miércoles, 17 de abril de 2013

Enséñanos tu voluntad










“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guie a tierra de rectitud.” (Salmos 143:10)

Como seres humanos siempre buscamos un sentido para nuestra vida, siempre estamos en busca de ese propósito por cual vivir.

Este sentimiento de buscar un objetivo por el cual vivir es natural en toda persona; ya que en todo momento queremos tener un propósito el cual nos diga que nuestra vida vale la pena y que si estamos vivos es por una razón.

Cuando caminamos fuera de Dios, este propósito, este objetivo es muy difícil de entenderlo, es difícil identificar el “porque” de nuestra existencia.

Pero cuando hemos encontrado a Dios, es aquí donde comienza esa búsqueda nos empezamos a dar cuenta del propósito por el cual hemos nacido.

Logramos entender cuáles son los propósitos de Dios para cada uno de nosotros y es así como se va moviendo nuestra vida.

Una vez que le hemos entregado nuestra vida a Dios nuestro sentido de vivir cambia completamente; ya que no solamente pensamos en lo que nosotros queremos, ahora nos preocupamos por saber qué es lo que Dios quiere de nosotros.

Como hijos de Dios lo más importante en nuestras vidas es Él y buscar la manera de agradarlo con cada cosa que nosotros hacemos.

¿Y qué significa esta búsqueda? Esta búsqueda es el hacer su voluntad, sabemos que en la vida de todo cristiano la prioridad es Dios, por lo tanto ese sentido de búsqueda que ahora hay en nosotros es la de hacer lo que Dios espera y desea de nosotros.

Su Espíritu Santo es el que nos guía hacia esa voluntad, es Él quien guía nuestro caminar hacia el objetivo y los propósitos de Dios, solamente tenemos que dejarnos guiar por su Espíritu para poder cumplir con cada cosa que Dios espera por parte de nosotros.

Pero sabemos que muchas veces el cumplir con la voluntad de Dios, se nos hace un poco difícil, porque hay ocasiones en la que Dios quiere que actuemos de cierta manera a lo cual nosotros muchas veces nos negamos a realizar; ya sea por orgullo, ego, por no querer dejar de hacer lo que a nosotros nos gusta y que a nuestro criterio están bien.

“Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Hebreos 13:21)

Dios desde un principio sabía que el hacer su voluntad para nosotros iba a hacer un trabajo un tanto difícil y que requeriría de nuestro esfuerzo para poder lograrlo.

Es por esto que Él a través de su palabra nos deja escrito que no solo por el hecho que lo veamos difícil, que implique el negarnos a nosotros mismos no lo vamos a poder alcanzar. Al contrario Él por medio de este versículo nos deja claro que es Él quien ha puesto en nosotros la fortaleza para poder luchar y llegar a ser lo que desea de cada uno de sus hijos.
Por lo tanto no podemos excusarnos que no hacemos la voluntad de Dios porque no podemos, porque es más fuerte que nosotros.

Dios nos recuerda que es Él por medio de su Espíritu que nos da la fortaleza para poder decir NO a las cosas que nos gusta y queremos, para decir SI a la voluntad, deseo y anhelos de Dios para nuestra vida.

En ocasiones cuando pedimos a Dios que nos revele su voluntad, para ciertas circunstancias que estamos atravesando, cuando esa respuesta de Dios se nos revela nos parece injusto lo que Dios nos pide o lo que Dios hace en nosotros.

Pensamos que no vamos a poder cumplir con lo que Él nos pide y muchas veces al saber su respuesta no queremos actuar en busca de esa voluntad por el hecho que esto implica, dejar de hacer lo que a nosotros nos parece bien o dejar de hacer lo que nosotros ya habíamos planeado.

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2)

No debemos conformarnos con solo decir que creemos en Dios y que somos hijos de Él. En nosotros debe haber esa transformación que Dios nos está pidiendo de nosotros.

Solo mediante esa transformación, esa decisión de hacer a un lado nuestra voluntad por la de Dios es la que nos va a llevar a conocer lo que Dios pide de nuestra vida, solamente así conoceremos que en realidad Dios nos es injusto cuando nos pide que hagamos algo que Él quiere.

Cuando luchemos por buscar la voluntad de Dios nos daremos cuenta que sus propósitos son de bien para sus hijos y que cada cosa que Él permite y nos pide son perfectas, recordemos que Él jamás se equivoca y que nunca desea un mal para todos aquellos a quienes Él ama.

Por lo tanto como buenos hijos de Dios nuestro propósito es hacer lo que Dios ya ha escrito para nuestra vida.

Pidamos en todo momento de esa sabiduría para que por medio de su Espíritu podamos cumplir con cada obra que Él nos ha encomendado.

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