viernes, 10 de junio de 2011

¡Qué ilógico, pero…!

 
Y habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde pudieres; porque el SEÑOR ha llamado el hambre, la cual vendrá también sobre la tierra siete años. Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se partió ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. Y cuando fueron pasados los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para clamar al rey por su casa, y por sus tierras. Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. Y contando él al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho vivir, que clamaba al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un eunuco, diciéndole: Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de las tierras desde el día que dejó las tierras hasta ahora. 2 Reyes 8:1-6

Ten más de lo que me has pedido, ten más de lo que piensas. ¿Cómo? Pero he pecado, pero he fallado, Señor mi hijo murió. No importa sólo cuéntame tus problemas, habla conmigo y conóceme.

Dios es tan ilógico que por eso nos enamoramos más de Él todos los días. Dios nos sorprende de formas increíbles. ¿Cuándo fue la última vez que le pedimos a Dios con el corazón destapado? ¿Cuándo fue la última vez que llegamos delante de Dios tal cual somos? Si fue hace mucho, ya no te preocupes, hazlo ahora. Dios está donde lo dejamos, en nuestro corazón. Todos los días Dios quiere darnos cosas grandes, cosas que den testimonio de lo fiel que Él es.

En el momento que comprendamos que la comunión con Dios inicia en la intimidad y continúa en lo público, seremos imparables. No importa la condición en la que nos encontremos, lo que importa es la decisión de hacer las cosas. Es momento de tomar la convicción en Dios, de creer en lo que no se ve.

Dios no se ve, pero lo podemos sentir. Dios está con nosotros todos los días de nuestra vida, pero ¿Estamos nosotros con Él? No me quiero contradecir por lo que dije antes. Mi pregunta va hecha, ¿Si en realidad estamos escuchando Su voz? ¿Estamos tratando de cumplir Su voluntad? ¿Cómo saber si es Su voluntad? En el momento que actúes sentirás una paz increíble, si es la voluntad de Dios; si no es así, no te quedarás tranquilo.

Dios nos quiere dar cosas grandes, pero Él quiere que creamos. Dios quiere hijos que le crean. Dios quiere hijos que lo conozcan. Dios ama a sus hijos, pero sus hijos no le estamos amando como se debe. Dios busca hijos que le entreguen su corazón sin peros, que le entreguen su vida sin peros. ¿Cuál será el resultado? Paz, gozo, paciencia etc. También, Dios te dará eso que tanto estás pidiendo, eso que tanto anhelas. Solo deléitate en Él, y el concederá todas las peticiones de tu corazón.


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