viernes, 25 de enero de 2013

¡NO JUZGAR!









“No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.” (Mateo 7:6)

Mateo 7:6 creo que se refiere a la capacidad que Dios nos ha dado de amarnos los unos a los otros.

Si tenemos la capacidad de amar a los demás y sabemos que Dios nos ha mandado a que los amemos, pero lo que hacemos es juzgarlos por su condición o pecado, hemos tomado las cosas santas (el amor) y las hemos echado a los perros y los cerdos (espíritus inmundos).

Muchos creyentes han abierto una puerta para que esos espíritus pisoteen las cosas santas y vuelvan  y los rompan en pedazos.

Hace días hablando con una amiga me comentaba que, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, ya era cristiana, bautizada en el Espíritu Santo, llamada al ministerio y una diligente estudiante de la Palabra. Había aprendido ejercitar su fe para sanar, pero durante los primeros tres meses del embarazo, estaba cansada y enferma, dice que había perdido mucho peso, y energía, según me decía paso mucho tiempo en cama, con náuseas y muy cansada que apenas podía mover.

Esa situación la confundió, porque se había sentido maravillosamente durante los primeros tres meses de embarazo, confiaba sinceramente en Dios que podía no estar enferma durante el embarazo. Un día mientras estaba en su cama me comentaba viendo a su esposo y a su hijo pasar un buen rato en el patio, le pregunto agresivamente a Dios: “¿Qué está mal en mí? ¿Por qué estoy tan enferma? ¿Y por qué no me pongo bien? Y El Espíritu Santo la guío a Leer este mismo pasaje que hoy te estoy compartiendo a ti, cuando lo hizo, dice que se acordó de un evento que había sucedido un par de años antes.

Dice que mientras estaba en su cama recordó, que una amiga cristiana junto a ella habían hablado de otra amiga cristiana, la habían juzgado y criticado porque estaba embarazada y había dejado de ir a la iglesia, porque decía que se sentía mal. Mi amiga creyó que su problema era que ella no tenía ganas de “superar” su situación e ir a la iglesia. Nunca le ofreció ninguna clase de ayuda. Simplemente decidieron que era una debilucha y que estaba usando su embarazado como una excusa para ser perezosa y autoindulgente.

Ella se dio cuenta que estaba en la misma situación de su amiga, Dios le mostró que aunque había estado sana durante el primer embarazo, había abierto una enorme puerta al diablo por sus juicios y críticas. 

Tomo las perlas, las cosas santas (su capacidad para amar a esa mujer) y las tiró a los perros y los cerdos, y ahora ellos volvieron y la destrozaron. Pero ella me comentaba también que fue muy rápida para arrepentirse de corazón y pedirles inclusive perdón a esa misma hermana y a Dios antes que nada. Tan pronto lo hizo, su salud fue completamente restaurada.

Ahora bien, aprendí una importante lección del testimonio de mi amiga sobre los peligros de juzgar y criticar a otros. Jesús nos dice que no juzguemos a los demás por nuestro propio bien; Él no desea que a su vez seamos juzgados.

Hace unos meses, un amigo que mintió mucho, y que también lastimo y ofendió a su ex relación, le mostraba esto antes de que tú lo leyeras y le aconseje que se arrepintiera, que perdonara, y si él sentía el alivio de hablarle a la persona que también lo lastimo que lo hiciera, al final él, luego de toda enfermedad que estuvo pareciendo en ese proceso de restauración en su vida, aprendió que de nada servía juzgar a su ex pareja, simplemente por todo lo que había pasado.  

Todos en algún momento llegamos a ser imprudentes, desobedientes a la Palabra, y a su divina misericordia. Pero debemos tener en mente que delante del Rey no somos nadie, ni nada. Y que no somos aptos para manipular, juzgar y criticar a alguien por mucho que se haya equivocado. 

A veces utilizamos pasajes para justificar nuestras obras, cuando delante de Dios siguen siendo igual de sucias, y desagradables. 

Como hijos de Dios aunque nos cueste entender y asimilar, aunque nos hayan hecho mucho daño y nos hayan fallado, nosotros debemos aprender lo que Jesús nos enseñó, a  PERDONAR y AMAR a aquellos que inclusive se burlaron de nosotros.

Dios prueba tu corazón, y eso también determinan tus obras y tu fe, porque de nada sirve tener Fe sino tienes amor, y de nada sirve tener amor sino tienes perdón en tu vida, no podemos vivir de raíces de amargura, no podemos vivir de resentimientos, tampoco podemos vivir del pasado y de lo que nos hicieron seguir hablando, eso déjalo atrás, perdona, deja de juzgar y ama porque así es como Dios te va a recompensar.

Resiste la tentación de criticar y juzgar, y, de ese modo, capacítate a ti mismo y a otros para disfrutar de bendiciones, en vez de recibir juicios.


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