miércoles, 20 de febrero de 2013

La tradición









Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios. (Mateo 15.6)

Problemas del corazón, cáncer, esclerosis múltiples; Cuando pensamos en enfermedades como estas, que son mortales, esos son los nombres que vienen a nuestra mente, pero la realidad es, que en la iglesia de ahora hay una asesina suelta más mortífera que estas enfermedades y aún otras.

Esto ha destruido más vidas de lo que cualquiera de nosotros pueda imaginarse. Se llama TRADICIÓN. Las tradiciones roban a los creyentes la sanidad, la libertad, el gozo, y la paz. La tradición roba el poder de las promesas de Dios. Hay tres de las cuales debes tener mucho cuidado:

1.   La tradición que dice que no es siempre la voluntad de Dios sanarnos.

¡La voluntad de Dios es sanarnos! Así lo dice Su Palabra. Si no lo crees, entonces tú no puedes orar creyendo que recibiera en Fe, eres como el granjero que se sienta en un pórtico  y dice: “Creo en los cultivos, pero no voy a sembrar ninguna semilla este año, o este mes. Simplemente creeré, y si es la voluntad de Dios, mi cosecha vendrá” 

El granjero nunca verá la cosecha, La fe es la semilla de la sanidad, si tú no la siembras, no crecerá. Una oración que incluye las palabras: “Si es Tu voluntad”, no producirá una cosecha de sanidad. Debes saber sin lugar a dudas que la sanidad es siempre la voluntad del Señor para ti.


2.   Otra tradición que oímos es que la sanidad ya pasó. Que ya no hay milagros.

La palabra de Dios prueba que eso no es cierto. En éxodo 15.26 Dios nos dice: “Yo soy el Señor, que les devuelve la salud”. Dios también nos dice que Él no cambia (Malaquías 3.6).
Dios nunca ha cambiado desde el comienzo del tiempo, para que la sanidad deje de ser, Dios tendría que dejar de existir. ¡Y Él no está por hacer eso!



3.   la tercera tradición peligrosa es: “Dios se glorifica cuando los cristianos están enfermos”.

Esta tradición viola o infringe totalmente la Palabra de Dios. La Biblia dice que la gente le dio la gloria a Dios cuando vieron a los paralíticos caminar y a los ciegos ver. Dios recibe la gloria cuando tú eres sano. ¡No de tu padecimiento!

El mundo está buscando maneras de escapar de las enfermedades y las dolencias, no una manera de entrar en ellas. Acabemos con esas tradiciones y libremos a un mundo herido de la asina más peligrosa.

"Después de varios días, Jesús regresó al pueblo de Cafarnaúm. Apenas se supo que Jesús estaba en casa, mucha gente fue a verlo. Era tanta la gente que ya no cabía nadie más frente a la entrada. Entonces Jesús comenzó a anunciarles las buenas noticias. De pronto, llegaron a la casa cuatro personas. Llevaban en una camilla a un hombre que nunca había podido caminar. Como había tanta gente, subieron al techo y abrieron un agujero. Por allí bajaron al enfermo en la camilla donde estaba acostado. Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al paralítico: “Amigo, te perdono tus pecados.” Al oír lo que Jesús le dijo al paralítico, unos maestros de la Ley que allí estaban pensaron: ¿Cómo se atreve éste a hablar así? ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Sólo Dios puede perdonar pecados.” Pero Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, y les dijo: ¿Por qué piensan así?  Díganme, ¿qué es más fácil? ¿Perdonar a este enfermo, o sanarlo? Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo autoridad aquí en la tierra para perdonar pecados. Entonces le dijo al que no podía caminar: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. En ese mismo instante, y ante la mirada de todos, aquel hombre se levantó, tomó la camilla y salió de allí. Al verlo, todos se quedaron admirados y comenzaron a alabar a Dios diciendo: ¡Nunca habíamos visto nada como esto!" (Marcos 2:1-12) 



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