jueves, 12 de enero de 2012

Firmes en el Señor


El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 1:8

Cuando cedimos el control de nuestras vida a Dios, dejamos al viejo hombre, ya que Él nos da una vida nueva, en pocas palabras, olvidándonos de todo lo malo que hicimos pero sí siempre recordando de dónde Él nos sacó. Dios nos perdona y Él nos da el borrón y cuenta nueva en nuestras vidas, ya que pasamos a ser sus hijos.

Pero hay cristianos, que viven conforme a lo que ellos piensan, nosotros no somos lo que la gente dice que somos, somos lo que Dios dice: Sus hijos. Yo me sentía mal, cuando escuchaba decir a un pastor decir esa frase: “Somos lo que la gente dice que somos”. No es así, ya que no dependemos de la gente sino de Dios.

Ahora bien, debemos cambiar nuestra mentalidad de esclavo por la mentalidad de un hijo, que aunque nos critiquen, aunque nos burlen, etc, etc y etc. No debemos tener una mente reducida a lo que esté en nuestro entorno, sino más bien a lo que Dios piensa de nosotros, recordando que para Dios no hay NADA imposible.

Debemos ser personas de un solo ánimo, un solo sentir, tu carácter deber ser firme. Somos hijos de Dios, no podemos tener un pie en los caminos de Él y el otro en el camino que nos lleva a la perdición. Es obvio que Dios nos dio el libre albedrío y eso lo tenemos claros TODOS como cristianos, pero eso no da para estar en dos caminos.

Recuerda que somos cartas leídas por el mundo. ¿Qué testimonio les estamos dando a ellos?

Doble ánimo es la misma palabra que “hipócrita”. Salmo 119:113 dice: “Aborrezco a los hombres hipócritas; más amo tu ley”.

No podemos estar jugando a estar en dos sitios porque no podemos estarlo, es solamente en uno. Otra cosa que es sumamente importante y sobre todo de allí es donde tenemos este desánimo, es la lengua. Santiago lo dice: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” (Santiago 3:5-6). Y también sigue hablando “Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios” (Santiago 3:9).

La lengua contamina el cuerpo, no podemos tener doble ánimo. Debemos ser firmes, aprendamos a tener un solo sentir. Con nuestras actitudes ofendemos a Dios y el mismo Santiago nos lo dijo, muchas veces el orgullo nos ciega la mente. El orgullo engaña, el orgullo te hace perder el control, el orgullo te hace dar un mal testimonio para los demás.

Discutimos si el fulano, el zutano o el mengano está bien con Dios, o discutimos si realmente lo que los demás hacen está bien, no seamos de doble ánimo, de dos espíritus, o es el tuyo o es el Espíritu Santo. Deja que Dios trabaje en ti, La Biblia dice que el corazón del hombre es engañoso, y que debemos confiar en Dios para ser sabios (Proverbios 1:7). Y también para ser de un solo sentir.
 
No nos jactemos, recordemos que llegamos a ofender a Dios, y todo trae consecuencias. Ya no es tiempo de estar jugando a estar en el mundo y también con Dios, un día estamos bien y otro día mal, otro día estamos alabando a Dios y otro día diciéndole por qué de nuestra desgracia. Nosotros somos los que perdemos, Dios no pierde, nosotros no vamos a mover al Creador de su trono, Él solo te espera para moldearte como Él anhela, pero debemos comenzar a ser personas de un solo sentir. No de dos, ni de un día está bien y otro día no.
 
La confianza en Dios se mostrará en nuestra vida,  aún con la prueba más difícil, aprendiendo y sabiendo que Dios está de nuestro lado y diciéndole al mundo: Yo todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
 
Ya deja de pelear, ya deja de luchar con tus propias fuerzas, deja que sea Dios quien te moldee y seas una persona firme, con firmeza, declarando y diciendo SÍ o NO. Así que, firmes en el Señor, deja de ser un cristiano de doble ánimo. Confía en tu Padre, porque él te dará la victoria.
 
¡Toda la Gloria y la Honra sean para Dios!


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