sábado, 16 de abril de 2011

Decisión ya tomada, decisiones por tomar.


Incluso hicieron más de lo que esperábamos, ya que se entregaron a sí mismos, primeramente al Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios. 2 Corintios 8:5

Esta edad en la que estás es sensacional. Hay una cantidad de decisiones por tomar, personas por conocer, saltos por dar, metas que cumplir, carreras que correr. Hoy estás decidiendo el tipo de persona que serás mañana.

Es mi oración que cada uno pueda identificarse con las palabras que escribió poco antes de ser asesinado por su fe, un líder juvenil de Zimbabwe respecto de una decisión tomada previamente:

Soy parte del equipo de los que no se avergüenzan. Tengo el poder del Espíritu Santo. La muerte ha sido sepultada. Me he parado más allá del límite. La decisión ha sido tomada. No miraré atrás, no me rendiré, no disminuiré mi velocidad ni me quedaré quieto. Mi pasado ha sido redimido, mi presente tiene sentido y mi futuro está seguro. No quiero saber nada con una vida por debajo de mi potencial, nada de rodillas flojas, de sueños descoloridos, de palabras sin sentido, de ofrendas baratas o de metas mediocres. Mis ojos están definidos, mi pulso es rápido, mi meta es el cielo, mi camino es angosto, mis compañeros pocos y mi misión clara. No puedo ser comprado, comprometido, descarrilado o retrasado. No voy a pestañar ante el sacrificio, ni temer ante el enemigo ni a deambular por los campos del conformismo. No me rendiré ni me callaré hasta que logre avanzar y conquistar por la causa de Cristo. Soy un discípulo de Jesús.

Si podemos hacer nuestras estas palabras, entonces habremos tomado la mejor decisión de nuestras vidas.

Punto de reflexión:

¿Qué te hace sentir lo escrito por este líder Juvenil? 


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