El manual

Todo aparato sofisticado tiene un manual para que nosotros como usuarios lo sepamos ocupar y de esa manera evitar daños en el equipo. 

Sabemos también que todo profesional necesita prepararse previamente para llegar a ser lo que él desea en el ámbito laboral; se provee de libros que serán su guía para alcanzar la meta de ser un excelente profesional.

Pues lo mismo pasa con nosotros como hijos de Dios; es verdad  no somos unos “aparatos sofisticados” pero si necesitamos de una guía para perfeccionarnos, para llegar a ser lo que Dios pide de cada uno. Y al igual que el profesional se esmera por sacar su carrera; la vida de un hijo de Dios también es una carrera, ya que día con día debemos luchar por ser mejores para Dios y esforzarnos porque nuestro testimonio refleje nuestra comunión con Él.

Es por esta razón que Dios no nos ha dejado a la deriva. El nos ha dado un manual, el cual es nuestra guía para que como cristianos tengamos un buen desempeño y demos lo mejor de nosotros para gloria de Él.

¿Cuál es ese manual que Dios nos ha dejado? Exactamente, es su palabra; la Biblia.

Solo a través de ella nosotros podes conocer cómo debe de ser la vida de un hijo de Dios y también por medio de ella Dios nos corrige y nos enseña el camino que debemos seguir conforme a su voluntad.

Toda Escritura es inspirada por Dios, útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16)

Que mejor guía para nuestra vida que la palabra de Dios, en los versículos anterior leímos que cada instrucción, cada consejo, cada corrección ha sido escrito por inspiración de Dios. Como cristianos no debemos de descuidar nuestra lectura diaria.

Muchas veces el enemigo pone obstáculos para que no lo hagamos, pone en nosotros el sentimiento de pereza para no tomar nuestra Biblia y comenzar a leer lo que Dios nos quiere decir, decimos que nos da sueño o incluso decimos que nunca entendemos su palabra y decidimos mejor no leerla. Todo esto lo pone únicamente el enemigo para que no sepamos qué es lo que Dios pide de nosotros como sus hijos.

De esta manera nos evita que seamos mejores cristianos, logrando que nuestra comunión con Dios vaya disminuyendo cada día.

No dejemos que el enemigo ponga este tipo de pensamiento en nuestra mente y corazón nosotros somos más poderosos que Él. Leamos la palabra de Dios, es la que nos va a guiar por el camino correcto, nos guiara a tomar sabias decisiones, a ser ejemplos de cristianos y sobre todo nos ayudara a estar preparados para hacer la voluntad de nuestro Padre.

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