo que el hombre debe clamar a Dios es que ponga el Temor a Jehová sobre su vida, porque sin temor a Dios nuestra alma se cautiva y no podremos ser felices ni cumplir el propósito en nuestras vidas.

I.                    UN ANUNCIO DE LO MÁS ALENTADOR

Entonces vinieron a él unos trayendo un paralitico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralitico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralitico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralitico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo el paralítico): a ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. (Marcos 2: 3-11)

Dios nos ha dado la mejor prenda posible de perdón al darnos el don de su Hijo. La misma esencia del evangelio incluye la proclamación del perdón de los pecados. El perdón esta en el mismo Dios, este perdón es de carácter ilimitado, pero sin caer en el liberalismo. El designio de Dios al proveer el perdón es totalmente contrario a lo que algunos han dicho y pensado:
1-      Algunos dicen: “Hay perdón; sigamos pecando”
2-      Algunos dicen que es demasiado fácil. Si los hombres pueden ser perdonados solo por creer en Jesús, entonces perderán todo freno. Mejor que mantengamos el control sobre la gente obligándolos a pasar ciertos sacramentos y penitencias. 

ll. aquí tenemos una imagen del designio de Dios

1.       Sino hubiera perdón, es cosa cierta que nadie temería a Dios en lo absoluto. ¿para que, si todos modos no hubiera perdón?
2.       Si no hubiera perdón, no quedaría engendra fe en el alma.
3.       La fe en el alma produce arrepentimiento.
4.       Después de haberse producido el arrepentimiento, siguen a continuación el Temor a Dios.

"Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.  Reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligentemente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío." (Isaías 11:1-4)

¿Para que sirve el temor a Dios? Para preservarte en tus caminos, para llevarte a cumplir tu propósito, para que no te apartes de su Palabra, para que te aferres a Dios y a sus promesas, si tu has pecado arrepiéntete y ora a Dios para que el Temor a Jehová venga sobre ti y te lleve a la libertad plena de Cristo Jesús, Dios es capaz de perdonarte y liberad tu alma de todo pecado, liberar tu conciencia y darte temor a Dios para no sigas en pecado.

El perdón pleno debe ser recibido de Dios ¿Por qué no debes tenerlo? Recíbelo hoy el perdón de Dios para tu vida.  


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domingo, 23 de septiembre de 2012

Acostumbrados a malas noticias


No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. (Salmos 112:7)

Hace poco me preguntaron, “¿Qué pensarías si alguien entra de repente cuando estás dando un examen o en medio de una reunión importante, y te dice que tienes una llamada esperando urgente? ¿Creerías que son malas o buenas noticias?”. Y científicamente comprobado hay un estudio, que a la mayoría de las personas que se les ha hecho esta pregunta, han respondido: MALAS NOTICIAS.

Estamos tan acostumbrados al vaivén de este mundo. Un día puede ser bueno y al otro las cosas pueden cambiar. Tenemos temor al mañana, que si la economía del país se cae, que si nos roban, que si nos secuestran y demás.

Enciendes el televisor para ver las noticias o lees el periódico, y el 75 por ciento al menos, son malas noticias. Sales a la calle, y escuchas cómo a tu vecina le han robado, o que fue a cobrar algo a su trabajo y la estafaron. Viendo todo así, ¿Habría alguna razón por la cual esperar buenas noticias? Por lógica diríamos que NO; pero por FE debemos aprender a decir SÍ.

Sí es posible vivir esperanzados en este mundo tan oscuro. Sí es posible cambiar las almas y traer la paz del Dios que viene desde los cielos. ¡Sí es posible! Dejemos de estar acostumbrados a las malas noticias, cuando toda la Biblia es una promesa de buenas noticias para tu vida.

Cuando Jesús llegó al mundo, y se anunciaba su nacimiento, la gente clamaba “Anuncien las BUENAS NUEVAS, ha nacido nuestro SALVADOR”. El significado de la palabra “evangelio” se traduce a “buenas nuevas”. ¿Puedes entenderlo? ¡No debiera haber mala noticia que te asuste!

Estamos llamados a confiar en Dios y no tener temor. La Palabra dice que el amor echa fuera todo temor. Cuando entendemos el Amor inmenso de nuestro Padre hacia nosotros, no habría nada en este mundo que pudiera asustarnos.

Isaías mismo dijo: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.” (Isaías 61:1)

No digo que cambiemos el mundo, pero sí que traigamos esperanza. Comencemos por no temer nosotros, y esa confianza se expandirá en la gente que nos rodea. No hay malas noticias que puedan apagar el amor de Dios.

Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.” (Salmos 27:3) David lo sabía, y en cada clamor que él hacía a Dios, por más que se encontrara dolorido y sufriendo, lo alababa, lo glorificaba, confiaba en el propósito que el Señor tenía para su vida.

Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo. Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca.” (Salmos 27:4-5)

Es tan clara la Biblia. Cuando buscamos habitar en la casa del Señor, y vemos lo hermoso que Él es, nuestro Espíritu se recrea, renace y fortalecido ya no tendrá temor a malas noticias. El corazón de David, constantemente le decía “¡Busca su rostro! Y yo, Señor, tu rostro busco.” (Salmos 27:8) Y eso es lo que le permitía no tener temor a los males de este mundo.

Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” (Salmos 27:13-14) No hay más que un gran “AMÉN” a estas palabras del salmista.

Todos hemos desmayado, todos hemos dudado del poder de Dios, todos hemos recibido malas noticias. Pero hoy, luego de leer este devocional, espero Dios te haya hablado a tu corazón y te haya dado una esperanza. Veremos la bondad del Señor si esperamos en Él. Aguardemos, esperemos, esforcémonos, alentémonos, y eso traerá buenas noticias del cielo. Dios te bendiga.


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