sábado, 9 de abril de 2011

¿Promesas?


 “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aun la promesa… alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”. Hebreos 4:1

En el evangelio de Juan capitulo 13: 36-38 nos narra la historia de PEDRO cuando le dijo que El mismo daría su vida por la de su Señor, ¿ustedes creen que Pedro estaba seguro al decir que iba a dar la vida por su Señor? Yo creo que no, creo que hizo una promesa como dirían muchos de “dientes para fuera”  hizo una promesa “de labios” no lo sintió realmente en su corazón, quizás fue la emoción que lo orilló a decir eso, mas sin embargo Jesús conocía su corazón y sabía el propósito del por qué de esas palabras, el Salvador lo miró y le dijo que no pasará el canto del gallo sin que lo haya negado tres veces.

Jesucristo conoce nuestro corazón, El conoce cada uno de nuestros propósitos  y de nuestras promesas hacia El, sin embargo somos humanos y fallamos, no cumplimos con nuestras promesas hacia el Señor, esas promesas son las que se las lleva el viento.

Recuerdo una ocasión, antes de entrar a la preparatoria a los 14 años, que ya iba a llegar el examen de selección para el ingreso de esa institución y como todo joven, no había estudiado lo suficiente para presentar el examen, entonces un día antes le dije al Señor “Señor tú sabes que no he estudiado lo suficiente y no se si vaya yo a pasar ese examen, es difícil entrar a esa institución, pero Señor si tu me permites entrar, yo te prometo que leeré mi Biblia diariamente y ganaré un alma para tu reino”. Una pequeña oración así como esa es la que yo hice, presenté el examen y me sentía confiado porque sabia que El Señor estaba de mi parte. Al cabo de dos meses me enteré que me aprobaron en la preparatoria y me tocaba cumplir mi parte en la promesa. Sin embargo el tiempo pasó y pasó y la promesa que le había hecho al Señor se fue quedando atrás, se fue olvidando.

Es típico decir en nosotros los jóvenes cristianos la frase “Señor dame esto y esto y si tu me lo das yo te prometo hacer esto y aquello y eso”. Me imagino a Jesús mirándonos y riéndose de nosotros porque sabe que como humanos que somos, tarde o temprano desertaremos en esa promesa. Pero déjame decirte algo, Dios cumple cada una de sus promesas por su misericordia y amor hacia nosotros, El realmente cumple, no es como nosotros, en El no se encuentra error alguno, sus promesas se hacen reales. A veces vemos que las promesas se tardan demasiado, pero hay que entender que el tiempo perfecto de Dios no es como el nuestro, sus promesas llegan en el momento justo y correcto de nuestra vida, algunos ya saben y conocen que cuando las promesas no llegan de inmediato, hay que aprender a tener paciencia y aprender a perseverar para poder alcanzar aquello que Dios nos ha prometido.

Hay jóvenes que Dios les promete cosas extraordinarias y… ¿qué pasa? La promesa se tarda, en vez de perseverar y tener paciencia, se empiezan a desesperar y a sembrar incredulidad en sus corazones. Si hay algo que impide que la promesa se cumpla, es la incredulidad.

La incredulidad puede ser el peor arma en contra de las promesas. Dice la biblia que a causa de la incredulidad (hebreos 3:19) los que salieron de Egipto no entraron a la tierra prometida.

Así que joven no dudes, no siembres incredulidad en tu corazón, al contrario Dios es fiel y llegara la promesa en el tiempo de Dios…nuestro papel es esperar y perseverar en el camino de Dios.

Punto de reflexión:

¿Hay algo que te ha prometido el Señor?

¿Ahora bien, estas perseverando y esperando con paciencia o simplemente ya caíste en la incredulidad?


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