Estos cuatro jóvenes
recibieron de Dios mucha inteligencia y sabiduría para entender toda clase de
libros y de ciencias. Además, Daniel podía entender el significado de los
sueños y las visiones. Cuando se cumplió el plazo que el rey había puesto,
Aspenaz llevó a los jóvenes ante el rey Nabucodonosor. El rey conversó con
todos los jóvenes, pero no encontró entre todos ellos uno solo tan inteligente
como Daniel y sus amigos Ananías, Misael y Azarías. Por lo tanto, los cuatro se
quedaron al servicio del rey, haciendo todo lo que el rey les pedía, aunque lo
hacían mejor y con más sabiduría que todos los sabios y adivinos del reino
juntos. (Daniel 1:17-20)
Para estos tiempo se puede decir que los jóvenes ya no somos el futuro de la iglesia, sino el presente. ¿Por qué? Porque en la mayoría de las congregaciones nos encontramos sirviendo en todo área de servicio. Algunos líderes, otros pastores.
Imposible no ver que el labor de los jóvenes en la iglesia, es una realidad.
Pero ¿Qué pasa cuando no entendemos nuestra
labor en cuanto al servicio de Dios?
¿Será que realmente estamos marcando la diferencia en las congregaciones o simplemente no estamos quedando callados y sentados sin hacer nada mientras la iglesia no prospera?
Todo joven posee un
potencial tremendo el cual tenemos que explotar ¿Para qué? Para ver cumplidos
nuestros mayores sueños y sobre todo realizar el trabajo que Dios nos manda
hacer.
Tal vez estamos más que
aburridos de escuchar “Fuiste llamado con
propósito”, pero no está de más recordarte hoy que si estás aquí es con un propósito divino de parte de Dios.
(Jeremías 1:5)
A veces parece ser que se nos olvida ese sentir, y nos quedamos estáticos.
¿Qué significa ser la diferencia?
Así como en un grupo
musical hay músicos, guitarristas, bateristas, cada uno posee una cualidad que
lo hace diferente de los demás y siempre hay uno tratando de aportar lo mejor
para la banda.
En la iglesia es igual,
siempre hay un grupo de personas tratando de hacer bien las cosas y
pretendiendo llevarlo a otro nivel, siempre bajo el régimen divino. Pero ¿Qué
pasa? La mayoría son “cristianos promedio” que se conforman con servir en “X”
ministerio y aunque éste no prospere ni dé frutos, ellos se sienten conformes
sólo con el hecho de pertenecer a ellos, mas
Dios en Su palabra nos dice que por nuestros frutos vamos hacer conocidos.
(Mateo 7:16)
Es ahí donde se necesita gente que marque la diferencia, personas que no se conformen con lo mínimo. Se necesita gente emprendedora, que tengan sueños y que trabajen para cumplirlos.
Estas personas son las llamadas a cambiar el denigrante presente y convertirlo en algo maravilloso y lleno de frutos.
La decisión es tuya.
Te reto a formar parte de la generación llamada a cambiar el mundo, y que juntos proclamemos una revolución en Cristo Jesús.
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