Muchas veces
nos frustramos, nos quejamos, nos enojamos, pero muy pocas veces agradecemos por
nuestra condición actual; y es que realmente no estamos donde deberíamos estar,
y comienzan las frustraciones, la decepción y miles de preguntas nos comienzan
a visitar en nuestra mente. Déjame decirte estas palabras: Lo importante no es
cómo comiences, lo importante es cómo
vas a terminar.
Había una
vez, un químico escocés, ¡muy conocido! Cierta tarde, él estaba sentado en las
afueras de su casa, era un hombre retirado, ya disfrutaba de sus pensiones, de
los años buenos de la vida, cuando de repente llega a su buzón el obituario que
cambió el destino de su vida.
En dicho
obituario, él estaba incluido en los muertos de ese mes por un error de la
editorial, y en éste se describía su biografía, y de cómo su invento, “la
dinamita”, había contribuido para matar a miles de hombres y adelantarles el
camino a la eternidad. Obviamente, esto llenó de mucha tristeza a Alfred, que
desde ese momento decidió cambiar su destino, y la forma como quería ser
recordado, y lo hizo.
Decidió donar
toda su fortuna al morir para poder premiar a aquellas personas que se
destacaran en investigaciones de ciencia, literatura, medicina y que
contribuyeran y enriquecieran a la paz en la humanidad.
Estoy
hablando de Alfred Nobel, el creador de los premios Nobel.
Quizá estés
pensando que ya lo intentaste una y otra y otra vez, quizás hoy fue el día en
que decidiste dejar todo y regresar atrás.
Te cansaste
de esperar por aquella promesa, que aún Dios no cumple, por aquella petición
que le hiciste a Dios, pero que por alguna razón no ves cumplirse.
Déjame decirte
que no es el final, Dios aún tiene
muchas cosas que escribir en tu historia. Y Él cumplirá lo que prometió,
cada palabra que habló a nuestras vidas, las hará realidad.
Sólo espera
que te levantes y sigas creyendo y corriendo, corriendo por la vida que te tocó
vivir, en la ciudad que te tocó vivir, y en la familia que te tocó nacer. No es cómo comenzaste, es cómo vas a
terminar.
Te puedo dar
referencia de personas que iniciaron mal en la Biblia, pero que tuvieron más
historia que contar.
- La mujer
samaritana de Juan capítulo 4, rechazada por una sociedad, que por su condición
actual, era digna de deshonra. Pero apareció Jesús en la escena, y cambió su
historia.
- Rahab en Josué
capítulo 2, una simple “ramera” como la Biblia utiliza el término, que por una
decisión de fe, logró cambiar el destino de su vida y su familia. A tal punto
de aparecer en la genealogía de Jesucristo.
- Lucas 15:11,
nos narra la historia más conocida por todos, el famoso hijo pródigo, logró
volver en sí, y recordó lo que había dejado en casa de su papá: su final fue
mejor que su inicio.
Dios ha
depositado en ti habilidad, capacidad, y lo mejor, su Espíritu Santo.
No te rehúses
a ser diferente.
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