martes, 18 de junio de 2013

¿Fácil? ¿Quién dijo?









“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.” (Filipenses 3: 20)

Dicen que somos raros, que somos anormales; porque creemos en algo que no vemos y declaramos lo imposible con fe. Dicen que si nos provocan nos harán pecar junto con ellos. Dicen que no disfrutamos la vida como debe ser. Que Dios es bueno y que no creen que  nos condene al infierno, porque es Amor.

Infinidad de cosas parecidas puedes escuchar  a lo largo de toda la vida, eso sí, también acompañado  de hirientes insultos, de golpes, de maltrato. Pero poco a poco Dios nos fortalece y  nos  hace  acostumbrarnos de tal manera que eso  vale la pena de una forma  jamás pensada.

Es que en realidad, no somos de este mundo,  bueno sí, pero no  pertenecemos  a aquí. La situación divaga en el sentido de la vida, ésta, acompañada de dolores, y cosas raras. Nos hace cada vez  dudar, quizá de lo que  somos.

Al creer en un Dios  inimaginable y tan poderoso e infinito, la gente  te puede decir tantas cosas; pero la  cosa varia cuando  tú te dejas influenciar por esos comentario, y justo  después en tu adolescencia , te dejas influenciar por  tu generación, por vergüenza y por muchas cosas que te hacen sentir mal. ¿Quién dijo que sería fácil? , Jesús dijo:
 Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16: 24)

Tienes que negarte, y esa pequeña letra del contrato  debe de resonar todos los días, y efectuar cada momento lo que dijo Juan el Bautista:
 “Es necesario que Él crezca, y que yo mengüe” (Juan 3: 30).

Pues, si tú crees en Dios, inmediatamente  eres perseguido por el Mundo.

Anhelas seguir cada día a Dios, cada momento, cada nueva mañana. Anhela estar con  el Salvador, eso te animará a  seguir todos los días. Ese sueño, esa visión de correr y abrazar las rodillas de Jesús, es algo indeleble en todo creyente.

Si te dicen  raro, si te dicen: “pastor”  u otros pseudónimos,  no mengües, alégrate porque estás  marcando lo suficiente tu línea, para que vean que no eres cualquier persona. Marcas tú espacio y tus límites.


¿Fácil?  Nadie lo dijo, ni el propio Rey de reyes, él dijo que seríamos atribulados; pero tranquilo, recuerda:
 “…Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4: 8-10 ).

Andar en Jesús  es difícil, pero no imposible, porque aunque el mundo  se venga  a toda velocidad a chocar contigo, recuerda:
En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he venido al mundo.” (Juan 16: 33)

 Nuestro Capitán es Sempiterno, no hay nada que lo pueda vencer. Nos manda a la lucha que, donde el enemigo está acabado.
Recuerda… Tu ciudadanía, no pertenece al mundo, está en los Cielos.

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