jueves, 20 de junio de 2013

Todo se hará tal como creíste









Entonces Jesús dijo al centurión: "Vete; así como has creído, te sea hecho." Y el criado fue sanado en esa misma hora. (Mateo 8:13)

Jesús le dice al centurión, que la sanidad que le pidió, sería hecha tal como él había creído. El centurión tenía una actitud positiva, creyente, y Jesús hizo lo que le pidió que hiciera.

¿Sabes que las mentes positivas producen vidas positivas? Cuando tenemos pensamientos positivos siempre estaremos llenos de fe y esperanza, mientras que si tenemos pensamientos negativos estaremos llenos de temor y de duda.

Las personas tienen temor de esperar, porque han sido muy heridas en su vida, experimentaron tantas decepciones en su caminar, que piensan que ya no pueden tolerar un dolor más. Por ende, rehúsan esperar para no ser decepcionados en caso de que las cosas no sean como esperan.

¡La decepción duele! ¿Quién dijo que no? Pero ese tipo de conducta establece un estilo de vida negativo, todas las cosas se vuelven negativas porque nuestro pensamiento es negativo, y temeroso a que vuelva a suceder lo mismo.

Hace muchos años, yo era extremadamente negativa, siempre decía que si pensaba  y tenía dos pensamientos positivos en hilera mi mente, se acalambraría, toda mi filosofía era está: “Si  no esperas que te suceda nada bueno, no podrás decepcionarte cuando no suceda”.

Mi pensamiento era que si me faltaba esperanza eso me protegería de ser lastimada. Yo había experimentado tantas decepciones en mi vida- por las muchas cosas desoladoras que me habían pasado- que tenía temor a creer que podía suceder algo bueno. Tenía una pésima perspectiva con respeto a todo. Y como mis pensamientos eran tan negativos, también lo eran mis palabras, mis actitudes, por consiguiente, también lo era mi vida.

Cuando de verdad comencé a estudiar la Palabra de Dios y creer que Él me restauraría, una de las primeras cosas que entendí fue adónde me había llevado ese negativismo, empecé a ver la verdad de Mateo 8:13: que tal como había creído se había hecho.

Con lo que digo, no quiero dar a entender que tú y yo no podamos obtener cualquier cosa que queramos con sólo pensar al respecto. Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros como sus hijos, y no podemos controlarlo a Él con nuestros pensamientos y palabras, pero sí debemos pensar y hablar de acuerdo a su voluntad y al plan divino que tiene para nosotros.

Si en este momento tú no tienes idea de cuál es la voluntad de Dios para tu vida, al menos comienza a pensar: “Yo no conozco el plan de Dios para mí, pero sé que Él me ama, cualquier cosa que quiera para mí será buena y seré bendecido.”

Comienza a pensar positivamente acerca de tu vida: practica ser positivo en cada situación que se te presente. Aunque en este momento está sucediendo en tu vida algo que no es bueno, confía en que Dios puede hacer que resulte para tu bien, como lo ha prometido en su Palabra.

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