¿Cuánto tiempo perdido?

¿Nunca te has preguntado que podría querer Dios contigo? ¿Será que en lugar de invertir el tiempo en ser el “ideal” para que Dios cumpla sus propósitos he estado estancado?  No perdido, pero algo muy similar: ¡Sin hacer nada!

¿Qué estás haciendo?...

Básicamente podrías decir que estudiando o posiblemente no tuviste esa oportunidad. Otros al contrario, están en un trabajo que les da satisfacción y el bienestar financiero que deseaban.  Pero el peor estado es ese, cuando crees que ya no hay que mejorar, porque la comodidad hace que los avances sean pocos hasta que desafortunadamente llegan a extinguirse.  

Entonces ¿qué pasa con los planes que Dios tenia? Si, ni siquiera invertiste tiempo en saber de su contenido. 

La respuesta es esta: existen. “él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón “(Hechos 9:5); inclusive cuando crees que todo es pasividad, los planes de él están en marcha. 

Leía una historia sobre un hombre mudo, al cual Dios le dio la orden de quedarse así, mudo. Cubrir su boca. Este hombre constantemente era usado por Dios para transmitir sus mensajes a personas que por demás mostraban rebeldía hacia sus mandatos, siendo que Dios los había creado. 

Dios, molesto con esa actitud, reflejo su enojo a través de un extraño mensaje que no uso de palabras: Decidió callar, hizo que este hombre de la historia quedará mudo, su lengua pegada a su paladar de modo que las reprensiones y mensajes cesaran. Fue un silencio.  Más luego Dios mismo le adelanto lo que haría: le dijo que le hablaría de nuevo y entonces su lengua se despegaría para transmitir ese mensaje de Dios a su gente, entonces el que quisiera oír lo haría, el que no, no. La historia se refiere a un hombre llamado Ezequiel y está en el libro del mismo nombre Ezequiel 3:22 al 27.

El silencio, lo decide Dios no nosotros. Y es que no necesariamente el que calla es por prudencia ni el que habla porque tenga mensaje. Lo que Él quiera hacer y el mensaje que quiera transmitir podrá ser conocido para nosotros si así nos interesa.  

Me temo decir (por si acaso lo siguiente desilusiona) que no obtendrás ruegos de Dios para hacer lo que te ha mandado, tienes la libre decisión de acercarte: ignorar y “pretender” que nunca te enteraste que fuiste llamado, pero con todo y eso, serás sabedor que Dios reclamará la negligencia (Mateo.25:15), o Tomar acción, dar un cambio valioso y decir “aquí estoy”  sustentado en un hecho sin precedente, reconocer que Jesucristo es el principio y fin de todo. De modo que reconoces que todo gira en torno a Él y a la pasión que mostró por nosotros y que lo indujo a la decisión de entregar su propia vida. (Juan 14:6)

Asegúrate de hacer lo correcto, y lo correcto es disponerte humildemente a su voz.

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