lunes, 24 de octubre de 2011

Abre los ojos


Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver. 1 Samuel 3:2

Elí no quiso renovarse, porque la prioridad de su vida no era Dios, eran sus hijos, versículos anteriores nos dicen: “Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión” (1 Samuel 2:22). El mismo Dios lo dice: “¿Por qué habéis hollado (despreciado) mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé a ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? (1 Samuel 2:29)

Hay muchos cristianos que honran más a las riquezas, los bienes comunes, sus amistades, sus ídolos, que a Dios. En la Iglesia le alaban y con sus actos lo niegan, es triste, y quizás muchas veces no se dan cuenta, y pasan por desapercibido el hecho de que Dios los ve.

Tenemos títulos de salmistas, adoradores, servidores, pastores, líderes, diáconos pero cuando estamos frente a los incrédulos, negamos a Dios y nos comportamos igual que ellos. Me dirás que estoy loca, o lo que digo no es cierto, pero es triste ver que muchos han hecho a un lado a Dios, que sólo lo llaman cuando lo necesitan.

Tienen los ojos cerrados a lo que el mundo les muestra, tienen los ojos cerrados a famosos, a gente que quizás nunca verán, alucinando, hablando más de qué hace Ricky Martin que lo que hace Dios cada día. Él nos da mil razones para seguir viviendo y muchos creyentes no agradecen, la excusa más bonita de la gran mayoría es: Nuevas son cada mañana sus misericordias.

Sí por supuesto, yo te entiendo, pero te recuerdo que Dios también tiene sentimientos, que Dios ve aunque tú tengas los ojos cerrados al mundo, no te digo que no veas lo que ellos hacen, por el contrario debemos estar atentos porque es al mundo al que debemos ir como un gran mandamiento que Dios nos dejó, pero no por eso vas a ser igual que ellos, no por eso vas a hablar como ellos, no por eso vas a ver como ellos.

Nosotros, los hijos de Dios, debemos ser luz, una vez le pregunté a una hermana: ¿En qué tiempos estamos hermana? A mi pregunta respondió: “Pues ya vamos a los tiempos de navidad” (Jajaja) entiendo, pero eso dejémoslo para aquellos que ni siquiera se toman el tiempo de Leer la Biblia y juzgar sin saber a Dios. Estamos en tiempos proféticos, ¿Por qué? Mira a tu alrededor, TODO absolutamente, Dios lo ha dicho en su Palabra y lo estamos viendo, nos dijo que habrían tiempos difíciles, donde habrían hombres amadores de sí, muertes, terremotos, etc.

Pero no queremos abrir los ojos, el líder de este ministerio me dice siempre “Mete tu face en el Book de Dios”. Muy cierto, no es que vas a meter la cara allí no mal entiendas, simplemente léela, medítala, escudríñala, vívela, en este mundo habrán muchos amadores de sí como dice la Palabra. Y es por el hecho de no interpretarla como es la Palabra de Dios, mucha gente confunde la Palabra de Dios y la hace a su mayor criterio engañando a muchos, y los cieguitos les creen. Por eso te hablo y te digo: ABRE LOS OJOS.

Otro ejemplo es el que nos cuenta en la Parábola de las diez vírgenes: “Y las insensatas dijeron a las prudentes: Danos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan”  Mateo 25:8-9.

¿A quienes se les apaga la luz?

-                     A los imprudentes.
-                     A los insensatos.
-                     A los que no pagan el precio.
-                     A los que no obedecen.
-                     A los que no quieren abrir los ojos.

Tu prioridad en tu vida debe ser Dios, abre los ojos y ve la realidad, no apagando los ojos para no seguir viviendo algo que solamente es pasajero. Como hijos del Rey debemos pagar el precio, debemos tener orden, debemos ser obedientes, debemos amar a Dios sobre todo, no avergonzarnos, Él en su inmensa fidelidad nos da aliento de vida para seguir viviendo, ¡Abre los ojos! No los cierres a la oscuridad, no dejes que la luz se apague en tu vida, recuerda que Dios tiene grandes propósitos para ti, Él solo te espera, no llegues tarde, abre los ojos.         



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