domingo, 8 de mayo de 2011

Batallas ganadas



Yo les daré consuelo; cambiaré su dolor en danza y su tristeza en alegría. Jeremías 31:13


Desde niños, en mayor o menor medida, se nos han presentado batallas. Cuando tenías apenas un año intentabas caminar, caída tras caída tú te levantabas con ayuda de algún familiar e intentabas dar el siguiente paso hasta que ganaste la batalla y aprendiste a caminar sólo. Lo mismo sucedió cuando aprendiste a vestirte; te costaba poner los brazos en la camisa o abrochar un botón, hasta que ganaste la batalla y pudiste hacerlo sólo.

A medida que crecemos se nos presentan batallas diarias, algunas más difíciles que otras. Muchas veces creemos que con nuestras propias fuerzas podremos superarlas, pero es ahí cuando nos damos cuenta de que sólo con Dios tendremos al final una batalla ganada. ¡Sólo con Su ayuda podemos vencer!.

David sin duda es uno de los personajes más impactantes de la biblia y uno de los hombres más seguros del poder de Su Dios. Sobre el final del reinado de Saúl, Dios le pidió a Samuel que buscara a David, porque él sería el próximo rey. En esos tiempos, se estaba por iniciar una batalla entre los filisteos y los israelitas. Estando los dos ejércitos preparados para pelear, un filisteo llamado Goliat se paró frente al ejército israelita y dijo: <<Yo desafío a todo el ejército israelita. Elijan a uno de sus hombres para que luche conmigo. >> 1 Samuel 17:10.

David se había convertido en un ayudante de Saúl, pero no para pelear en batallas, sino para cuidar a las ovejas. Durante cuarenta días los israelitas fueron amenazados por Goliat. Un día David es enviado con alimento al campo de batalla para abastecer al ejército israelita. Cuando llegó al valle en donde se encontraban, escuchó las amenazas de David y observó que estaban todos muy asustados.

¿Tú crees que David se asustó también? ¡Claro que no!. Las palabras de David fueron: << ¿Quién se cree este extranjero, que se atreve a desafiar a los ejércitos de Dios? >> 1 Samuel 17:25. David era un fiel servidor del Señor, él confiaba en Su Poder, sabía que Dios podía hacer lo que quisiera con los filisteos y darle la victoria a Su pueblo. ¿Quién podría contra Dios? ¡Nadie! Tenemos que aprender a tener la confianza de David frente a las batallas diarias que se nos presenten porque sabemos que al final, con Dios tenemos la batalla ganada.

David, siendo sólo un cuidador de ovejas, dijo que quería ser él quien se presentara ante Goliat. Saúl le dijo: << No vas a poder matarlo. Tú eres todavía muy jovencito, y él ha sido guerrero toda su vida >>. ¿Cuántas veces el enemigo nos ha puesto en la mente la idea de “No podré hacerlo”? ¡Se valiente! David no tenía armas, no estaba entrenado para pelear, pero ¿Sabes qué? Él era un Hijo de Dios. Eso le daría la batalla ganada, asegurar su confianza en Dios le daría la victoria. Pues no sería él quien peleara, sino que sería su Dios poderoso.

<< David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo. >> 2 Samuel 17:34-37

Día a día cuando se presente una batalla en tu vida, dite a ti mismo: ¡Dios está conmigo, con Él venceré!. No hay manera que de la mano de Dios tú pierdas. Deposita tu confianza, tus problemas, tus angustias, tu aflicción, tu dolor en Él, y Él te lo quitará, Dios transformará todo aquello en Alegría. Tu victoria ante el enemigo está asegurada. Sólo << Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará.>>  Salmos 37:5

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