jueves, 16 de febrero de 2012

La Fe


He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por la fe vivirá. Habacuc 2:4

Hoy no te vengo hablar de la fe, que muchos hablan. No podemos hablar de Fe y Justicia si no hablamos de Abraham.

“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abraham en visión, diciendo: “No temas, Abraham; Yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”.”(Génesis 15:1)  Yo soy tu fe, le estaba diciendo Dios a Abraham.

“Y respondió Abraham: “Señor Jehová, ¿Qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abraham: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa”.” (Génesis 15:2-4) Abraham le dijo en pocas palabras a Dios: ¿Para qué me vas a dar riquezas si no tengo hijos? Cuando muera, al que tengo por esclavo le quedara todo lo que es mío.

Luego vino a él la palabra de Jehová, diciendo: “No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Cuenta las estrellas, si las puedes contar. Así será tu descendencia”. (Génesis 15:4-5)

Qué aburrido lo que acabas de leer, y quizás ni lo entiendas, ¿será? Pero Abraham es el Padre de la Fe, aunque muchos no lo tomemos como ejemplo, ¿Cómo un hombre de 99 años, podría ser padre a esa edad? ¿Quién era Abraham? Él fue obediente ante todo.

Entonces dijo: “De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo”. (Génesis 18:10).

Espera y manos a la obra. La promesa, se vuelve firme y consistente. Hay que esperar con fe. Él es nuestro proveedor. Todo lo que Dios promete es verdad, pero debes esperar.

Donde caminas no ves nada, ahí es probada la fe, ahí pudimos ver a Abraham, y no solamente a él, a muchos más hombres de fe, pero este el Padre de la fe, en cual debemos tomar ejemplo.

Cuando Dios le dijo a Abraham “Ve y sal de tu parentela”, imagínate, ¿Quién dejaría a su familia por la obra de Dios? Somos pocos, no es fácil, no digo que sea fácil, pero Abraham obedeció. Hoy perdemos las bendiciones por decisiones que nos llevan a desobedecer a Dios, cuando nosotros estamos diseñados para obedecerle y amarle ante todo.

Te has de preguntar, pero ¿Qué tiene que ver conmigo la historia de Abraham? Y es que Sara era estéril, y no podía tener hijos. Y así mismo nos pasa a nosotros como cristianos, estamos ESTÉRILES, sin hacer nada, sin movernos de donde estamos. Es como los programas interesantes de la Tv que te dicen “No te muevas de donde estás”. Es como al voz del enemigo o más bien lo que él desea de nosotros, que hagamos un NADA de nuestra vida, cuando Dios nos dio TODO para poder lograr lo que realmente queremos en la vida, con fe, creyendo que lo obtendremos, creyendo que lo vamos a tener en nuestras vidas.

Pero así nos pasa a nosotros, como hijos, muchas veces esperanzados de alguien o algo, cuando tenemos a un gran Dios, viendo al mundo, viendo las vanidades. Jamás vamos a obtener nada, tanto material como espiritual, la vida se seca si vivimos conformes, no sé cómo estas viviendo tú, esperando que Dios te hable, o esperando que alguien llegue a tu vida y te diga “Aquí te manda Dios… dinero, algo que has deseado (un auto, una casa, un trabajo)”. No mis amados, la Fe es para aquellos que arrebatan con violencia, para aquellos que no están encerrados en cuatro paredes.

La clave de tener fe, es salir.

El escudo es la fe. “El justo por la fe vivirá”. N A D I E puede ver los cielos abiertos, si está encerrado.

Compórtate como príncipe de Dios, tú necesitas tener la Santidad de Abraham, todos necesitamos ser apartados como él. Cuando uno está en Santidad de que le cree, le cree a Dios. Debemos ser pro-activos. No activos solamente.

Declara.

“(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”. (Romanos 4:17) Declaración: “Como está escrito”.

No dudo.

“Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara”. (Romanos 4:19). No se debilitó y tampoco dudó de lo que Dios le prometió.

Creer en las promesas y creer en aquel que levantó de los muertos a Jesús: De esta fe te hablo, debemos de estar seguros, no dudar NADA, que El que levantó de los muertos está contigo.

“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe”. (Romanos 4:13) Dios le prometió que iba a ser heredero del mundo. “Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, eso es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 4:23-24)

Abraham sabía que el Espíritu Santo le ayudaría. Deja que el Espíritu Santo obre. Estaba convencido y estaba seguro. “Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia”. (Romanos 4:21-22) Su fe le fue contada por justicia. Las promesas de Abraham también eran para nosotros. No dejemos de lado al Espíritu Santo.

Mi Dios no es escaso.

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia: y salió sin saber a dónde iba”. (Hebreos 11:8) Dios te quiere dar. Abraham obedeció.

La clave es OBEDECER. El carácter de Abraham fue obedecer.

¿Estás totalmente dispuesto a depender de Dios?
¿Estás dispuesto a escucharlo hablar?

Dios tiene bendiciones para tu vida que ni tú imaginas, pero con tus actitudes, con tu desobediencia, con tu comportamiento hacia los demás, con tu orgullo, y con tu falta de humildad, Dios se detiene, y ahí muchas veces es cuando decimos “¡Qué injusto Dios!” ¿Te estás examinando? No les podemos decir a otros, o a nuestros familiares que cambien sino cambiamos nosotros primero, Dios ve tu corazón y tu humildad. Mi Dios no se resiste a un corazón contrito y humillado.

Ya no pierdas más el tiempo, vuélvete a Dios, Él así como para Abraham, tiene promesas increíbles para tu vida si le crees.



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