Venid a mi todos los que esta trabajados y cargados, y yo les haré descansar. Mateo 11.28
Me llama la atención la manera en la que muchos de nosotros caminamos…unos caminan con firmeza, otros con pereza, otros como que si pareciera una pasarela de modas o algo así, otros encorvados, en fin hay mil maneras de llamarle al estilo de caminar de cada uno de nosotros.
Pero me quiero enfocar a los que caminan encorvada mente aplicándolo en la vida espiritual.
Muchos caminan encorvados espiritualmente, como si la vida les pusiera una carga en el cuello, una carga que les impide mover el cuello con libertad, una carga que impide caminar erguida mente, dejamos que los problemas o las situaciones se acumulen a tal grado de que llegan a dejarnos en ese estado.
Pocas veces una persona jorobada levanta la cabeza, ¿Por qué no levanta la cabeza? La respuesta es, porque siempre está mirando al suelo, su mirada esta abajo.
Nos preguntamos siempre… ¿Cómo Dios permite que yo lleve tantos problemas? ¿Cómo Dios esto y lo otro? Cuestionamos a Dios en lugar de solucionarlo, pareciera que esa carga nos impide mirar alto, pareciera que nos impide mirar al cielo y caminar con libertad. Siempre la mirada debe de estar en lo alto, en Dios.
La pregunta es… ¿Por qué tienes tanta carga? ¿Le has depositado tu carga al Señor? Quizás tus cargas son familiares, problemas en la casa, problemas económicos, demasiado estrés en los estudios o en la escuela, etc.
Ya no mires el suelo, levanta la mirada, deja de caminar encorvado y empieza a caminar erguida mente.
Dios te ama y Él puede solucionar los problemas que podamos tener.
Punto de reflexión:
¿Caminas erguido o encorvado?
¿Ya depositaste tu carga en el Señor?
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