Echa sobre Jehová tu
carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo. (Salmo 55:22)
Es
maravilloso cuando lees este versículo, y te das cuenta que hay alguien
dispuesto a llevar tus cargas, sin esperar nada a cambio.
Hoy
quiero contarte una pequeña historia, espero logre dejar la enseñanza en ti como
la dejó en mí.
Había una pequeña iglesia en una ciudad, ésta
tenía algo muy peculiar: justo frente a la puerta había un árbol. Éste hacía
una bella sombra a la iglesia. Y había un hombre que todos los días asistía a
esta pequeña congregación, en el semblante de este hombre se reflejaban muchas
preocupaciones y cargas. Lo interesante de esta historia es que cada vez antes que
este hombre entrara a la iglesia, él colgaba en este bello árbol, sus cargas y
preocupaciones, y entraba a alabar a Dios. Él se gozaba mucho, gritaba un
fuerte: ¡Amén!, cantaba los himnos con un gran fervor y júbilo. Pero cuando
terminaba el servicio en la iglesia, él salía e iba hasta aquel bello árbol a
tomar nuevamente las cargas que al entrar había dejado en él y regresaba a su
casa. Esto hacía todos los días que asistía a la iglesia.
¿Cuántas
veces hemos hecho lo mismo que este hombre? No confundas el hecho que llegas a
la iglesia a sentir una emoción, con lo que verdaderamente es tener una vida de
convicción a Dios. Sabes, Él no quiere que nosotros llevemos solos nuestras
cargas. En este bello Salmo nos dice: Echa
sobre Jehová tu carga, y él te sustentará.
Imagínate
la ayuda que Dios nos ofrece; ayudarnos con nuestras cargas y a la vez que Él
nos fortalecerá y nos dará ese respaldo que sabe que necesitamos.
Como
dice el dicho: “Nudo de tres dobleces no
fácilmente se rompe”. ¿Crees que no es más fácil llevarlo entre dos? Ese
problema, esa depresión, ese resentimiento, ese afán, esa angustia, ese
abandono de tus padres, esa soledad, esa dolor por el rompimiento de una
relación, esa traición, esa baja autoestima, esos problemas económicos, esos
complejos, y así cada uno de esas situaciones que estás viviendo que hasta este
día lo único que han hecho es arrancarte el gozo, la paz, la felicidad, la
sonrisa de tu rostro, y todas esas bellas cosas que algún día experimentarse. ¡Dios quiere ayudarte, dale chance!
No hay mejor compañero que te ayude a llevar
tus cargas que nuestro Señor, quien mejor que Él para entenderte pues
conoce exactamente como te estás sintiendo. Confía en Él, pruébalo, pon tus
cargas en Él.
Es
verdad que Él permite que cada una de esas situaciones lleguen a nuestra vida,
pero así como manda estas situaciones, manda también la salida de ellas. “¡No dejará para siempre caído al justo!”.
El Permite que te caigas pero NUNCA te dejará en el suelo. Él es fiel y justo,
y de verdad no hay nadie mejor que Él para ayudarte en esos momentos.
Comienza
desde hoy a descansar en Él, deposítale tus cargas. Y no seas como el hombre de
nuestra historia, sino que nunca más vuelvas a tomar nuevamente tus cargas,
déjaselas al Señor.
Recuerda: “Encárgate de Sus cosas y Él se encargará
de las tuyas”.
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