viernes, 25 de marzo de 2011

¡Obedece al Señor!



El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. Proverbios 29:1

Algunos tienen la idea equivocada de que cuando la dirección del Espíritu Santo viene a ellos, pueden ignorarla por un rato si así lo desean y luego obedecerle cuando crean apropiado.

Puede que piensen: “Sé que estoy haciendo mal, Sé que mi estilo de vida no está bien, solamente voy a hacerlo por un tiempo. Luego arreglaré las cosas con el Señor.” Déjame advertir, eso es algo sumamente peligroso. Dios dice que cuando tu rechazas su dirección, el corazón se endurece. No es que la gracia de Dios deje de extenderse hacia ti.

Tampoco es que Dios no lo perdona si tú decides volverte a Él. Simplemente significa que el pecado endurecerá tu corazón hasta el punto donde tú no podrás escuchar a Dios llamando.

Eso les sucedió a los hijos de Israel. Dios les decía qué hacer y ellos no lo hacían. Cuando intentó llevarlos a la Tierra Prometida y les dijo que entraran y la poseyeran, se negaron por completo. De hecho, ellos pensaban que tenían buenas razones para rehusar a hacerlo. Estaban tan llenos de temor e incredulidad que realmente pensaban que si hacían lo que Dios decía, serían destruidos.

No importa realmente cual sean las razones para desobedecer, esa desobediencia te costará. Inclusive, endurecerá tu corazón. El pueblo de Israel ignoraba la dirección de Dios tan a manudo, que finalmente El los envió al desierto. Eran tan obstinados que El no podía llevarlos a las bendiciones que había planificado para ellos y tuvo que dejarlos vagar hasta que todos, menos dos, murieran. Tuvo que levantar de nuevo una nueva generación de gente con un corazón dócil antes de que pudiera llevarlos a la Tierra Prometida.

Aprende una lección de eso y no juegues con el pecado. Cuando Dios te dice lo que necesitas hacer, no lo pospongas pensando que será más fácil hacerlo luego. No lo será ¡Sera más complicado! Cuando el Espíritu de Dios viene para corregirte, sigue sus instrucciones, y síguelas rápidamente. Mantén tu corazón susceptible. ¡Obedece al Señor!

Lee y medita: Nehemías 9:6-37


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