jueves, 10 de mayo de 2012

Fe en acción


Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar! Si algún hermano o hermana de la iglesia no tiene ropa ni comida, y tú no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien, de nada le sirve que tú le digas “Que te vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes”. Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que le somos fieles, si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta. (Santiago 2:14-17)

Tal vez no necesitabas cambiar tu estilo de vida antes de recibir a Cristo, pero ahora que lo has recibido, tu vida debe mostrar cambios. Si esto no ocurre, se podría dudar si Cristo ha llegado realmente a tu vida.

El modo en que vives refleja lo que crees. No podemos permitir que el “hacer” y el “creer” se contradigan en nuestra vida. Cuando aceptaste a Cristo como tu Señor, automáticamente pasaste a ser morada del Espíritu Santo. (1 Corintios 3:16) ¿Qué significa? Que si realmente Jesús vive en ti, no puedes actuar como si Él se hubiera ido de vacaciones en tu vida.

Como dijo Juan el Bautista: “Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios” (Lucas 3:8). No se trata de algo religioso el “arrepentimiento”, es simplemente darle el permiso a Dios que acomode lo que no está bien, lo que no le agrada.

“Es difícil”, sí, claro. Dejar atrás aquello a lo que “estamos acostumbrados” no es algo fácil, pero es necesario para que en verdad el poder de Dios se manifieste en nuestra vida y alcancemos la salvación. Por la fe sola no te vas a salvar, sino por cómo demuestras tu fe.

Santiago, en los versículos 15 y 16 nos da otra razón importante para respaldar nuestra fe con acciones: Se nos hará más fácil compartir nuestra fe con otros. Cuando la gente ve que tenemos genuino interés en ellos como personas, estarán mucho más dispuestos a escucharnos. Quizás hasta a la gente que te ha lastimado debas demostrarle el amor de Dios, y te costará, pero recuerda que no eres tú, sino Jesús actuando a través de ti.

Es necesario que entendamos este mensaje de Santiago. En el versículo 18, del capítulo 2, nos lo dice claramente “A los que dicen que son fieles a Dios, pero no hacen lo bueno, yo les podría decir: Tú dices que eres fiel a Dios, y yo hago lo que es bueno. Demuéstrame que es posible ser fiel a Dios sin tener que hacer lo bueno, y yo te demostraré que soy fiel a Dios por medio del bien que hago.”

Es como decir: “Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras  y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Es imposible demostrar nuestra fe sin obras. Es imposible dar testimonio con nuestra vida, si no cambiamos. Nosotros somos fieles a Dios por fe, pero demostramos que le somos fieles por obras. Esto no debe contradecirse ni confundirse.

No hay un sólo caso en la Biblia en el cual Dios no haya bendecido al hombre que demostró por obras su fe. Uno de los más grandes ejemplos fue Abraham, no le dijo al Señor “Te creo…pero no me hagas sacrificar a mi hijo”. ¡No! Abraham obedeció, puso por obra su fe. La puso en acción. Debemos vivir nuestra fe.

La fe no es una filosofía, no es algo que tiene tiempo verbal ni es por momentos, la fe es en todo tiempo, todo momento, todo lugar y toda situación. Si Cristo mora en ti, la gente debe verlo. Nosotros siempre decimos y siempre diremos: Si eres cristiano, que se te note.

¿Puede la gente ver a Jesús en la forma en que vives? Si no es así, ha llegado el momento de que pongas  a Jesús como el “Piloto” de tu vida.

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