domingo, 4 de noviembre de 2012

No tengo más fortaleza


“Aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.” (2 Corintios 13:4)

A veces, las situaciones adversas de la vida, llevan a desesperarnos y a desviarnos del propósito de Dios. ¿Por qué? Porque buscamos las soluciones en el lugar equivocado.

Hoy con este devocional, sólo quiero hacerte entender antes de que te rindas, que puedes salir adelante, que hay una salida a tu dolor, y ésta se llama: Amor y Fidelidad de Dios.

Cuando pruebas esas dos facultades de nuestro Señor, comprendes que nada de lo que pueda sucederte puede quitarte de las manos de Dios. Jesús mismo lo dice en Juan 10:28-29: "Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar."

Sí, es cierto que los desiertos son dolorosos, pero para eso quiero explicarte el versículo del comienzo y que comprendas dónde encontrar la solución cada vez que quieras rendirte.

Jesús no fue un superhéroe. No fue un hombre millonario de doble identidad, ni un Superman ni un Batman. No vino a ser conocido, sino a hacer a los más débiles y humildes conocidos. Él predicaba sin que le paguen, sin que le ofrenden, sino que sólo obedecía a Dios y continuaba su paso en esta Tierra sin perder el enfoque de Su propósito.

Pero Jesús era débil. Sí, así como lo lees: Jesús era débil. Y quizás pienses, 'Si mi Señor era débil, ya estoy perdido, ¿De dónde sacaré mis fuerzas?'. Pero el mismo versículo del comienzo lo dice: El Poder de Dios estaba en Él. Jesús oraba, necesitaba de la oración, así como también ayunaba. Jesús lloró y sufrió como un hombre más.

Tú eres débil, eres humano, eres pecador, te equivocas, eres tentado, pero hay algo que desde que aceptaste a Cristo no podrá apagarse jamás: El Poder de Dios en ti.

Claro que ese Poder no actuará si no crees que éste está en ti. Ese Poder no actuará si no oras, si no lees la Palabra para alimentarlo o si no hablas constantemente con nuestro Dios. ¿Ya sabes entonces dónde está la respuesta y solución a todo? En ti, porque en ti habita Jesús.

Dale el lugar que merece en tu vida. Entiende una vez más, que sin Él, nada podemos hacer ni nadie podemos ser. Jesús es nuestra fuente de vida, nuestro alimento para vivir fortalecidos.

He estado atravesando muchas tormentas en mi vida últimamente, y cuando busqué a Dios por respuestas, Él me dijo: “No busques respuestas, tan sólo búscame a mí. Yo estoy dentro de ti, no hay Poder más grande que tengas, que el de ser mi Hija.

Cristo fue crucificado, y tu debilidad fue crucificada junto con Él. Eres fuerte en Cristo. Créelo, declara en tu vida fortaleza, di: TODO, TODO, TODO, TODO lo PUEDO en CRISTO que me FORTALECE. (Filipenses 4:13) Que ese versículo no sea "uno más" en tu corazón, sino que desde hoy, sea tu motor de vida. Dios te bendiga.



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