viernes, 13 de septiembre de 2013

Consuelo en Dios






 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (2 Corintios 1:3-4)

¿Has sido decepcionado, herido o maltratado? ¿Has tenido en tu vida cambios o estás experimentando pérdidas de alguna clase? ¿Has fallado de alguna manera? ¿Estas simplemente cansado? ¿Cuál es tu problema hoy? Segunda de Corintios nos dice que Dios desea ayudarte, consolarte cuando lo necesites.

Al Espíritu Santo se le llama “El Consolador” “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 14:26) sus diversos nombres describen Su carácter, revelan lo que Él hace y lo que anhela hacer por los creyentes; Está dispuesto a hacer mucho por nosotros si estamos dispuesto a recibir su ayuda.

Recuerdo que regularmente y hace unos días me enojaba mucho, porque con la persona que estaba no me consolaba cuando yo sentía que la necesitaba, estoy seguro de lo que intentaba, pero ahora me doy cuenta de que Dios no le permitía darme el consuelo que yo debería haber estado buscando en Él; Dios estaba anhelando darme ese consuelo por medio del Espíritu Santo, ¡Con solo que yo se lo hubiera pedido!

Dios permitirá a las personas hacer sólo cierta cantidad de cosas por nuestra vida, aún las personas que están cerca de nosotros, no pueden darnos en todo momento todo lo que necesitamos. Cuando esperamos que las personas hagan por nosotros lo que sólo Dios puede hacer, hemos puesto la esperanza en el lugar equivocado, y siempre seremos decepcionados.

Ningún otro consuelo es tan bueno como el de Dios, las personas nunca pueden darnos lo que realmente necesitamos, o pueda ser que Dios mismo las use para alcanzarnos, cosa que hace a menudo. 

Sea que Dios use a otras personas para consolarnos, o que Él mismo nos de consuelo por su Espíritu Santo, permíteme recordarte que Él es el consolador, pide y recibe su consuelo siempre que lo necesites.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Promesas rotas









Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.” (Eclesiastés 5:4)

Es muy común que nosotros prometamos hacer ciertas cosas solo por salir de un compromiso; ya sea porque nuestros padres nos están imponiendo algo o alguna otra persona necesita de algún favor nuestro.

A las personas que generalmente les prometemos cosas son a nuestros padres; cosas que a veces ni las cumplimos. Cuando necesitamos de algún permiso de ellos y sabemos que nuestro comportamiento no ha sido el mejor, le prometemos que nos portaremos bien y que ya no nos meteremos en problemas. Hacemos esta promesa solo para ganar nuevamente su confianza, sabiendo que nuestra intención no es cumplir lo que hemos prometido.

Y así continúan nuestras promesas, ya no solo le prometemos cosas que no cumpliremos a nuestros padres, lo hacemos también con nuestros amigos. Cuando hemos cometido algún error lo queremos reparar haciendo un pacto de volver a cometer esa falta que puso en peligro la amistad, pero al tiempo se nos olvida lo que habíamos prometido y volvemos a hacer la misma cosa que juramos no hacer.

También las promesas sin cumplir que no falta son las que les hacemos a nuestra pareja, cuando hay cierto problema en una relación se recure a lo más fácil para solucionarlo: una promesa.

El novio o la novia prometen a su pareja ciertas cosas que no harán con el propósito que la persona afecta en esa relación se da el perdón y así arreglar el “mal entendido”.

Pero como hemos observado estas promesas comienzan en nuestra casa tratando de sobornar a nuestros padres con promesas sin cumplir.

Vemos que el hacer una promesa compromete a la otra persona ha darnos una oportunidad y tomamos ventaja de esto, acudimos a las promesas como “auxilio” a situaciones en las que no sabemos cómo resolverlas porque sabemos que hemos fallado.

Se nos ha vuelto una costumbre realizar promesas, muchas de ellas no las cumplimos aunque algunas otras sí. Pero si analizamos cuantas promesas hemos hecho a diferentes personas y evaluamos si en realidad las hemos cumplido, creo que encontraremos mas promesas sin cumplir.

Pues esto mismo queremos hacer muchas veces con Dios. Cuando estamos atravesando por alguna dificultad o hay una petición que queremos que Dios nos conceda, acudimos a las promesas. Prometemos a Dios que asistiremos más a la iglesia con la intensión de “tocar” su corazón para que escuche y responda nuestra suplica.

Por un tiempo cumplimos con esa promesa que le hicimos a Dios, asistimos un día más a la iglesia mientras él contesta nuestra petición pero poco tiempo después nos aburrimos y dejamos de asistir los días que habíamos prometido.

Cuando hacemos estas promesas muchas de ellas no son pensadas, algunas veces solo las decimos por la aflicción o la emoción del momento pero no las decimos porque en realidad las sintamos. Es muy importante que cuando estemos en oración con Dios y estemos pensando en hacerle una promesa, meditemos verdaderamente lo que vamos a decir.

Pensemos si lo que vamos a pactar con Dios es algo que seremos capaces de hacerlo pero sobre todo si seremos capaces de cumplir con esa promesa; es decir si vamos a hacer el esfuerzo que se requiere para que la promesa se efectué.

Si en realidad queremos hacer una promesa con Dios, porque queremos que nos conceda algo, no hagamos esa promesa por emocionalismo. A Dios le agrada que nuestra promesas sean reales y que lo que digamos verdaderamente lo cumplamos, no pretendamos ser con Dios como somos con las demás personas.

Dice su palabra que no tardemos en cumplir con nuestra promesa, no prolonguemos el tiempo para realizar lo que prometimos, ya que Dios no es un juego y es una persona que se merece todo nuestro respeto.

Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:37)

Dios quiere que si le vamos a prometer algo que lo cumplamos. Dios no quiere que hagamos las cosas a medias quiere que seamos claros en nuestro hablar y que meditemos bien las cosas antes de decirlas.

mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas” (Eclesiastés 5:5)

Dios conoce lo más profundo de nuestro corazón y sabe muy bien que hay cosas que no las vamos a poder cumplir. Es por eso que nos deja este versículo donde nos aclara que a veces es mejor que no le prometamos nada a que hagamos una promesa solo por la emoción del momento o la preocupación y que después no podamos cumplir con lo que prometimos.

Dios no concede nuestra peticiones por hacerle promesas, Dios contesta nuestras suplicas por misericordia. Pero esto no quiere decir que solo él tiene que hacer todo el trabajo, también nosotros debemos esforzarnos por ser mejores y que de esta manera Dios vea nuestra luchas y con más razón nos cumpla nuestros anhelos.

No intentemos sobornar o chantajear a Dios con promesas que después no cumpliremos es mejor ser claros con Dios decirle nuestras debilidades y que sea su misericordia que se mueva a nuestro favor.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Las zorras pequeñas, que te roban el gozo









“Todos los días del afligido son difíciles; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo” (Proverbios 15:15)

Atravesé por un tiempo en mi vida en el que vivía atormentado por la ansiedad, estaba tan lleno de temor y terror sin ninguna razón en particular, sentía como si algo terrible estaba por pasar.

Sucedía que me tomaba todo en serio, me estaba creando problemas donde no existían. Casualmente hace unos días me pasó algo similar, pero un día en una reunión, el Señor me dijo que declarara algo, al parecer alguien necesitaba oír eso: Deja de hacerte problema por nada.

Yo era del tipo de persona que necesitaba oír instrucciones como ésa, podía hacer una montaña de un grano de arena, debía de aprender a pasar por algo algunas cosas, olvidarlas y seguir adelante.

Muchos de nosotros nos preocupamos por cosas que no valen la pena: esas zorras pequeñas, que echan a perder las viñas (Cantar de los Cantares 2:15).
Si en nuestra vida nos alteramos constantemente, por una pequeñez tras otra, nunca vamos a tener paz y gozo.

Jesús dijo: “No se turbe vuestro corazón… (Juan 14:1) ….No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:27)

En pocas palabras, Jesús estaba diciendo: ¡Basta ya” este pasaje nos permite ver que podemos controlar la forma en que reaccionamos ante las situaciones que nos afligen. Podemos elegir la paz o la preocupación. Podemos elegir permanecer calmados o calmarnos si habíamos empezado a inquietarnos.

Jesús también dijo: En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡Anímense” yo he vencido al mundo”… (Juan 16:33 NVI)

La palabra es clara y nos dice que sufriremos persecución (Marcos 4:17) en nuestra vida cotidiana, las cosas no saldrán como a nosotros nos gustaría exactamente, Jesús dijo que en este mundo habrá tribulación, pero tenía una respuesta para eso: …¡Anímense! En lenguaje actual, sería parafraseado esta expresión: ¡Arriba ese ánimo!

Jesús, vive dentro de cada uno de nosotros, los cuales creemos en Él, sabemos que ha vencido al mundo. ¡Esos nos da razón más que suficiente para calmarnos y cobrar ánimo!
Cuando comencé a entender este principio, y cuando comenzaba a preocuparme por algo que realmente no tenía importancia, me parecía oír al Señor decir: ¡Cálmate y cobra ánimo! No tomes todo tan en serio, destiéndete, ¡Disfruta de la vida!. Yo pensaba: Oh, es verdad, sé supone que debo gozar la vida, tengo gozo en mi salvación; y el Príncipe de Paz, que ha vencido al mundo, ¡Vive en mí!

Aunque hace un tiempo vivo conforme a estos principios, de vez en cuando necesito hacer algunos ajustes, aún hoy debo recordarme que tengo que distenderme, o Dios me dice “Ahora, hijo, ¡Escucha uno de tus propios mensajes! 

Yo por naturaleza soy demasiado vehemente, vengo de un pasado terrible de abuso, si yo puedo distenderme, ¡cual quiera puede hacerlo!

Muchas personas experimentan ansiedad en su vida como resultado de profundas heridas del pasado, liberarse de ataduras emociones no es fácil, pero si tú le permites al Espíritu Santo él te guiará paso a paso en el caminar que te conducirá a la libertad.

martes, 10 de septiembre de 2013

Agentes de cambio





“Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12)

Estoy casi segura de que has escuchado estas palabras en alguna charla motivacional en tu centro de estudios, trabajo o hasta en la iglesia; pero ¿qué significa ser uno de ellos? O ¿cuáles son los retos que tenemos que afrontar para realmente producir un cambio en este mundo y principalmente mover el corazón de Dios?

Casi todos alguna vez o varias veces soñamos e imaginamos poder cambiar este mundo de alguna manera, producir un cambio en las personas, pero realmente son pocas las veces que hacemos algo para producir ese cambio o al final terminamos decepcionándonos por los problemas y las críticas de las personas de nuestro entorno. Al final ese anhelo se vuelve más sueño que realidad y terminamos por caer en la mediocridad y el egoísmo.

Nosotros como hijos de Dios estamos llamados a producir un cambio, causar un impacto en las personas para que las motive a seguir a Cristo, ahora todos pensarían que esto solo se consigue memorizando un par de versículos o hablando con mucha elocuencia de la Palabra de Dios, pero la realidad es que ser un AGENTE DE CAMBIO es mucho más complejo.

Veamos el caso de Mardoqueo… recordarán a este personaje cuya aparición se encuentra en el libro de Ester, Mardoqueo adoptó a Ester como su hija al morir sus padres y Ella fue seleccionada por el rey Azuero para que reinara en lugar de Vasti, pero Mardoqueo era un hombre que produjo un cambio en el pueblo, el ejerció el propósito de Dios, gracias a él Ester supo del complot contra los judíos y pudo interceder por su pueblo. Pero ¿qué hizo Mardoqueo? ¿Por qué es un agente de cambio?

Antes que nada Mardoqueo tenía ciertas características: él era un hombre leal y era un hombre temeroso de Dios. Leal a su gobernador, esto lo podemos ver en Ester 2:19 cuando al escuchar una conspiración para matar al rey, fue rápidamente a hacérselo saber al Rey, era un hombre que servía a Dios y le adoraba solo a Él (Ester 3: 2-5), y procuraba el bienestar y la paz de su pueblo, es decir no solo pensó en él sino en el pueblo de Dios (Ester 10:3).

Entonces podemos ver que un agente de cambio es:
-      Una persona valiente
-      Procura el bienestar de los demás
-      Es quien está insatisfecho con el sistema actual y las injusticias (maldad)
-      Es quien asume responsabilidades y retos
-      Es alguien leal y de confianza
-      Debe ser humilde
-      Es una persona temerosa de Dios

Pero no es tan fácil ser un agente de cambio a parte de procurar el bien de otros, ser valiente, etc; un agente de cambio deberá ser probado en humildad, vemos que Mardoqueo denunció el complot contra el rey Azuero, todos pensarían que por esta buena acción sería recompensado y sin embargo al que exaltaron fue a Amán (Ester 3) se lo pueden imaginar? A mí me pasó, muchas veces hice acciones que merecían una recompensa pero en vez de eso ni un agradecimiento me dieron y otros se llevaron la gloria, si este es tu caso ¡aleluya! Porque estás a punto de convertirte en un agente de cambio. Porque un agente de cambio siempre moverá masas, pero debe recordar que lo único que importa es hacer la voluntad de Dios y adorarlo a Él.

Otra circunstancia que pasará en la vida de un agente de cambio es que procurarán su mal ¿cómo es esto? Pues que siempre habrá alguien que querrá que caigas, querrán destruirte ¡SI! ¿Parece duro no? Pero es cierto, lo mismo le pasó a Mardoqueo, Amán quiso eliminarlo (Ester 3:6-15) ok tal vez en estos tiempos no sea tan sanguinario pero si habrán personas que te envidien y procurarán hacer lo que sea para que caigas, debemos recordar que nuestra lucha no es contra carne ni sangre (Efesios 6:12), así que solo nos queda orar una oración de guerra para vencer a los enemigos.

¿Entonces quiere decir que nunca me van a reconocer? Primero que nada debes saber que las cosas que hagas las haces para Dios y no para el hombre, cuando realmente lo hagas así lo único que te importará es agradar el corazón de Dios, pero recuerda esto… todo lo que hacemos queda registrado. Lo que Mardoqueo hizo quedó escrito en el libro de las Crónicas (Ester 2:23) después de que Dios vió que él era un hombre fiel y que hizo las cosas sin recibir nada a cambio, Dios mismo hizo que el rey Azuero leyera el libro y viera lo que Mardoqueo hizo a su favor, el premio a esto es que Mardoqueo fue honrado y por quien… por Amán, su enemigo!! Podemos compararlo con Isaías 60:14 Y luego de que todo pasó, la honra de Mardoqueo fue tan grande que llegó a ser el segundo después del rey, amado y respetado por su pueblo. (Ester 10)

Nada de lo que hagas pasa desapercibido por Dios, te animo ahora a ser un agente de cambio, que seas esa solución que tanto necesita el mundo, recuerda que antes de impactar en las personas el cambio comienza por ti, prepárate, esfuérzate, busca de Dios y haz su voluntad, renueva tu mente y entonces comprenderás a que Dios te llamó y podrás ejercer tu propósito y producir un verdadero cambio en las personas.