lunes, 12 de agosto de 2013

Lo que contamina al hombre




Llamando a sí a toda la multitud, les dijo: —Oídme todos y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.  Si alguno tiene oídos para oír, oiga.” (Marcos 7:14-16)

Lo que contamina al hombre es lo que sale de su corazón; no lo que entra en él, y debido a esto cae.

En ocasiones sucede que la persona cae, debido a la intención de la otra persona con la que se relaciona y tiende a culparla, por caer o por pensar en que puede hacerlo también. Como cristianos ya no debemos disponernos de esos pensamientos, ni de esos hechos, más si desagradarán a Dios y no lo honraremos. 

La cuestión no es que caigas porque otro te inste a caer en pecado, o que sea  más carnal o incrédulo y te haga caer, es lo que tú tienes en tu corazón, no lo que la otra persona te pueda ofrecer, ¿Crees que Jesús hubiese accedido a las tentaciones que el enemigo le puso para caer? Si, ¿Por qué? Si Jesús no sería entendido sí, pero fue muy sabio y él sabía las mentiras del diablo, por ende no cedió, y le refutaba todo con “La Palabra de Dios dice” pues, en el corazón de Jesús no había pensamientos de orgullo, y poder, simplemente porque era hijo de Dios, no, él estaba totalmente convencido de su identidad en Su Padre.
Hoy en día hay muchos creyentes, que se frustran al caer en consecuencias duras por pecados, y en la mayoría de casos culpan a Dios, cuando no es Dios él culpable sino lo que había en su corazón.

Corazones que no han sido tocados, transformados por Dios, son aquellos que rápido van a caer en la tentación, ya que no tienen una identidad en Él.

Recuerda que somos seres espirituales, y que los espíritus se atraen en sí mismo, pero debemos ser entendidos a lo que dice la Palabra de Dios, que seamos personas de un solo ánimo, y ese ánimo debe estar plasmado en Dios; en la seguridad de sus promesas y de la victoria que obtendremos. 

Y no es que aquel que te induce a pecar te contamine, simplemente ambos tienen lo mismo en el corazón y debido a esto caen. Nadie puede contaminar a otro, al pecado, es simplemente que los dos tienen la misma intención carnal en el corazón.

Lo que te puede contaminar es lo que hay en el fondo de tu corazón. 

“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23) Sobre todas las cosas quiere decir que hay cosas que tú jamás vas a conocer, pero que de estas te debes cuidar, y de las que salen de los demás. Lo que hablas, lo que dices, lo que publicas, lo que twiteas, eso contamina, para bien como para mal, las cosas que piensas, las cosas que hablas. 

“Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él….” (Proverbios 23:7)

En los momentos de presión es donde nos conocemos, guarda la intención de lo que dices, de lo que haces, de lo que transmites a otros, recuerda que Dios quiere hombres y mujeres integros, que lo adoren en espíritu y en verdad.

En el cielo a ti y a mí nos etiquetan las malas actitudes, las malas acciones inclusive los malos pensamientos. 

¿Sabes dónde te puedes examinar? en lo que piensas y en lo que dices En Lucas 6:45 dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

De lo que más hables, con tus amigos, con tu familia, con tus vecinos eso abundará en tu corazón, ¿Qué estás hablando que a Dios no le agrada? ¿Cuál es tu tema de conversación con tus amigos, o incluso tu pareja? 

Recuerda que no te contamina lo que entra en tu vida, sino lo que sale de tu corazón, aquel pasado, aquella mala manera de vivir, aquella vieja manera de vivir y pensar, todo eso te contamina, si hay odio, rencor, pasado que no quieres dejar y dices amar a Dios, hay un 2% de veneno en tu vida que contamina TODO tu cuerpo. Te cuento que lo que mata a las ratas no es el 98% del veneno, sino el 2%, y de igual manera a nosotros, la maldad, el pecado, todo aquello que Dios aborrece, y poco a poco nos va alejando de Él.

Lo que menos debemos hacer es dañar a la gente, pues cuando hay orgullo, rebeldía, inclusive nos llevamos de encuentro a nuestra propia familia, a nuestra pareja, a nuestros amigos, debemos ser más como Cristo y menos como nosotros mismos. Si las personas están en pecado, en rebeldía, etc déjalos, ora por ellos, quien los va a cambiar es Jesús, no nosotros, solo Él transforma.

“Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre, Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,  los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.  Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” (Marcos 7:21-23)
Lo que expresas de tu corazón eso te contamina, la actitud de tu corazón define tu vida. Es tiempo de decirle al Señor, que guarde nuestro corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario