lunes, 17 de septiembre de 2012

Jesús, Príncipe de Paz



Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado. (Colosenses 1:20-21)

Hoy más que nunca Jesús quiere que tengas paz, ya que el mundo te ha metido en una crisis y quiere que te pierdas pero Jesús tiene mejores planes para tu vida.

Dios es el creador de todas las cosas, y reina sobre todo. Pero el hombre se rebeló contra su creador. Los hombres se volvieron sus enemigos, y para que el hombre no pereciese, Dios envió a su Hijo, el príncipe de paz, para hacer la reconciliación con nosotros: “Porque él es nuestra paz”. (Efesios 2:14)

Jesús es el príncipe de paz. Él es el testimonio de la buena voluntad de Dios para con los hombres. Jesucristo es el príncipe enviado por el Rey a buscar la paz con los hombres.

¿Qué es la Paz de Dios? La paz de Dios no es un estado o una circunstancia, ni es como el mundo la da, la paz es una persona: Jesús. Ya que Él vive dentro de nosotros y nos lleva a vivir en paz con Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (Romanos 5:1)

El Señor quiere que entregues todas tus cargas a Él. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

En tiempos duros, difíciles, donde existen guerras, disturbios, caos por doquier, una de las palabras con las que más sueñan las personas es: PAZ.

Esta palabra suena fuerte en los momentos de crisis, la anhelamos cuando enfrentamos dificultades que hasta nos quitan el sueño, en fin, una de las palabras que todo no puede comprar es la Paz. Esto significa que en momentos difíciles, complicados, necesitamos acudir a la Presencia de Dios para obtener la verdadera paz.

Cuando tenemos a Jesús dentro de nuestras vidas en fe, tenemos paz. Por ese motivo debes echar toda tu ansiedad y rendir tu corazón para que el Dios de paz habite en ti.

Jesús quiere despojarte de todo aquello que te roba la paz, pero tienes que entregarle hoy tu voluntad y tu corazón para que Él obre.

Debes mirarlo a Él. “Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: ahora, Señor, despides a tu siervo en paz. Conforme a tu palabra: Porque han visto mis ojos tu salvación.” (Lucas 2:27-30)

Aunque tardare la promesa, Dios no es hombre para que mienta ni se arrepienta de todo lo que Él ya destinó para tu vida. Espera en Él, dile a tu alma que espere y un día verás su Gloria.

Es difícil esperar, pero debemos pedir al Dios de paz que llene nuestro corazón y ciertamente veremos su gloria, si lo creemos y nos aferramos a sus promesas.

Simeón esperó muchos años; yo no sé cuantos años llevas tú esperando una respuesta de Dios, pero te digo que aunque tardare, ésta llegará.

Dios quiere que te acerques a Él y que le permitas entrar en tu corazón para que puedas verle en cada circunstancia de tu vida, para que descanses en Él y tengas paz.

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