miércoles, 21 de agosto de 2013

Vive una vida plena









“El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño” (1 Pedro 3:10)

Creo que todos queremos tener una buena vida, sin preocupación y tener siempre las cosas que necesitamos.

Pero muchos pensamos que este es un sueño y que nunca podremos tener una vida como esa, sin preocupaciones  y sin necesidades.

Pero al leer la palabra de Dios nos podemos dar cuenta que sí podemos disfrutar de una vida plena y disfrutar de cada día que nuestro Dios nos regala.

Hay muchas personas que se confunden con esta clase de vida. Algunas personas solo buscan a Dios porque saben que él puede mejorar su vida, piensan que con ir a la iglesia, hacer una media oración es todo lo que se necesita para que Dios mejore su condición de vida.

Pero Dios no trabaja de esa forma, para cada bendición que Dios manda a nuestra vida debe haber un pequeño esfuerzo por parte nuestra.

Cuando hemos llegado a los pies de Cristo solo con la intensión que él nos dé una mejor vida y no con el propósito de servirle y adorarle; renegamos porque no vemos esa calidad de vida que esperábamos.

Pero en realidad Dios no nos puede dar un nivel de vida mejor si de nuestra parte no hay ningún esfuerzo por recibir esas recompensas.

Si somos atletas y queremos ser el primer lugar en la competencia, tenemos que entrenar duro para lograr esa posición. No podemos pretender llegar en primer lugar cuando no hemos puesto empeño en ser mejores en el deporte que practicamos.

Pues lo mismo pasa con la carrera de la fe. No podemos pretender que Dios nos arregle nuestra vida o no de una mejor calidad si nosotros no estamos haciendo el trabajo que nos corresponde como hijos de Dios.

En este versículo de 1°Pedro 3 Dios nos deja unos elementos sumamente importante para ver ese cambio en nuestra vida.

Si queremos tener una vida plena y que no hayan problemas que día con día nos agobien, debemos de tomar en cuenta estos consejos de Dios.

Lo primero que debemos hacer es: Refrenar nuestra lengua del mal. Que quiere decir esto; que nosotros como hijos de Dios debemos procurar que de nuestra boca no salgan cosas que vayan a dañar a los demás, debemos ser prudentes al momento de hablar.

Es importante pedir siempre sabiduría a Dios para que guíe nuestra lengua, porque en momentos de desesperación, de enojo o de tristeza, decimos cosas sin pensarlas que dañan a terceros o incluso a nosotros mismos porque estamos dejando que nuestro interior se contamine de cosas malas y negativas.

Otra cosa importante de la cual debemos alejarnos es de las criticas, no debemos mirar con inferioridad a las personas y hacer comentarios dañinos acerca de nuestro prójimo.

También debemos alejarnos de aquellas personas que solo se dedican a hablar mal de los demás, a veces tenemos amigos que siempre buscan criticar algo en las personas y quizá tal vez nosotros no seamos así, pero al escucha esos comentarios estamos siendo parte de lo mismo y en poco tiempo seremos igual que ellos.

Otro punto importante que Dios resalta para tener una vida llena de bendiciones es:
Que nuestros labios no hablen engaño: Al hacer un sondeo a una cierta cantidad de personas y preguntarles si el día de hoy han mentido, creo que la mayoría respondiera que sí.

La mentira es un mal que todos los seres humanos lamentablemente padecemos. La mentira se ha vuelto algo muy normal en nuestra sociedad, es algo que se ha convertido parte de nuestra vida.

Si analizamos las veces que hemos mentidos (de las que nos acordamos) muchas de esas mentiras han sida innecesarias.

Nosotros acudimos a la mentira para escapar de la realidad, porque sabemos que si decimos la verdad a cerca de una situación habrán ciertas cosas en nuestra vida que se verán afectadas y no queremos correr ese riesgo.

Es aquí cuando decidimos mentir; es decir disfrazar una verdad a nuestra conveniencia para ahorrarnos muchos problemas. Al hacer esto tan seguido, se vuelve en nosotros una costumbre y llegamos a mentir en situaciones, en las que decir la verdad no nos afectaría pero como la mentira ya es parte de nuestra vida, hasta sin darnos cuenta mentimos.

Dios quiere que nuestro hablar siempre sea sincero, que no nos aprovechemos de la situación para engañar a las personas distorsionando la realidad de los hechos, porque lo único que hacemos al engañar es complicar nuestra vida.

Debemos alejarnos de las mentiras y procurar decir siempre la verdad aunque muchas veces nos cueste porque sabemos que hemos sido culpables de alguna situación.

Si nos alejamos de estas dos cosas que Dios nos manda. Debemos de tener por seguro que nuestra vida irá cambiando, nos ahorraremos muchos problemas, nuestro nivel de vida será mejor; ya que la paz de Dios nos cubrirá.




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