miércoles, 2 de noviembre de 2011

Papá, ¿Cuándo llegamos?


Deseamos que sigan con ese mismo entusiasmo hasta el fin, para que reciban todo lo bueno que con tanta paciencia esperan recibir. No queremos que se vuelvan perezosos. Más bien, sin dudar ni un instante sigan el ejemplo de los que confían en Dios, porque así recibirán lo que Dios les ha prometido. Hebreos 6:11-12

Yo creo que una de las cosas más difíciles que nos toca hacer como cristianos es tener paciencia. Nuestro Dios es misterioso, obra de diferentes maneras, y como humanos no entendemos muchas veces hacia dónde nos lleva nuestro Papá.

Esto me recuerda a los niños cuando van en un viaje largo en auto. “¿Papá cuanto falta para llegar?”, “¿Papá es lejos?”, “¿Papá no puedes ir más rápido?”. El padre siempre responde “Espera hijo, ya vamos a llegar”. Sin embargo, los niños tan impacientes que son, a los cinco minutos otra vez preguntan “Pero papá, ¿Cuánto falta? ¡Quiero llegar ya!”

Así muchas veces le hacemos esas mismas preguntas a Dios. “Señor, ¿Cuánto falta para que todo esto termine?”, “Mi Dios, hazlo rápido por favor, ya quiero recibir lo que me has prometido”, “Papá, ¿Hacia dónde me estás llevando que tardas tanto?”. Y Dios nos responde una y otra vez: “Espera hijo/a, ya casi llegamos, ten paciencia”.

Si Dios te ha prometido algo lo cumplirá. Sé que esperar se vuelve fastidioso y molesto en muchas ocasiones, pero debemos tomar ejemplo de quienes ya han esperado con paciencia y han recibido lo que Dios les prometió. El versículo del principio del devocional nos dice “Sigan el ejemplo de los que confían en Dios”.

Abraham confió en Dios y tuvo un hijo cuando ya era muy anciano. Noé confió en Dios y construyó el arca con paciencia hasta el día del diluvio. Jesús esperó con paciencia y aguantó toda clase de humillaciones porque Su padre le había prometido vida eterna a Su lado. Entonces ¿Por qué no seguimos su ejemplo?

El versículo menciona dos palabras muy importantes: entusiasmo y perezosos. Tú debes mantenerte constante en la espera de las promesas de Dios, no debes de bajar los brazos.

Te pondré un ejemplo: cuando pides algo a Dios mediante la oración. El primer día con mucho entusiasmo le dices “Señor, gracias por tu amor y misericordia, pongo ante Ti esta petición…”, pero luego, si pasan semanas sin que Dios te haya respondido, la oración pasa a ser “Señor…sigo esperando…sé que lo harás, pero quiero que ya lo hagas…por favor Señor”, ahí ya has perdido el entusiasmo.

“Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia”. Romanos 8:25. Aún no ves los resultados de lo que estás haciendo, aún no has recibido lo que Dios te prometió, aún las cosas no se han acomodado ni aclarado, pero sé que la respuesta de Dios ya está en camino. Él promete y cumple. Deja esa actitud de niño de decir “Papá, ¿Cuándo llegamos?”, sino que agradécele porque ya sabes que está actuando en tu vida y que pronto recibirás las bendiciones que Él tiene para ti.



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