jueves, 4 de octubre de 2012

¿Qué te dejó el mundo?


Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:20-23)

El pecado nos aparta de Dios, pero debemos reconocer que tenemos un sello llamado: El Espíritu Santo. El enemigo quiere hacernos tropezar, pero debemos pedirle a Dios que nos muestre su Gloria, y demostrar siempre con compasión que Él es un Dios sobrenatural, de poder, un Dios que no comparte su gloria con nadie, un Dios celoso.

Romanos 6 nos habla de los principios de llevar una vida en santidad. La Palabra del Señor en el versículo 1 y 2 de la versión actual dice: “¿Qué más podremos decir? ¿Seguiremos pecando para que Dios nos ame más todavía? ¡Por supuesto que no! Nosotros ya no tenemos nada que ver con el pecado”.

¿Por qué dice, “Ya no podemos vivir con el pecado”? Sé que cuesta mucho dejar la manera vieja de vivir, nos cuesta mucho dejar las cosas que vivíamos antes, pero ¿Qué nos dejó el mundo?

Te pregunto a ti este día, ¿Cuántas cosas buenas te dio el mundo? ¡Ninguna!

Pero ¿Cuántas cosas te ha dado Dios hasta el día de hoy? Las puedes contar y tus manos no podrían dejar de contarlas porque la misericordia, el poder y el amor de Dios están sobre ti y te ha demostrado que, en la cruz del calvario, Él entregó Su amor, para que tú te des cuenta que tienes vida y vida en abundancia.

Muchas veces vives esclavizado, atrapado en el pecado porque piensas que las cosas que sigues cometiendo, las puedes seguir haciendo y nadie te dice nada.
Si el pecado a ti te atrae, tú sigues haciendo las cosas y no sientes temor por lo que estás haciendo, entonces, te es necesario nacer de nuevo.

Por eso muchas veces se peca. Pero cuando peques ve a la casa de Dios y dile “Señor, me siento hasta impuro, me siento hasta inmundo de poder entrar a tu casa y poder decirte que voy a ser un hijo, que estaré buscándote, orando, que estaré glorificándote, he cometido miles de errores y miles de pecados”, porque con este tipo de personas, es con las que Dios quiere tratar.

El Señor quiere tratar con aquellos que lo buscan en Espíritu y en Verdad, pero también quiere tratar con aquellos que están esclavizados por el pecado.

Cuando la Palabra del Señor dice: “Cuando erais esclavos”, está hablando de un tiempo pasado. Te está hablando a ti y a mí el día de hoy, que estamos quizá cometiendo las mismas cosas. Te está diciendo que la esclavitud lleva como significado, una persona totalmente dominada por una pasión y un vicio.

Y yo te pregunto a ti ¿Con qué estas luchando? ¿Estás luchando con la pornografía, con el vicio del internet, con drogas, alcohol, o los problemas que te están llevando hacia la ruina? El día de hoy Dios te quiere demostrar que aunque cometas los errores más grandes de tu vida, Él siempre te ha amado, Él siempre te va a amar y nunca te va a abandonar porque Él es Dios, porque para SIEMPRE es Su misericordia.

El mundo no nos deja absolutamente NADA, o al menos a mí, el mundo me dejó destrozado, el mundo me dejó en la calle, el mundo no me dio absolutamente nada porque estaba esclavizado y preso en las cosas que el enemigo me mostraba que aparentemente eran buenas, pero que al final eran de perdición.

Pero hay alguien que no me abandonó, hay alguien que me entregó un tesoro muy grande que se llama SALVACIÓN y que ese tesoro nos corresponde a cada uno de nosotros y le corresponde desde el más pecador, hasta aquel que se cree más santo.

Dios no vino a buscar personas que sean grandes seres espirituales, Dios ha venido a buscar aquellos que están perdidos, aquellos que tienen necesidad de Él, aquel que le viene a buscar y que verdaderamente le necesita; no a aquellos que están jugando, que viven el juego del mundo y luego están en la iglesia adorando. No podemos engañar a Dios, no vamos a ser transformados en ningún momento si estamos buscando agradarnos por nuestros propios deseos. Volvamos  a arrepentirnos y demostremos quienes somos en verdad.

¿Cuántas cosas recuerdas de las que cometías en el mundo? Y si aún tienes tus pies, puestos en los dos lugares ¿Dónde están tus nuevos frutos? ¿Por qué sigues en tu vieja manera de vivir? ¿Qué es lo que no has entendido?

Por muchas cosas nos avergonzamos hasta el día de hoy, porque el pecado, las cosas anteriores hoy nos avergüenzan. Y te vuelvo a preguntar ¿Volverías a ser lo mismo hoy que estás dentro de los caminos de Dios? Y muchos dirán que no, pero hay muchos que lo siguen haciendo. ¿Tú crees que haciendo las mismas cosas que hacías antes, glorificas a Dios? DE NINGUNA MANERA.

Lo que va a glorificar a Dios a partir del día de hoy es que tú verdaderamente, cuando caigas, te vuelvas a levantar y de ese error vas a aprender para no volverlo a cometer.

Muchos cristianos hasta el día de hoy siguen viviendo en las mismas cosas, en las mismas artimañas. El enemigo les dice: “Está bien, síguelo haciéndolo, si eres un buen cristiano, si no ha pasado nada hasta el día de hoy, si ese pecado que cometiste ya se le olvidó a Dios…”

A Dios no se le olvida NADA hasta que no nos arrepintamos verdaderamente. Dios lo tiene todo medido, Dios sabe muy bien las cosas que has hecho, las facturas del 2005, nos están pasando en el año 2012. Muchas de ellas te alcanzarán el día de hoy, te alcanzarán el día de mañana, y tú te preguntarás ¿Pero cómo es posible si Dios es un Dios de amor? ¡Claro que es un Dios de amor! Pero también es un Dios celoso que no comparte su Gloria con nadie.

Estás queriendo compartir tu gloria con el mundo, no lo vas a poder hacer. A Dios no se le sigue adentro de un boliche, una discoteca, a Dios se le sigue en tu corazón, en la iglesia, en tu hogar.

¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 

Te está hablando de frutos del pasado. Dile al Señor el día de hoy, las cosas que estás cometiendo, los errores que estás viviendo, las cosas que no te dejan vivir en paz, quizás ahora tengas problemas con algo que te está atando, con problemas en tu hogar, tu relación sentimental.

Un hijo de Dios es el que demuestra, no con la Biblia en su mano, ni mucho menos con un buen traje, ni tampoco ir y sentarte a la congregación, un hijo de Dios es aquel que demuestra que aunque esté en adversidad, que aunque esté en problemas, levanta la frente en alto y dice: Yo sé muy bien en Quién estoy confiando, mi Dios suplirá las necesidades de mi corazón y no me importa lo que venga ahora, mañana; si vienen las adversidades pues que vengan las que quieran venir, que vengan los problemas que quieran venir a mi NADIE me separará del amor de Cristo Jesús Señor nuestro. 


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