domingo, 8 de abril de 2012

Jesús VIVE, ¡vívelo!


Las mujeres tuvieron tanto miedo que se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente. Los hombres les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24:5)

La crucifixión fue necesaria para matar nuestros pecados, pero la Resurrección fue dada para darnos VIDA.

No sé si hoy sea la fecha exacta en que Cristo resucitó, pero sí bien sé que Él lo hizo. Las mujeres lo fueron a buscar, iban con perfumes desde temprano a su tumba, pero al tercer día ésta estaba vacía.

Yo siempre pensaba, ¿Acaso se olvidaron de todo lo que Jesús les había dicho antes de morir? ¿Acaso no creían en que Él resucitarían? La respuesta es sencilla: muchas veces las imágenes son más fuertes que las palabras. Los discípulos y seguidores de Cristo que lo vieron colgando en una cruz, se ataron a esa imagen y no recordaron la promesa de que Él volvería.

A nosotros como humanos nos sucede lo mismo, muchas veces cuando algo nos sucede en la vida, algo doloroso como una enfermedad, una pérdida, una traición, un desamor, nosotros recordamos en nuestra mente esa imagen o ese recuerdo, en vez de las promesas de Dios para nuestra vida.

Los discípulos y nosotros, nos afligimos tanto a veces, como si el sacrificio de Cristo no valiera la pena. ¿Por qué buscas soluciones por ti mismo, si el que está Vivo quiere ayudarte? La resurrección no se trata sólo de un día específico o un acontecimiento histórico.

Es un cambio espiritual totalmente que debe haber en nuestras vidas, para que nuestras mentes y almas sean renovadas. “Sin embargo, ¡Cristo resucitó! Esto nos enseña que también resucitarán los que murieron.” (1 Corintios 15:20) La resurrección es creer, vivir, esperar, ansiar, esa promesa día a día. La de nosotros resucitar un día junto a Jesús.

“Dios decidió darles a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones, y que es el siguiente: Dios envió a Cristo, para que habite en ustedes y les dé la seguridad de que van a compartir el poder y la gloria de Dios.” (Colosenses 1:27) ¿Entiendes la GRANDEZA del significado de la resurrección?

Lo diré como lo dije hace poco en otro devocional: cuando Cristo caminaba por las calles con su cruz, no pensaba en Su dolor o en Él mismo, sino que pensaba en Tu dolor y en ti. Pensaba en que cuando Él colgaría de la cruz, todos tus problemas los colgarías tú allí también. ¿Qué esperas? Dios te ha visto llorar en estos días. Estás cansado o cansada, desesperado o desesperada, hay algo en lo cual sientes que no ves la mano de Dios.

¿Pero sabes qué dijo Jesús al resucitar? “Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20) Sí, hay Alguien que está caminando contigo, respirando contigo, sufriendo contigo y que intenta levantarte, pero tú no le estás creyendo. No miremos más el suelo cuando estemos mal, miremos hacia arriba, miremos hacia la cruz, miremos aquel sacrificio de amor inmenso, vivifiquemos nuestro espíritu con la esperanza de que nuestro Salvador ¡SE BAJÓ DE ALLÍ Y ESTÁ EN NUESTROS CORAZONES!

Busca a los profetas, a David, a Moisés, a Abraham, busca a los papas católicos, busca a los santos a quienes tantos les rinden culto, a TODOS ellos los encontrarás en la tumba. Pero sólo a UNO, sólo a UNO lo encontrarás en tu corazón: Jesucristo es el motivo de la resurrección, porque a través de ella, te trajo salvación. Que nunca se te olvide.



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