miércoles, 16 de mayo de 2012

Míos son ustedes


Natanael preguntó: -¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? -Ven y lo verás -contestó Felipe. (Juan 1:46)

Ellos le respondieron: -¿También tú crees que de Galilea puede salir algo bueno? Estudia la Biblia y verás que de allá no ha venido ningún profeta. (Juan 7:52)

El rechazo lo sentimos cuando estamos lejos de Dios.

Si hay alguien que por experiencia propia podría darnos una cátedra sobre “Rechazo” es nuestro Señor Jesucristo. Como verás allí en los versículos de arriba, la gente ya lo juzgaba hasta por la ciudad de donde venía. Lo triste es que hoy en día podemos ver prejuicio y rechazo entre cristianos y a los cristianos.

Sé que los que están leyendo esto se han sentido rechazados. Por sus familias que no son cristianas, por sus amigos que no son cristianos, por hermanos en la iglesia, por pastores, por líderes. ¿Pero por qué sentimos tanta soledad cuando nos rechazan? Porque no ponemos los ojos en Dios.

Es cierto que nos duele sentir rechazo, y más cuando es de personas que no lo esperamos. Pero debemos tomar el ejemplo de Cristo, debemos de tomarnos de Dios. Jesús estaba solo cuando vino al mundo, la Biblia dice que muchos no creían en Él y hasta sus discípulos lo abandonaron. ¿Y Él que hizo? Se tomó de las manos de Dios.

El rechazo es una sensación, porque las personas siempre nos ignorarán, pero Dios no. Si en verdad estamos cerca del Padre, jamás nos sentiremos solos e insignificantes.

En mi caso, soy la única cristiana de mi familia. Todas las semanas debo callarme y defender mi fe porque recibo críticas y burlas de mi propia familia. ¿Duele? Claro que sí, pero ¿Me siento sola? ¡Jamás! He aprendido que de la mano de Jesús jamás me sentiré rechazada. Escrito está: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.” (Salmos 27:10)

No le tengamos miedo al rechazo. No dejemos de congregarnos en una iglesia o de servir porque “nos vieron mal”. No nos alejemos de nuestras familias porque nos incomodan sus comentarios. Al contrario, seamos ejemplo de Cristo. Tomémonos de Dios, sigamos mostrando el amor. Cuando nosotros amamos al ser rechazados, confundimos al reino de las tinieblas.

El diablo cree que con críticas y rechazos caeremos. ¿Pero sabes qué? Que seremos rechazados, seremos rechazados; pero que Dios nos levanta, ¡Nos levanta! Confiemos en Él y no en lo que los demás puedan decir de nosotros.

Me duele ver cristianos que se han alejado de Dios por culpa de hombres. Ya no estamos para esto, sino para marcar la diferencia. ¿Sabes? Tú no eres un “bueno para nada” como te han dicho. ¿Sabes? Tú puedes lograr lo que te propongas de la mano de Dios, aunque te hayan dicho lo contrario. ¿Sabes? Dios hará grandes cosas contigo, aunque te hayan dicho que eres joven. ¿Sabes? Cristo murió por ti porque eres importante para Él.

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10)

“Pero aquellos que la aceptaron y creyeron en ella, llegaron a ser hijos de Dios.” (Juan 1:12)

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9)

¿Así que hasta este devocional te sentías rechazado/a? ¡Pon hoy en tu mente: ERES IMPORTANTE PARA DIOS! No importa de donde vengas, no importa de qué país eres, no importa qué idioma hablas, no importa el color de tu piel, no importa tu edad, no importa tu forma de vestir, no importa tu pasado, no importa todo el dolor y rechazo que has sufrido, Dios te ha dicho y hoy te lo afirma con total seguridad: “MÍO/A ERES TÚ” (Isaías 43:1)



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