martes, 11 de junio de 2013

Me entro por un oído, y me salió por el otro









En mi iglesia, desde hace unos días estamos organizando un evento juvenil. Hace unos meses, nos encontrábamos en una rápida reunión, planeando por primera vez el evento. Recuerdo que todos estábamos entusiasmados, y llenos de miles de ideas, que lo único que faltaba era tener más bocas y oídos, para decir más ideas y escucharlas respectivamente. Todo marchaba a la perfección, nos sentíamos en una especie, de “ambiente celestial”, en el cual el respaldo de Dios se podía sentir. Cuando de repente, uno de los jóvenes que estaba en la reunión, nos dijo  algo que a todos nos puso la piel de gallina, tratare de citar sus palabras a continuación: ¡Lo que se nos viene, no es nada fácil, el enemigo se enojara con nosotros, por eso debemos de buscar constantemente del Señor! Fue un mensaje de aviso, claramente de parte de Dios. Pero parece que a mí, como dicen las abuelitas: “Me entro por un oído, y me salió por el otro”

He tenido una semana totalmente de “infarto”, he cometido errores increíbles, en los cuales he afectado a personas que me rodean. A parte de eso, algo un poco extraño ha pasado, pues con mi equipo de trabajo de universidad  y con mi equipo de trabajo de la iglesia, he tenido innumerables discusiones, que muchas veces se han tornado fuertes, hasta hacerme pasar una de las peores semanas, y me han acarreado un buen número de dolores de cabeza, depresiones, enojos, estrés, y una lista de nunca acabar.

Muchas veces me pregunte porque, me había pasado todo eso, y me llegue a sentir una especie de frustración, y la verdad viví  unos días, que nunca quisiera volver  a vivir. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Estás pasando por una serie de dificultades que ni sabes de dónde vienen? ¿Algunas veces sientes como una especie de resentimiento hacia las personas que te han “amargado” la semana?
 
Pues hoy te quiero compartir la respuesta a eso que estás pasando, bueno, la verdad es como un “slogan” que nunca debes de olvidar, porque si lo haces, comenzaras a canalizar los conflictos que tienes, contra las  personas que los provocan y esa no será la solución. Bueno eso es lo que me sucedió a mí, de repente ya sentía insoportable la presencia de ciertos compañeros de universidad con los que había tenido problemas, y Sí, ore al Señor, para que me ayudara, pero su respuesta no llego en el mismo instante. Sino que fue hace unos días, en realidad  fue una respuesta, tipo recordatorio, en la cual lo único que se me vino a la mente fue: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12”.
 
Recuerdas lo que dijo aquel  joven en la reunión que te mencione, prácticamente se había hecho realidad en mi vida. Sabes porque fue que me estrese, perdí la paz, comencé a resentirme con los que me rodeaban a causa de los problemas que me sucedían, fue porque me “OLVIDE” que mi lucha no es contra carne ni sangre, pues NUNCA de los NUNCA debemos de olvidar eso. El enemigo anda siempre buscando como hacernos caer, y lo peor aún es que muchas veces lo logra, por ello a partir de ahora, no hagas como hice yo con ese aviso de Dios, que “Por un oído me entro y por el otro me salió” NO, al contrario no pierdas de vista que es necesario que día a día te alimentes espiritualmente, y que busques constantemente al Señor, pues al no tener lucha contra sangre ni carne, sino contra las regiones celestes, la única forma de combatirlo es mediante el PODER DE DIOS, no hay otra forma, y si lo haces así vencerás, y además de vencer, NO la pasaras tan mal en medio de la prueba, pues Estarás tan lleno del Señor, que su paz, gozo y cada uno de sus frutos nunca faltaran en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario