Yo
os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? (Malaquías 1:2)
Hoy no
quiero extenderme, pero sí recordarte esta historia tan poco mencionada de la
Biblia. Dios envió a Malaquías con un mensaje para los israelitas.
El pueblo de Dios estaba preocupado, había perdido la esperanza. Se habían olvidado de dónde los había sacado Dios. Y el mensaje de Dios fue:
El pueblo de Dios estaba preocupado, había perdido la esperanza. Se habían olvidado de dónde los había sacado Dios. Y el mensaje de Dios fue:
“Yo soy Malaquías. Dios me dio la orden de
comunicarles a ustedes, los israelitas, este mensaje: Israelitas, Dios los ama. -Y ustedes preguntan: ¿Y cómo
nos demuestra ese amor? -Dios les
responde: Recuerden, israelitas, que yo preferí a Jacob y no a Esaú, a pesar de
que Esaú era su hermano mayor. Recuerden también que yo convertí en un desierto
la tierra de Esaú, a pesar de que era una región montañosa. Ahora sólo viven
allí los chacales. Si los descendientes de Esaú intentan reconstruir su país,
yo les aseguro que volveré a destruir lo que ellos construyan. La tierra de
Esaú será conocida como “el país de la maldad”, y su pueblo será conocido como
“el pueblo con el que Dios siempre está enojado”. Yo soy el Dios todopoderoso,
y les juró que así será. Ustedes lo verán con sus propios ojos, y entonces
dirán: “¡La grandeza de nuestro Dios
va más allá de nuestras fronteras!” (Malaquías 1:1-5)
Si bien el
mensaje habla de destrucción, lo que les está diciendo es: Yo siempre los he protegido
y los protegeré de sus enemigos. ¿Por qué dudan? ¿Por qué dudamos?
Cuando
atravesamos una situación difícil en nuestras vidas, lo primero en que pensamos
es “Dios me abandonó”. ¿Cuántas veces Dios debe decirnos que Él es fiel, para
que nosotros le creamos?
Entiendo
que estés en problemas, que no sepas qué hacer, que cargues con dolor, que
tengas una herida que está costando sanar, que estés atravesando desiertos
emocionales, espirituales o materiales. Pero ¿Recuerdas de dónde te sacó Dios?
Dios fue el
mismo que te formó en el vientre de tu madre. Dios fue el mismo que puso
personas en tu vida para que tú llegues a Sus pies. Dios fue el mismo que te
bendijo con la vida eterna. Dios es el mismo que permite que estés leyendo esto
ahora. Dios nunca te ha dejado solo.
Si hasta
este devocional dudabas de la fidelidad de Dios, por favor recuerda esta
historia de Malaquías. No cierres tus ojos espirituales como lo hicieron los
Israelitas; tienes a tu Señor diciéndote: “Hijo
mío, yo te amo. Hija mía, yo te amo.”
Dios ya te
ha demostrado su amor en la cruz, y eso no le bastó, sino que cada día lo
demuestra al permitirte despertar. Él es quien vela tus sueños, Él es quien
prepara tu futuro, tu eternidad, Él es quien prospera cada área de tu vida
cuando se la entregas. ¿Por qué sigues dudando?
Si has perdido la esperanza, si tu corazón se ha
apartado del amor de Dios, si has tenido dudas en tu alma que te desgarraron la
fe, hoy te digo: Dios te ama. No importa tu
pasado, no importan tus errores, importa que si caíste siete veces hoy te
levantes ocho y te tomes de la mano de Dios. Él está esperándote, Él es fiel.
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