martes, 5 de junio de 2012

De menos a más


Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. (Romanos 1:21-25)

Leer un buen libro es muy lindo, te transporta a lugares imaginarios. Al leer un buen libro, creas tu propia película de lo escrito en esas páginas, pero jamás te edificará el alma.



Hace ya muchos años que hemos hecho a Jesús nuestro Señor, pero pareciera como que apenas empezáramos a nacer. Nuestras decisiones y actitudes, muchas veces, no reflejan el amor de Dios. Al contrario, demuestran dolor, resentimiento, amargura y hasta odio. Pero, porque no le hemos querido entregar el control de nuestra vida a Dios.



Decimos ser hijos del Rey pero no vivimos como príncipes. Al vivir como príncipes no me refiero a opulencia, Jesús no vino a predicar riquezas, Jesús vino a predicar la promesa del Padre: La salvación.



En nuestros días han nacido muchas corrientes que han movido a iglesias a separarse, todo por hacer lo que las personas sienten que está bien. Una vez más quiero recalcar que, nosotros, los hijos de Dios no debemos decidir con respecto a lo que sentimos que está bien o mal. Debemos decidir con respecto a lo que la Biblia enseña.



Si Dios tomará en cuenta lo que nosotros sentimos que está bien o está mal, al momento de hacer Su voluntad en nuestras vidas, todos estaríamos perdidos y sin esperanza. Pero, por eso Dios es soberano y Su voluntad es buena, perfecta y agradable. Dios es Santo y Justo.



El problema es que solo nos hemos quedado a lo que nuestros pastores predican en un pulpito, no estudiamos la Biblia, no investigamos y esa es la razón por la cual nos mueven muy fácil de nuestra fe. Nuestra fe no está basada en lo que un hombre a estipulado o algún libro aparte, nuestra fe está basada en la Biblia, en Jesús, en el Dios Triuno.



Si quieres identificar alguna secta, es muy fácil: Mira quién es la cabeza de esa “iglesia” y mira en que libro basan sus doctrinas. Nosotros como hijos de Dios, nuestra cabeza es Dios y nuestro libro la Palabra de Dios. La soberanía de Dios y el Señorío de Jesucristo es nuestro estilo de vida.



Pero, para conocer la soberanía y el Señorío de Jesucristo hay que estudiar la Biblia. Ella es muy clara en lo que enseña y habla:



“Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios.” (Hebreos 6:1)



“Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad.” (1 Timoteo 4:7)



“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo.” (1 Corintios 2:6)



Ya debemos dejar solo estar diciendo amén y sentados en la silla de una iglesia, debemos abrir nuestra Biblia, conocer al Dios vivo, conocer quién y cómo es Dios. Debemos conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos conocer el camino a la verdadera adoración.



Vivimos tanto preguntándole a Dios qué es lo que quiere para nuestras vidas, cuando Jesús ya lo dejo muy claro: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19) ¿Hacer discípulos, cómo? O sea, enseñarles sobre la salvación, qué es la salvación, por qué somos salvos, por quién somos salvos, de qué somos salvos, hacia donde vamos si somos salvos, por medio de qué somos salvos, qué pasa cuando somos salvos, qué debemos hacer cuando somos salvos, cómo debemos vivir cuando somos salvos.



A eso es lo que debemos apuntar, a eso es lo que debemos crecer como hijos de Dios. Por eso dice el texto que leímos que ya deberíamos estar enseñando. Pero no salimos de lo mismo, de ser cristianos de silla.



Ya es momento de decidirnos y seguir a Dios con toda nuestra vida. No olvides que la Biblia hay que leerla, creerla y vivirla.

 
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