viernes, 20 de abril de 2012

¡Detente!


Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. (Proverbios 16:32)

Nuestra boca puede ser un arma de doble filo. Así como puede ser de bendición a otras personas, también puede ser de tropiezo. En Dios las batallas no se libran peleando con nuestras fuerzas, ni reclamando a lo loco. En Dios las batallas se libran de rodillas con la sabiduría que viene de lo alto.

La dirección que Dios otorga para solucionar los problemas es la paciencia y la sabiduría. Las palabras suaves y llenas de sabiduría siempre serán de bendición, te abrirán puertas en todos lados. Pero, debes tener en cuenta que no es que tú llegues a ser prudente lo que te abre puertas, es por la gracia de Dios.

Debemos entender que todo lo que nosotros logramos es por la misericordia de Dios. Si Dios dice no, nosotros no logramos nada. Si Dios dice que sí, no hay nadie que pueda dar marcha atrás a esa decisión.

Las decisiones de Dios nunca las vamos a poder entender, ni mucho menos cuestionar. Es verdad que hay momentos en los cuales resulta ser un poco difícil y las lágrimas salen de nuestros ojos. Pero, no tengas temor de mostrarle tus heridas a Dios. Llévalas delante de Él y deja que sea ese infinito amor el que las sane.

Hay que tener en cuenta que la misericordia de Dios no tiene límite. Pero, la paciencia de Dios sí tiene límite. La Biblia misma lo dice que Él es grande en misericordia y lento para la ira. Sí, Dios se enoja. Lo malo es que de eso ya casi no se habla. Sólo se habla que Dios es amor, que podemos hacer lo que queramos y luego regresar a pedir perdón que no pasa nada. Esas son falsas doctrinas.

Debemos estudiar más la Biblia y pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine para entender lo que Dios nos quiere decir en Su Palabra. Debes tener claro que confesar los versículos Bíblicos no te hará salvo, ni hará que Dios responda tu petición, eso hasta los brujos lo hacen. Lo que moverá el corazón de Dios es que creas de quién la palabra habla, Jesús.

Todo se mueve para y por la gloria de Dios. No hay nada que nosotros podamos hacer para parecer buenos, eso nunca. Dios responde por Su misericordia.

Debemos tener claro esas y muchas más cosas a la hora de actuar. Pero, sobre todo debemos tener claro el temor de Dios. Con el temor de Dios, tenemos sabiduría. Puesto que la Biblia dice que el principio de la sabiduría es el temor de Dios. No dice “A” Dios, dice el temor “DE” Dios. O sea, lo debemos conocer para poder tener el temor de Dios.

Recuerda que la Biblia hay que leerla, creerla y vivirla.

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