viernes, 15 de abril de 2011

¡¿Quién dijo miedo?!


Mientras Samuel crecía, el SEÑOR estuvo con él y confirmó todo lo que le había dicho. 1 Samuel 3:19 

El temor de lo que el día de mañana no nos deja movernos. Hay ocasiones en que las piernas nos han temblado sin saber qué hacer. La duda te llenó desde tu mente hasta tu corazón. Hemos querido, muchas veces, tirar la toalla. Las veces que nos hemos sentido solos, son innumerables. Lastimosamente, esta es la realidad de algunos de nosotros.

Cuando la duda llega a nuestra cabeza, es porque la comunicación con Dios no está del todo bien. Cuando un celular tiene poca recepción, se escucha más la interferencia que la voz de la persona con la que hablamos. Es lo mismo que sucede en nuestra amistad con Dios. Cuando merma nuestra comunicación, nuestra intimidad, nuestra confianza con Él, se escucha más la interferencia de las personas que te dicen que no vas  a poder lograr tus metas, sueños y anhelos.

No quiero tampoco mentirte al decirte que no nos vamos a equivocar, que no vamos llorar e incluso en algunos casos nos dolerá. Pero ahí es donde la misericordia de Dios comienza a moverse en tu vida. Cuando llegas donde Dios, cuando entras en comunicación con el gran Rey, Él te dice que no te rindas, que persistas y que sueñes en grande.

 No temas ni desmayes, cíñete como varón valiente. Cíñete como mujer valiente. Dios no te ha dejado, Dios no se ha olvidado de tus peticiones. No te abandonará nunca, pero tienes que crecer espiritualmente para poder administrar la bendición que estás orando a Dios. Nunca te rindas, nunca dejes soñar ¡Vamos que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece!.

La creatividad de Dios es sorprendente. Nunca trates de entender a Dios en su obrar porque te vas a frustrar, mejor pregunta ¿Qué está pidiendo Él de tu vida? ¿Cómo tienes que actuar? Cuando empieces a luchar por actuar como Dios quiere, la mano de Dios será sorprendente en tu vida. Piensa por un momento, ¿Qué es lo que Dios quieres que te confirme, tal cual lo hizo con Samuel? Ahora que estás seguro de ello, dile a Dios que te ayude, porque en tus fuerzas no podrás, pero con Él todo es posible.

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