“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:6-7
Él tiene cuidado de nosotros, él tiene planes increíbles para nuestra vida, quiere cumplir nuestros sueños, nuestros anhelos.
¿Le estamos dejando a Dios que gobierne nuestra vida? Como seres humanos, tendemos a desconfiar o a olvidarnos de que hay un Dios que TODO LO PUEDE.
Fijamos la mirada en las personas, en lo material que deseamos muchas veces, en famosos que no llegaremos a ver y quizás pasamos más tiempo viendo la novela o películas que escudriñando la Biblia.
Primero que Nada dice Dios: “Humillaos”, “Bajo la poderosa mano de Dios”. Dice en la versión (Lenguaje Actual) “Por eso, sean humildes y acepten la autoridad (gobierno) de Dios, pues él es poderoso. Cuando llegue el momento oportuno, Dios los tratará como a gente importante así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes.”
Pongan sus preocupaciones (todas) en las manos de Dios. ¿Entonces? ¿Qué es lo que no entendemos de Dios? A mi me irrita que amigos creyentes, vivan mediocremente (porque así es como el diablo les ha hecho creer) y al preguntarles cómo se sienten, o cómo se encuentran obtengamos como respuesta un “MASO” o “PUES AHÍ BIEN”. Hermanos, damos lástima, pena y vergüenza, delante de aquellos que nos ven y que saben que creemos en Dios.
Los incrédulos tienen más fe que nosotros muchas veces, ellos creen aunque no conozcan a Dios, ellos tienen fe aunque no asistan a una iglesia, aunque no oren quizá, aunque no sirvan en ninguna área a Dios, PERO EN FIN le CREEN a Dios.
¿Le estás creyendo? ¿Estás dejando que Dios gobierne tu vida? Para muchos se vuelve tan difícil, no quieren entregarle a Dios sus sueños, sus fracasos, su vida; por temor al que dirán, por temor a no ser escuchado o a no experimentar nada o tampoco de no querer dejar esos detalles que alejan de Dios.
Yo era una persona que me cuestionaba tanto el hecho de no escuchar la voz de Dios, y es bien tonto que digamos “no escucho a Dios”. Claro, no lees la Biblia, no escuchas predicaciones, no sales ni siquiera a la calle, ¿Cómo pretendes escuchar a Dios? Dios no va a llegar a tu casa, te va a tocar la puerta y te va a decir “Hola, aquí vengo, ¿me llamabas?” ¡No! Es rara la manifestación de Dios, pero no es mentira, Dios se manifiesta en tu vida cuando dejas apagado el ruido de tus problemas, de tu vida, de tus debilidades, y lo comienzas a escuchar a Él.
Sinceramente todo cambia, tu vida, tu manera de pensar, de hablar, cuando comienzas una relación seria con Dios, cuando comienzas a experimentar que en realidad Dios existe hasta en lo más mínimo.
Dios no tiene necesidad de nosotros, nosotros necesitamos de Él. Dejemos la altivez, el orgullo, a las “amistades” que nos sirven de tropiezo para alejarnos de Dios o incluso a ese chico que lo único que te hace es sufrir o perder tu tiempo, cuando Dios te ha prometido, que si clamas a Él, Él responderá y Él te enseñará cosas grandes ocultas que tú no conoces. Vuelvo a hacerte la pregunta: ¿Estás dándole a Dios entrada a tu vida, para que gobierne en ella?
No podemos seguir perdiendo el tiempo, estamos en tiempos difíciles, donde no sabemos si mañana estaremos vivos o no, no te confíes de tus propias fuerzas ni en tu propia prudencia, somos como el polvo y a eso mismo volveremos. Así que, si tú no le has entregado tu vida a Dios, hoy es el momento, entrégale tus planes, tus sueños, tus frustraciones, tu corazón, y veras que él te ayudara a salir adelante en victoria y triunfante.
Dios te ama.
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