jueves, 1 de agosto de 2013

¿En manos de quien está tu futuro?









“Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas” (Proverbios 5:21)

Todo el mundo dice que nosotros somos los arquitectos de nuestro destino; que nosotros decidimos que queremos tener en el futuro          y que cosas son las que no queremos tener.

Hay un poco de cierto en todo esto; porque depende de las decisiones que tomemos en nuestro presente a si van afectar nuestro futuro, ya sea de manera positiva (para nuestro bien) o negativa.

Pero no todo nuestro futuro está en nuestras manos y en nuestra capacidad de decisión. No olvidemos que cada cosa que pasa en nuestra vida es porque Dios la permite.

Si bien es cierto que depende de lo que hagamos en nuestro presente así será nuestro futuro, tenemos que recordar que para que podamos obtener un buen futuro necesitamos de la guía de Dios. Cada paso que damos nuestro Padre los ve y analiza, nuestros caminos no son del todo nuestros, nuestro caminar le pertenece a Dios. Él es quien guía cada paso que damos.

Al meditar en esto puede venir un pensamiento a nuestra mente, que generalmente es muy común que lo pensemos. Y nos hacemos la siguiente pregunta.

¿Todas las cosas malas que me pasan son porque Dios quiere que sufra?

Todos sabemos que Dios tiene propósitos para cada uno de sus hijos, y que cada una de las situaciones por las cuales pasamos Dios ya las tiene planeadas.

Muchas veces nosotros creemos que Dios quiere que suframos o pensamos que no le interesamos y es por esa razón que pasamos por muchos problemas.

Pero la verdad es que en ocasiones Dios permite las dificultades para glorificarse él, porque más adelante él nos mostrara su poder y veremos ese propósito perfecto que él ha preparado.

Debemos tener muy en cuenta también que ciertas cosas que nos pasan no son porque Dios así quiere que sean, muchas de las consecuencias de nuestra vida son por malas decisiones que tomamos.

Como leímos en Proverbios 5, nuestros caminos están delante de los ojos de Dios, y él considera cual de todos los caminos nos conviene y va a ser de edificación para nosotros.

Dios nos guía por esa vereda que quiere que caminemos, porque sabe que ahí está lo que él nos ha preparado. Pero en muchas ocasiones somos nosotros mismo lo que nos alejamos  de ese plan, Dios está ahí constantemente diciéndonos que camino nos conviene y cuales son las decisiones que debemos tomar.

Pero cuando esto ocurre sale a relucir nuestro mayor defecto: la desobediencia. Por naturaleza somos desobedientes y cuando Dios nos está dando toda la guía y señales para tomar el camino que nos corresponde, nosotros decidimos tomar otras alternativas.

Sabemos que Dios nos ha dado el libre “albedrio”. ¿Qué significa esto? Que Dios nos da la oportunidad de elegir lo que nosotros queremos.

Entonces nos deja tomar la decisión que nosotros creemos conveniente en ese momento. Es aquí cuando nos equivocamos y las consecuencias de esa equivocación nos alcanza en el futuro y le echamos la culpa a Dios por lo malo que estamos pasando, cuando somos nosotros mismos los responsables por haber tomado esa mala decisión cuando Dios ya nos había dicho que hacer. Dios nunca va a querer algo malo para sus hijos.

“Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”  (Jeremías 29:11)

Dios siempre nos va a guiar hacia el mejor camino, de manera que no suframos  y que podamos tener un futuro lleno de gozo.

Va a depender de nosotros hacer caso a sus indicaciones y recibir siempre sus bendiciones. Tenemos que estar siempre alertas a la voz de Dios, esa voz que la escuchamos a través de su Espíritu Santo.

“Para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.” (Jeremías 42:3)

Este debe ser siempre nuestro pensamiento, que sea Dios que nos muestre el camino, para saber hacia donde debemos ir, que acciones debemos realizar y cuáles son las decisiones que debemos tomar.

Lamentablemente muchas veces se nos olvida esto, se nos olvida que es Dios quien guía nuestro camino y el que forja nuestro futuro. Creemos que somos nosotros y nuestras acciones las que determinan completamente nuestro futuro y no es así, sin la ayuda de Dios no podremos lograr nada.

Si queremos hacer las cosas a nuestro modo, pueda que ciertas cosas nos salgan bien porque nos van a requerir de mucho esfuerzo y no son tan importantes como para marcar nuestra vida, pero cuando lleguen esos momentos en los cuales vamos a necesitar sabiduría para elegir y pensamos que Dios no tiene un papel importante en ello, vamos a fallar y todo comenzar a salir mal. Recordemos que sin Dios NADA somos, no dejemos de pedir la guía de Dios para que sea él quien nos muestre nuestro camino y la dirección que debemos tomar.

 ¿En manos de quien dejas tu futuro? ¿En las tuyas o las de Dios?

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