sábado, 22 de diciembre de 2012

Reflejo de Su gloria









“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”. (Proverbios 15:13)

Es curioso que como seres humanos luchemos mucho por mantener nuestro físico en buen aspecto, sin embargo el ámbito espiritual lo olvidamos por completo.

Sé que muchos teólogos me pueden decir que el texto anterior no tiene nada que ver con la vanidad y es cierto. Yo no hablaré de la vanidad del cuerpo, para nada. Quiero este día, te pongas a pensar todo lo que haces por mantener un buen aspecto. De igual manera, piensa si en realidad te da resultado  o no.

No quiero que esto se vea sin sentido o sin fundamento bíblico, para nada. Mucho menos quiero apelar a tus emociones, porque eso es lo más fácil del mundo. Un mensaje que apele a tus emociones, siempre tocará tu corazón. Sin embargo, un devocional que confronte tu vida con la palabra de Dios, no apelará a tus emociones, edificará tu corazón.

Esta ocasión es justo lo que espero con este devocional. El punto clave de esto, es que hemos perdido el sentido de nuestra salvación. Te preguntarás, ¿Qué tiene que ver el texto con la salvación? Te respondo fácil. Cuando nosotros contamos con la paz de Dios en nuestro corazón, es muy difícil que perdamos nuestra sonrisa. Si bien es cierto, las situaciones duelen, muchas nos hacen llorar y otras nos preocupan. Tampoco nos vamos a poner a mentir en cuanto  a nuestros sentimientos. Pero, la Biblia dice: “¿No es tu temor a Dios tu confianza, y la integridad de tus caminos tu esperanza?” (Job 4:6)

Como hijos de Dios, no podemos salirnos de los preceptos que nuestro Padre nos ha mandado. Hay una parte en el texto de Job que es fundamental: “El temor a Dios es nuestra confianza”. Con este texto podemos examinarnos la razón de nuestra inseguridad y nuestra falta de fe en nuestro andar. ¿Conocemos el temor de Dios? Incluso, ¿Conocemos a Dios? No crean que me he perdido con el primer texto, para nada.  

 El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para siempre”. (Salmos 111:10)   Con este Salmo iré concluyendo toda la idea. Nuestra belleza física depende de nuestra confianza en Dios. ¿Por qué? Porque cuando no tenemos paz, descuidamos todo lo que compete con nuestra vida. 

Él único capaz de darnos esa preciosa paz es nuestro Dios. Ése Dios verdadero, Santo, Justo y Perfecto. Pero, para tener esa paz, necesitamos conocer, en verdad a Dios. Si no leemos Su palabra, nunca podremos mostrar la belleza de Dios en nuestro rostro. Sólo mostrando la belleza de Dios, tendremos realmente un buen parecido. No digo que hagas ejercicio, que no vayas a un buen salón de belleza, al contrario. Sin embargo, de nada sirve todo eso, si no hay paz en el alma. Dios te bendiga.


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