domingo, 6 de noviembre de 2011

La batalla continúa


¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿vais a terminar ahora por la carne?. Gálatas 3:3

Habrá momentos en los cuales te vas a querer rendir. Habrá momentos en que vas a querer decir ya no puedo más. Habrá situaciones en las que sólo vas a querer llorar y nada más.

Como seres humanos nuestra debilidad es enorme, pero nuestro Dios es más grande que todo eso. Es por ello que a Pablo le dice “Bástate mi gracia”. Es cierto, también, que habrán personas que te van a querer derrumbar, que te dañarán, que te van a querer derribar todos tus sueños. Pero, tu fe nunca la debes de perder.

Nunca pongas la mirada en los hombres, porque ellos te van a fallar. Si bien es cierto, cuando alguien nos daña, es verdad que duele, enoja, frustra y muchas otras cosas; pero tu convicción nunca debe perderse de nuestro Dios.

Nunca permitas que tu fe se vea tambaleante por errores de los demás. Lastimosamente esto algunos lo toman como excusa para poder hacer lo que quieran y justificarse en que sólo Dios es capaz de juzgarlos, para ellos como dice la Biblia “De cierto, de cierto les digo que ellos ya tienen su recompensa”.

Nuestro Dios es tan fiel que entregó a Su hijo para morir por nosotros para que todos aquellos que le recibamos tengamos salvación en la vida eterna. Si eso no te basta para seguir adelante, si eso no te basta para seguir luchando, debes preguntarte si tu mirada está puesta en Dios o no.

Es verdad que puedes decir que no es lo mismo hablar de ello que estar pasando por esa situación, y es cierto. Pero, el mensaje que te queremos transmitir ahora es que tu convicción no depende de si te duele o no. Tu convicción no depende de si lloras o no. Tu convicción no depende de si tu líder te saludó o no.

Tu convicción depende del inmenso amor que nuestro Dios nos da día con día. Es necesario que crezcamos más en nuestra relación con Dios. Para que cuando estas cosas sucedan, nuestra fe no se mueva y estemos firmes como buenos soldados de nuestro Señor Jesucristo.

Eres un soldado del gran Rey ¡Vamos levántate y lucha! ¡Vamos que te necesitamos en el campo de batalla! Estudia tu Biblia, habla con Dios que Él te está esperando con los brazos abiertos.



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