domingo, 2 de junio de 2013

Cuidando mis palabras










La mayoría de las veces no prestamos atención a lo que decimos, hablamos a la ligera, olvidamos que las palabras que soltamos tendrán consecuencias ya sean positivas o negativas, de bendición o maldición. Debemos cuidar nuestras palabras, hay un dicho muy común “las palabras se las lleva el viento” pero lo cierto es que las palabras dejan huella. No tomes a la ligera tus palabras, puedes hacer grandes cambios si aprendes a cuidar lo que hablas.

Lo primero que tenemos que hacer para cuidar lo que hablamos es aprender a pensar antes de hablar, somos muy dados a sólo reaccionar, a hablar en automático sin pasar nuestras palabras por nuestros pensamientos, Proverbios 17:27 dice “El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos”. Al hablar de más podemos cometer muchísimos errores de los cuales nos podríamos arrepentir y éstos podrían ser muy difíciles de enmendar. Antes de expresar cualquier idea, pensamiento, sentimiento medita en las consecuencias que puede tener lo que vas a decir. A veces somos muy dados a atarnos con nuestras propias palabras, cuida lo que hablas, no hables a la ligera, no hables en automático porque esto puede traerte muchos problemas, se sabio y aprende a pasar tus pensamientos por filtros para que todo lo que salga de tu boca sea de edificación para tu vida y de los que te oyen.

La segunda cosa que tenemos que saber es que somos lo que hablamos, todo lo que sale de tu boca proviene de tu corazón pues de la abundancia del corazón habla la boca Lucas 6:45 todo lo que quieres o lo que eres es lo que hablas, tus conversaciones son un buen indicador de lo que tu corazón está guardando y obviamente es lo que muestras a los demás, es fácil darte cuenta cuando un corazón está lleno de rencor, cuando un corazón está lleno de dudas, cuando un corazón está lastimado o está lleno de pensamientos desagradables pues sus labios sacan a relucir lo que hay en el. Para poder sacar cosas dignas, puras, agradables, palabras de bendición es necesario que el corazón sea puro y limpio, cuida tu corazón, saca lo que no es digno de el y entonces tus palabras serán edificantes para ti y para los que te rodean.

Recuerda que lo que confieses con tus palabras ocurrirá pues si tú hablas cosas buenas y positivas, las cosas que empezarán a ocurrir en tu vida también lo serán pero si hablas sólo de fatalidades y de negativismo eso será el resultado. Es como la fe, por la fe confesamos las cosas que no son como si fueran, este principio debes aplicarlo siempre al hablar.

No dejes que tus palabras sean destrucción, tú fuiste llamado para bendecir, las palabras dichas con maldad o falsedad sobre una persona, tienen el poder de destruir su reputación y su vida. No levantes bolas o bases tus juicios en mentiras porque podrías ser partícipe de la destrucción de alguien. Si no tienes nada bueno que decir sobre alguna persona, mejor no digas nada, es más sabio callar.

Por ultimo toma en cuenta que tus palabras deben estar alineadas a tus acciones, quizás estás hablando lo correcto pero tus actos no son congruentes con lo que estás diciendo, una vez escuché esto “que tus acciones hablen más alto que tus palabras”. No apagues el sonido de tus palabras con tus acciones. Haz que tus acciones le den más volumen a tus palabras, que tus actos sean un respaldo de lo que hablas.


Las palabras debes usarlas para bendecir a los demás así como bendices a Dios. A través de las palabras podemos construir o destruir, nuestras palabras tienen el poder de bendecir o maldecir, ¡Tú decides!

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