martes, 14 de febrero de 2012

Ahora o nunca, todo por Dios


“Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos”. Judas 1:3

Lamentablemente, seguimos siendo ignorantes de Dios. No digo sólo de la palabra de Dios, sino de Dios. Al no leer la Biblia, hacemos, pensamos, decimos tantas tonterías que es increíble. Mis queridos, a Dios no se le puede entender con filosofía humana.

El pensamiento post modernista nos está enseñando que hagamos lo que a nosotros nos parece bien o lo que sentimos que está bien. Se ha dejado la Biblia y por ende el conocimiento de Dios de lado o por último. Frases como "No queda más que confiar en Dios", son las más mediocres que he podido escuchar en mi vida, desde que conocí a Dios.

Yo no estoy predicando perfección. Pero, debemos entender que Dios no vive en edificios hechos por manos de hombres. Esto no se refiere al hecho de no congregarnos. Se refiere a que la iglesia la hacemos nosotros, cuando vivimos para la gloria de Dios.


Me molesta saber que ya tenemos AÑOS de "conocer a Dios" y seguimos viviendo de la misma manera que antes.


“Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26).

Un VERDADERO hijo de Dios no se puede estancar, no, entendamos ¡NO!
Un hijo de Dios todos los días debe de ir mejorando para la gloria de Dios.


Venir y decir que no me siento bien en la iglesia, que no siento paz en la iglesia, me miran mal, ya no voy a ir. Eso es desconocer lo que la Biblia dice. Es desconocer el testimonio de nuestro Señor Jesucristo. O sea, ¡NO CONOCEMOS A DIOS Y PUNTO! Debemos crear una VERDADERA comunión con nuestro Padre. Entendamos de una vez por todas que no estamos donde estamos por nuestros méritos, estamos ahí por que Dios ha confiado en nosotros. Dejar tu puesto es decirle a Dios que eres un mal agradecido.

Entendamos que Dios es Dios y punto. Dios es soberano. Si tú te quieres ir de la iglesia, no tienes paz en la iglesia, que porque te ven mal, te vas. Eso se resume en tu comunión con Dios, no es culpa de una iglesia. Es culpa tuya por tener una comunión paupérrima con Dios.


Yo no niego que no haya actitudes de ciertas personas, dentro de la iglesia que no te puedan dañar, que no te hagan daño o que no te molesten. Claro que sí las habrá, eso y más.

Cualquiera puede decir que estoy hablando mal de la iglesia o de los hijos de Dios.
Pero, no es así. Simplemente te estoy siendo honesto para que Dios toque tu corazón y entiendas que tú no estás en una iglesia por ser bueno o por portarte bien. Estás en la iglesia porque la soberana misericordia de Dios te ha llevado ahí.

“Pero si el justo se aparta de su justicia y comete iniquidad, actuando conforme a todas las abominaciones que comete el impío, ¿vivirá? Ninguna de las obras justas que ha hecho le serán recordadas; por la infidelidad que ha cometido y el pecado que ha cometido, por ellos morirá”. (Ezequiel 18:24)

No podemos seguir viviendo igual, no se puede. Dios demanda un cambio de nosotros para su gloria. Es muy fácil decir que somos creyentes. Pero, demostrar que somos hijos es lo bueno.

Basta de religiosidad, basta de ritualismo. Vamos por una verdadera comunión con Dios. Congregándonos, esperando que Dios hable, independientemente si el pastor “te aburre o no”. Es por Dios que vas, no por el pastor o líder.

Dios es Dios y punto. La Biblia hay que leerla, creerla y vivirla.



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