lunes, 15 de agosto de 2011

Medita en la palabra


Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: -Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia!. Génesis 15:5-6
¿Tienes dificultad para creer en la Palabra de Dios?. No sólo estás de acuerdo mentalmente con ella, ¿Verdaderamente crees que lo que dice funcionará para ti?. Yo sí tengo. Hay veces cuando las promesas en la Palabra me causan asombro en mi mente.

Han habido ocasiones en que me he sentido tan derrotada y las circunstancias a mí alrededor se veían tan mal que era duro para mí creer que era “más que vencedor” aunque sabía que Dios decía que lo era.

¿Qué haces cuando tu mente se asombra así ante la promesa de Dios? Medita en esa promesa.

La meditación bíblica significa sencillamente pensar y reflexionar en la Palabra de Dios. Significa considerar un pasaje en particular y aplicarlo mentalmente a sus propias circunstancias, una y otra vez, hasta que ese pasaje marque permanentemente tu conciencia.

Esa clave de meditación puede afectar tu vida de una forma en que otra cosa no podrá hacerlo. Puedes, literalmente, alterar tu mente. Eso es lo que le sucedió a Abram. Cuando Dios le dijo por primera vez que iba a ser padre de una nación, él era un anciano. Su esposa, Sara, era también una anciana. Aún más, ella había sido estéril toda su vida. ¿Cómo podría una pareja de edad y sin descendencia tener tan siquiera un hijo, mucho menos una nación llena de ellos? Abram ni siquiera podía imaginarse tal cosa. Eso contradecía todo su modo de pensar. Pero Dios sabía la lucha mental que Abram tendría, así que Él no le hizo una promesa verbal y la dejó así. Él le dio a Abram una imagen de esa promesa para que meditara en ella. Lo llevó afuera a ver una noche estrellada, y le dijo que mirara el cielo y contara las estrellas, si acaso las podía contar, y le dijo: “Así será tu descendencia.”

¿Puedes imaginarte a Abram contemplando las estrellas, tratando de contarlas? ¿Llenando los ojos de su corazón con la promesa de Dios? De eso trata la meditación. Toma tiempo para imaginar la promesa de Dios hasta que llegue a ser una realidad dentro de ti. Es tremendamente poderosa, y al enfocarse en las promesas bíblicas que Dios le ha dado, tú puedes ponerlas a obrar en tu vida así como Abram las puso a obrar en la suya. No sólo lee la Palabra. Hoy mismo medita en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario