domingo, 31 de julio de 2011

Déjate leer


Todos pueden ver claramente el bien que Cristo ha hecho en la vida de ustedes. Para que la gente hable bien de nosotros, sólo tiene que fijarse en ustedes. Porque ustedes son como una carta que habla en favor nuestro. Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos. No la escribió en piedra, ni con tinta, sino que la escribió con el Espíritu del Dios vivo. Y esa carta está a la vista de todos los que la quieran leer. 2 Corintios 3:2-3

Hace unos días veía una película llamada “Cartas a Dios”. La película trata sobre la vida de un niño de 8 años que padece cáncer y su confianza en Dios para poder sobrellevar su enfermedad. Tyler, el niño, vivía con su abuela, una mujer de fe, su madre la cual estaba molesta con Dios debido a la enfermedad de su hijo y su hermano mayor, quien era incrédulo.

Para Tyler, Dios es un amigo, un maestro y el amigo por correspondencia, ya que Tyler escribía sus oraciones en forma de carta y las dejaba en el buzón de correo de su casa; cada día escribía una carta diferente a Dios. A la calle en donde Tyler vivía, se le asigna un nuevo cartero, encargado de recoger y entregar la correspondencia. Este nuevo cartero, Brady, era un hombre que sentía que su vida estaba totalmente perdida, estaba lejos de su hijo, era adicto al alcohol y no le encontraba un sentido al diario vivir.

A lo largo de la película, se puede observar como Tyler se convierte en una misma carta escrita por Dios ¿A qué me refiero con esto? A que Tyler con su vida, con su testimonio, estaba cambiando la vida de otros. Su hermano no creía en Dios, pero al ver la fortaleza y la confianza de Tyler, y la alegría con la que el niño le hablaba de Dios, le hizo cambiar su corazón y le hizo entregarse al Señor.

El cartero, al no saber qué hacer con las cartas del niño ya que no podía dárselas personalmente a Dios, decide leerlas. Carta a carta Brady se emocionaba con las palabras del niño, le dio fuerzas para volver a ver a su hijo, dejó el alcohol, comenzó a ser más responsable en su trabajo, ayudaba a la madre de Tyler en lo que lo necesitara; todo gracias al testimonio de Tyler.

Esto me recordó a un versículo de 2 Corintios: “Todos pueden ver claramente el bien que Cristo ha hecho en la vida de ustedes (…) Porque ustedes son como una carta que habla en favor nuestro. Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos. No la escribió en piedra, ni con tinta, sino que la escribió con el Espíritu del Dios vivo. Y esa carta está a la vista de todos los que la quieran leer.

Todos y cada uno de nosotros somos cartas escritas por el puño y letra de Dios. Desde que Cristo toca nuestro corazón, nuestras vidas cambian. Debemos de, como Tyler, impactar la vida de los demás. Tal vez tu testimonio no se parezca al de Tyler, tal vez no te consideres con el poder de impactar, pero déjame decirte algo: Si tu vida y tu corazón, fueron puestos en manos de Dios, créeme que impactarán.

Una persona a quien amo, me recuerda muy seguido “Tal vez nosotros seamos la única Biblia que muchos leerán”, esto significa: demuestra que eres un hijo de Dios, demuestra que Su espíritu está obrando en ti, actúa como Cristo lo haría, sé ejemplo, haz que tu testimonio se convierta en luz para quienes andan en oscuridad.

Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos.” Presentar nuestra vida como ejemplo y testimonio no es una opción, es un mandato. Deja que quienes te rodean, te lean. Eres una carta escrita por Dios, eres un elegido para impactar las vidas de los demás, tienes al Espíritu de Dios dentro de ti, entonces ¿Qué esperas para dejarte leer?

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