El rechazo

No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. Isaías 43:18-19

Muchos hemos sido rechazados, incluso desde el vientre de nuestra madre. Quizás casualidad, quizá algo no planeado.

Desde muy pequeño sufrí de baja autoestima, de rechazo ya que desde el vientre de mi madre fui rechazado, por su familia, por mi familia, es duro, y no sé si tú has pasado por lo mismo, pero Dios nos dice en su palabra  por medio de David, que aunque ellos nos dejaran él nos recogería.

Conozco a muchos cristianos con complejos, sin identidad, porque desde pequeños cargan un peso que ya no pueden llevar en sus vidas, basura que lo único que alimenta es un “No sirvo”, “No puedo” y muchas cosas más.

No sé qué tipo de rechazo has recibido tú, pueden ser, en donde estudiabas, tus amigos se burlaban porque tenías algún defecto que ellos notaban, por algo que hacías mal y te cuestionaban, por un error que cometiste y en vez de ayudarte te tiraron  al suelo. Por aquella persona que te dijo “te amo y quiero que seas mi pareja” y al final te estuvo engañando y luego  lo que obtuviste fue rechazo. Que tus padres hayan tenido problemas, y tú termines siendo el que tiene la culpa aunque tú no la tengas.

La autoestima es el sentimiento más profundo de lo que uno piensa de sí mismo. En otras palabras es como te percibes o cómo te ves a ti mismo. Lo que tú crees que vales.

Quizás no sean las personas el problema en esto, sino más bien nosotros, todo nos afecta, nos ve mal la vecina y ya pensamos mil cosas, nos ve mal un líder o una persona en la iglesia y comenzamos a cuestionarnos, o cuando nos acercamos a alguien y si recibimos ese rechazo, pero cuando realmente te tomas de Dios, no hay NADA ni NADIE que te haga tumbar de lo que emprendes, de lo que realmente quieres ser en Cristo en un futuro.

Es importante tener una autoestima sana porque actuarás basado en lo que crees que eres y recordando que tú eres lo que Dios dice que eres, eres su hijo. ¡Sí se puede con Cristo!

Yo te puedo asegurar que a pesar de todo, a pesar de que tus padres no estén contigo, a pesar de los problemas, de las circunstancias en las que te puedas encontrar, Dios te quiere tomar de tu mano y caminar contigo en medio del desierto, porque él en medio de todo no te quiere dejar solo.

“Todos lo despreciaban y rechazaban. Fue un hombre que sufrió el dolor y experimentó mucho sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo; lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta. A pesar de todo esto, él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido y humillado” (Isaías 53:3-4). Jesús fue rechazado, lo despreciaron, pero ¿Quién les dio libertad y Salvación? Jesús. ¿Cómo puedes ser libre, del rechazo? Abrirle tu corazón a Dios, desnudarlo delante de Él.

¡Sí se puede ser libre del rechazo! La mejor identidad es la que Dios nos da, el rechazo viene por falta de identidad. Ya no vivas dependiendo de ti, ni de los demás, depende de Dios. Lee, medita, escudriña su Palabra, si antes orabas una vez hoy hazlo 3, haz hábitos que te favorezcan en tu crecimiento espiritual, en tu relación con Dios.

Estamos pasando tiempos difíciles y vamos a enfrentar diversas pruebas, diversas circunstancias, que nos hagan sentirnos así, pero yo te digo este día y con toda autoridad: RENUNCIA a toda palabra inútil, a todo pensamiento negativo, a aquello que te impide caminar en Dios. Ya no estamos para jugar a ser cristianos, debemos dar frutos dignos de arrepentimiento. Si tú no estás conectado con Dios será muy difícil y  más difícil, seguir. Todo lo que te haga caer te hará sentir rechazado, deprimido, triste, ilógico. Pero no dejes que el diablo entre a tu vida, a tu mente y corazón para que siembre rechazo y tristeza en tu vida.

Entrégale tu vida a Dios, sé libre de reacciones agresivas, pensamientos de venganza, temor al fracaso, baja autoestima, depresión, egocentrismo, orgullo.

Dios te ama y así como estas él te busca. Déjalo que entre a tu vida, a tu corazón, porque él tiene grandes cosas preparadas para sus hijos, recuerda que aquel que comenzó la buena obra la irá perfeccionando en ti.

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