martes, 28 de agosto de 2012

Siempre listos


“Estén  alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil”. (Mateo 26:41)

Día a día tenemos batallas, día a día luchamos por no caer en la tentación. A cada momento nuestra vida es una constante lucha. No hay momento en el que no debamos de tomar una decisión. En todo debemos estar enteramente preparados para ir a la batalla  y saber qué hacer.

Pero eso sólo se logra con una comunión más fuerte y más grande con nuestro Dios.

A cada momento, a cada segundo debes estar siempre en oración, debes estar siempre conectado con Dios, no te debes alejar de Él, no puedes dejar de orar, ni puedes dejar de leer tu Biblia. Si dejas de lado tu comunión con Dios, tu cuerpo será débil y caerás en la batalla.

Vamos, no te rindas, ora, ora, ora  y ora. Si sientes que aún estás débil, pues ora aún más. No puedes descuidar tu oración. La oración es la conexión directa con Dios, es la plática directa con nuestro Padre, es por ello que no podemos dejar de orar.

La Biblia habla muchas veces que no debemos dejar de orar, habla que no debemos dejar de lado nuestra comunión. De igual manera, habla que la palabra de Dios nos prepara para toda la batalla, nos prepara para darnos sabiduría, entendimiento, fortaleza, ánimos, etc. Pero, si dejamos de leer la Biblia, no tendremos el entendimiento que orando es como saldremos de la tentación y triunfaremos en la batalla. 

Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.” (Marcos 14:38)

Orad sin cesar.” (1 Tesalonicenses 5:17)

Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Efesios 6:18)

Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones.” (Marcos 11:25)

Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba.” (Lucas 22:41)

Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos.” (Génesis 20:17)

Y oyó el SEÑOR a Ezequías y sanó al pueblo.” (2 Crónicas 30:20)

Así te puedo seguir citando textos, pero debes tú ir a leer la Biblia y entender qué es la oración, por qué oramos, a quién debemos orar, cómo debemos orar.

Lo que sí te puedo decir en este momento, es que: debes orar para estar preparado para la batalla. No puedes dejar de orar, porque si dejas de orar, te debilitas y tus fuerzas caen.


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