viernes, 12 de agosto de 2011

Sigo sin entender



Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tú Redentor. Isaías 54:7-8


Yo honestamente no entiendo a mi Salvador. Sé que esas palabras te pueden parecer un poco extrañas, pero déjame decirte que Dios es incomprensible.


Gracia que palabra tan hermosa. Ahora entendemos la razón por la cual estamos vivos. No es porque nosotros seamos unos súper héroes de la fe, no es porque seamos unos hombres y mujeres de oración en las veinticuatro horas del día. Es por la gracia y misericordia de Dios.


Pero, la gracia es tan hermosa, es tan espiritual que hay que ponerla en práctica. ¿Cómo? ¿Qué? Sí, justamente. La gracia hay que abrazarla, hay que cuidarla como el tesoro más preciado que tenemos. La debemos cuidar de esa manera, porque la Biblia dice que donde está tu tesoro está tu corazón. No es genial la gracia. No es increíble la gracia.


Es verdad que por momentos sentiremos que estamos lejos de Dios por nuestros pecados, es verdad. Es verdad que por momentos sentiremos que no escuchamos a Dios, porque nuestros pecados no nos dejan, es verdad. Pero, si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, dice la Biblia; alcanzaremos misericordia.


Toda la vida vamos a vivir errando. Toda la vida nos vamos a equivocar. Pero Dios con su gran misericordia, que no entiendo, nos levantará, nos alzará en lo alto con sus alas.


Sigo diciendo que no entiendo la gracia, porque no la entiendo. Tampoco la quiero entender. Dejemos de estar diciendo: "Señor yo no me merezco esto, yo no me merezco lo otro. Señor soy un trapo inmundo, soy una escoria" ¡No somos eso! Somos hijos del rey, somos príncipes. Somos la novia del cordero, una novia un poco infiel, pero así nos ama Dios.


Si por nuestros pecados alcanzáramos la salvación tendríamos que vivir para siempre para poder lograrla. Nuestras obras no nos salvan. Nuestras obras van de la mano de la salvación, pero no salvan. Un hijo de Dios que no ama a su prójimo, no se ama a sí mismo; ni tampoco está cumpliendo con lo que Dios manda. Por ende, si amamos a nuestro prójimo lo vamos ayudar, la Biblia nos manda a eso. También nos dice que no terminemos de hundir al que se equivoca, sino que nosotros que somos espirituales lo levantemos.


Repito: No somos perfectos, no lo somos. Pero, somos hijos del gran Rey que se levantan todos los días por ser mejores a cada momento. Habrá momentos en los cuales Dios se sienta traicionado, claro que sí, porque Dios también tiene sentimientos. Dios es el amor, Dios es un Dios de amor. Pero, Dios también tiene un carácter muy lindo. La Biblia dice: "Dios al hijo que ama lo disciplina, ese mis estimados es el carácter de Dios. Pero, todo lo hace por amor y para el nuestro bien".


Gracia que hermosa palabra. Ama la gracia, pero sobre todo da testimonio de la gracia.




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